Afganistán

La guerra de Iraq ha dejado en segundo plano la guerra de Afganistán que empezó hace más de dos años. En esta aventura el ejército estadounidense cuenta con la ayuda de las tropas de la OTAN y las bendiciones de la ONU.

EEUU invadió el país supuestamente para “liberar” al pueblo afgano del gobierno reaccionario de los talibán. ¿Que los talibán eran unos reaccionarios y tenían sometido a través del terror a todo un pueblo? Es verdad. ¿Qué los imperialistas han llevado la “paz” y la “democracia” al país? Es absolutamente mentira.

Dos años después el país sigue hundido en el caos; los talibán controlan una parte importante del territorio, toda la zona pastún, y los señores de la guerra controlan el resto del país, con la excepción de Kabul que es donde se encuentran los más de 11.000 soldados de la coalición sin atreverse a salir de la capital. Karzai nominalmente es el presidente de Afganistán, pero en la práctica es conocido como el alcalde de Kabul. Como ocurre en Iraq, los imperialistas quieren dar una imagen de normalidad para ocultar su fracaso militar y político. En el caso de Afganistán habían previsto celebrar elecciones en junio pero finalmente han tenido que retrasarlas para el otoño porque reconocen que no controlan la situación, por ejemplo, de un total de 10,5 millones de electores, sólo 1,6 millones están inscritos en el censo electoral.

Hace poco el periódico británico, The Independent, publicaba algunos datos de la situación en Afganistán y que hablan por sí solos:

· Cada 20 minutos muere una mujer embarazada o en el momento del parto.

· La esperanza de vida en 2001 era de 46 años, en 2004 es de 43 años.

· El 48% de los niños menores de 5 años sufre malnutrición.

· Una cuarta parte de los niños muere antes de cumplir los 5 años.

· El ingreso anual es de 200 dólares per cápita, uno de los más bajos del mundo e inferior al del África subsahariana, considerada la región más pobre del planeta.

· En el ejército oficial afgano hay 8.000 niños soldados.

· Cada mes mueren 400 niños debido a las minas terrestres.

· Sólo el 9% de la población tiene luz eléctrica y sólo el 6% dispone de agua potable.

Y por último, otro de los presuntos objetivos de esta intervención imperialista era acabar con la producción de opio y heroína. Las cifras también son muy elocuentes:

· En 2001 se dedicaban 1.685 hectáreas al cultivo de opio; ahora se dedican 61.000 hectáreas.

· Una encuesta realizada en 2004 decía que el 69% de los campesinos tenían la intención de aumentar la producción. Y casi el 39% planean doblarla.

· En 2001 se producían 185 toneladas de opio.

· En 2003 se produjeron 3.600 toneladas.

· Los ingresos por la droga ascienden a 2.300 millones de dólares, más del 50% del PIB legal afgano.

Como podemos ver los imperialistas tienen una forma bastante extraña de combatir el tráfico de droga y también una idea bastante peculiar de “liberar” y “democratizar” un país.

(Los datos son de Unicef; CARE International; Afghanistan Annual Opium Poppy Survey 2001; Amnistía Internacional y Afghanistan Farmers’ Intentions Survey 2003-4).


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