Un nuevo punto de inflexión de la lucha de clases en México se presentó el 13 de septiembre cuando más de 3.500 elementos de la Policía Federal irrumpieron violentamente en el Zócalo del Distrito Federal para levantar el plantón que allí sostenían los maestros a lo largo de, ya entonces, 25 días.

 

La burguesía reclamaba mano dura contra el profesorado y su temerario desafío a la estabilidad burguesa y no pararon hasta supuestamente lograr su objetivo. Sin embargo, los acontecimientos del día 13 quedaron muy lejos de los esperados por Enrique Peña Nieto (EPN): primero, porque el Estado no fue más lejos en su arremetida represiva ante el temor a una abierta confrontación que derivara en un insurrección revolucionaria similar a la de Oaxaca en 2006; y segundo, porque, lejos del desánimo y el repliegue esperado por la derecha, los maestros reaccionaron con destacadas acciones de lucha contra la represión en decenas de ciudades del país. Además, se radicalizó el ambiente tanto en el frente en defensa del petróleo como en el movimiento estudiantil. Todo ello derivando en una nueva escalada en la lucha en defensa de la educación pública y los derechos de los profesores.
Un recuento de dichas reacciones revela que ese mismo día 13 se produjeron movilizaciones y bloqueos de carreteras a cargo de los profesores en nueve estados de la República; un día después esa misma dosis se aplicaría en siete entidades federativas; el 15 de septiembre además de en el DF (donde, como no se veía en años, las secciones 9, 10 y 11 de la Ciudad de México, junto a la 36 del Valle de México, jugarían un papel protagonista con robustos contingentes) en otras doce entidades se desarrollarían intensas movilizaciones. Una situación similar se repetiría entre el 16 y 19 de septiembre, fechas en las que, entre otras consecuencias, ciudades como Tlaxcala, Tuxtla Gutiérrez y Cancún, serían bloqueadas e incomunicadas por los profesores. En esos mismos días, ciudades como Zacatecas y Guadalajara, con más de 12.000 y 28.000 profesores respectivamente, vivirían las mayores protestas magisteriales en décadas.

Estudiantes y padres se suman a la lucha

Sin embargo, un punto de especial trascendencia fue el movimiento estudiantil, el cual respondió con asambleas en decenas de escuelas que derivaron en un paro que se extendió a 30 centros de educación superior y universidades entre los días 18 y 19 de septiembre; de esa forma los estudiantes de la UNAM, de la UAM, del IPN, de la UACM, de la ENAH, de la UPN, entre otros, desarrollarían una de las más importantes manifestaciones de repudio del último periodo contra la política represiva y antiobrera de EPN.
Todo ello sirvió para radicalizar el ambienten general, resultado que se expresaría de manera muy categórica en el mitin convocado por López Obrador (AMLO) el 22 de septiembre en defensa de PEMEX. En él las muestras de apoyo para la lucha del Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) fueron abrumadoras entre los asistentes a dicho acto y decenas de miles corearon llamados al paro nacional.
Otro hecho más, de especial relevancia porque puede marcar una nueva etapa muy positiva para el movimiento, es el dado a conocer por el periódico La Jornada el 30 de septiembre: “... miles de padres de familia de las delegaciones Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta alzaron la voz en contra de la reforma educativa, por lo que han tomado alrededor de un centenar de escuelas en la capital del país”. Es importante señalar que en la huelga de los profesores del DF de 1989, el fiel de la balanza que la inclinó a favor de los huelguistas fue la irrupción masiva de cientos de miles de padres de familia en apoyo a la lucha magisterial.
Ese ambiente representa todo lo contrario a lo esperado por el Estado tras reprimir a los profesores del CNTE y ahora incluso las condiciones son más favorables para luchar contra el régimen hasta derrotarlo. Pero para ello hace falta una llamado más enérgico a unificar la lucha dentro de los sindicatos y a impulsar la huelga general. Ese el camino para derrotar al PRI y su política antiobrera.


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