El 21 mayo Marruecos vivió su primera huelga general desde la llegada al poder de Mohamed VI. Como ocurre en la mayoría de los países, la subida de los productos básicos está reduciendo el poder adquisitivo de los trabajadores y de los sectores más pobres de la población, sólo en abril los precios subieron un 3,7%, después de otra subida similar en marzo.
La huelga fue convocada por la Confederación Democrática de Trabajadores (CDT) para exigir un aumento de los salarios y la reducción de los impuestos. Según el sindicato más del 60% de los trabajadores secundó la huelga, en el caso del sector público fue un 90%. Los periódicos marroquíes describían cómo en ciudades habitualmente ruidosas y bulliciosas (Rabat, Casablanca, Marrakech…) el día de la huelga parecía un día de fiesta con las calles vacías y las tiendas cerradas. El distrito de negocios Omar, el mayor del país y donde se venden y compran cada día el 80% de los productos industriales, azúcar, té, etc., que se distribuyen por el país, permaneció cerrado, lo mismo ocurrió en el sector de la enseñanza.


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