francia_mani_estudiantes_contra_vallsLa detención el pasado 9 de octubre de la joven de 15 años de edad, Leonarda Dibrani, cuando se encontraba a bordo de un autobús escolar y su deportación forzosa a Kosovo junto al resto de su familia causó un hondo impacto e indignación en todo el mundo y por supuesto, también en la sociedad francesa, especialmente entre la juventud. Esta acción repulsiva revela hasta qué punto la socialdemocracia asume como propia la política de la burguesa, incluso en aspectos en los que pretendía distinguirse más claramente de la derecha. ¿En qué se diferencia el trasfondo político reaccionario de esta acción con las leyes de inmigración aprobadas por Berlusconi y la Liga Norte en Italia?

La deportación de Leonarda se enmarca en la deriva racista y xenófoba del gobierno de Hollande. El ministro de interior, Manuel Valls, no tiene ningún tipo de reparo en expresar públicamente sus ideas racistas y su intención de expulsar a todos los gitanos del país. Sólo en los primeros seis meses de este año ha deportado a 10.000 romaníes. Como en otros países europeos, Ho-llande y su gobierno están utilizando a los inmigrantes como chivos expiatorios de la crisis social a la que se enfrenta el país.
Utilizando el secularismo como bandera, el gobierno ha desatado una campaña que ha puesto en el punto de mira a los más de cinco millones de musulmanes que viven en Francia. El pasado mes de septiembre se aprobó una nueva ley que prohíbe a los estudiantes de los centros de estudios públicos llevar “símbolos o vestimentas que exhiban su fe religiosa”. En Francia hay más de doce millones de árabes, este tipo de medidas xenófobas y campañas racistas tienen como objetivo dividir a la clase obrera francesa en líneas religiosas y étnicas, además de intentar desviar la atención de otras cuestiones más importantes, como son los efectos de los recortes económicos aplicados por el gobierno.

Los estudiantes toman las calles

Unos días después de la detención de Leonarda ocurrió algo similar con la expulsión del país de un joven estudiante armenio de 19 años de edad, Khatchik Khachatr. Estas deportaciones desataron la indignación popular, decenas de miles de estudiantes de secundaria pararon las clases, ocuparon y bloquearon más de 170 institutos, apilando contenedores y construyendo barricadas en las puertas de los centros de estudio para evitar la entrada de la policía y se manifestaron masivamente por todo el país. A las manifestaciones, que se sucedieron durante varios días, acudieron no sólo estudiantes, sino muchos trabajadores y jubilados. Además de la exigencia fundamental del fin de las deportaciones, estaba la de la dimisión del ministro de Interior.
Las protestas estudiantiles obligaron a Hollande a comparecer ante las cámaras de televisión. Por supuesto defendió la acción de las autoridades y ratificó a su ministro de interior, aunque para intentar calmar los ánimos entre los estudiantes invitó a la joven Leonarda a que regresara a Francia, pero sin su familia. Esta “generosa” oferta sólo sirvió para aumentar la indignación.

Nuevas medidas de austeridad

Un día después de la deportación de Leonarda, el gobierno presentó los nuevos presupuestos que son un ataque más a la clase obrera. El objetivo es reducir el déficit presupuestario del 4,1 al 3,6% del PIB. Para conseguirlo proponen reducir el gasto público en 15.000 millones de euros. Los recortes afectarán a los trabajadores del sector público que por cuarto año consecutivo tendrán congelación salarial. La Seguridad Social tendrá un recorte de 6.000 millones de euros, entre ellos 2.900 millones del sistema sanitario, cuando ya muchos hospitales y centros de salud están denunciando la falta de suministros y personal. Además de los recortes, el gobierno quiere recaudar 3.000 millones de euros extras a través de impuestos como el IVA, una medida que afectará fudamentalmente a las familias trabajadoras cuyo poder adquisitivo ya ha sido mermado tras el aumento del 11% del precio de alimentos y electricidad de enero a septiembre de 2013. Mientras, los empresarios quedarán exentos de las nuevas subidas de impuestos. Estos recortes llegan después de la reforma de las pensiones que incrementa la edad de jubilación y los años necesarios de cotización, y que sacó a decenas de miles de trabajadores a las calles el pasado 10 de septiembre. Estos nuevos presupuestos y medidas siguen la línea de los ataques masivos contra los derechos y condiciones de la clase obrera en todo el continente. Llegan, además, en un momento en que empresas como Air France, Michelin o Danfoss han anunciado miles de despidos, creando las condiciones para una nueva explosión social en Francia.


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