El llamado del Presidente Chávez a construir el Partido Socialista Unido de Venezuela como instrumento para profundizar la revolución tras la victoria del 3 de diciembre ha despertado entusiasmo entre las bases revolucionarias. La magnífica victoria popular del 3 de diciembre fue interpretada correctamente por el propio Presidente Chávez en su discurso de la noche electoral desde el “Balcón del Pueblo” y por las bases revolucionarias como un apoyo masivo e inequívoco del pueblo venezolano a la aceleración de la revolución y a las ideas del socialismo.

El Presidente Chávez no sólo ha llamado a crear un Partido Socialista Unificado sino que ha planteado que este debe conformarse desde las bases, de abajo a arriba, que la elección de los cargos de dicho partido así como de los candidatos para las elecciones a dedo debe terminarse ya y que debemos ser los trabajadores y el pueblo organizados los que elijamos a los dirigentes, discutamos las políticas y programas del nuevo partido y debatamos el contenido concreto que debe tener el socialismo del siglo XXI. Esta propuesta ha tenido un efecto inspirador sobre las bases y abre una nueva etapa que será determinante para el desarrollo de nuestra revolución. Además, la disolución del MVR anunciada por Chávez ha precipitado la incorporación de una buena parte de los principales partidos y organizaciones del movimiento bolivariano al naciente Partido Socialista.

Construir el PSUV, una tarea revolucionaria

Para las decenas de miles de activistas obreros, campesinos, juveniles y populares que respondimos masivamente al llamado del Presidente a defender la revolución desarrollando los círculos bolivarianos durante 2001 y 2002; para quienes en 2004 construimos las UBEs y patrullas que ganaron la Batalla de Santa Inés; para aquellos que durante los dos últimos años hemos luchado contra la burocracia y el reformismo que amenazan con socavar desde dentro la revolución; el llamado del Presidente a construir desde abajo un nuevo partido y debatir el programa, estructura de dirección y elegir a los dirigentes representa una oportunidad de oro que debemos saber aprovechar.

Los luchadores obreros, populares y juveniles que participamos en la Corriente Marxista Revolucionaria agrupada en torno al periódico ”El Militante” nos ponemos a la orden para construir el Partido que necesita la revolución venezolana y participar en el debate acerca de cómo forjar el mismo, y llamamos a todos los revolucionarios a luchar por un programa, métodos y estructura genuinamente socialistas y anticapitalistas para ese partido. Como hemos dicho en muchas ocasiones, un partido revolucionario es en primer lugar un programa, unas ideas y un método para construir el mismo. La estructura organizativa y qué camaradas ocupan los puestos de dirección sólo pueden ser el resultado de ese debate.

La revolución venezolana está en su fase decisiva. El apoyo dado por las masas el 3 de diciembre al Presidente Chávez es el mayor jamás alcanzado por ningún Presidente venezolano y también el nivel más alto de apoyo conseguido a lo largo de este proceso revolucionario. Como dijo el propio Chávez, no es un apoyo sólo a él, es un apoyo a la propuesta de romper con el capitalismo y construir el socialismo. Esta victoria se produce después de las primeras expropiaciones de tierras y empresas, tras el anuncio de la guerra al latifundio, luego de que Chávez prometiese una lucha profunda contra la burocracia y la corrupción,… Los reformistas, que decían que el pueblo teme a las ideas del socialismo, a las expropiaciones, a la radicalización de la revolución, han demostrado estar absolutamente equivocados. El pueblo ha votado terminar el trabajo, es decir completar la revolución: acabar definitivamente con problemas como la pobreza, el desempleo, el déficit habitacional, la inseguridad, la corrupción, el burocratismo y la ineficiencia, etc.

El PSUV y la lucha entre reforma y revolución

Esto, como ha dicho en innumerables ocasiones el propio Chávez, es imposible bajo el capitalismo. Sin embargo, frente a la voluntad del Presidente y del pueblo de que la revolución siga avanzando, existen sectores burocráticos y reformistas que, enquistados en posiciones de poder, intentan ganar tiempo y disfrazar sus objetivos sembrando confusión acerca de qué son realmente el socialismo y el capitalismo. Durante los días siguientes a las elecciones del 3D ya vimos a distintos dirigentes de este sector llamando a la concertación y el diálogo con los dirigentes contrarrevolucionarios de la oposición, buscando todo tipo de excusas para frenar la revolución y no llevar a cabo las transformaciones económicas y sociales que los trabajadores y el pueblo venimos demandando desde hace tiempo. Quieren desviar la revolución de los objetivos socialistas y anticapitalistas hacia un reformismo de corte socialdemócrata que no toque decisivamente ninguno de los pilares del sistema capitalista. Este mismo planteamiento sirvió para descarrilar otros procesos revolucionarios en el pasado.

También hay quienes afirman que están de acuerdo en empezar a construir el socialismo pero que al menos por varias generaciones habrá que mantener los grandes bancos y empresas en manos de los capitalistas. Sin embargo, los socialistas marxistas debemos ser claros en este punto. Siempre que estas ideas han sido planteadas, y se ha intentado una transformación social sin desmantelar de forma decisiva el aparato estatal burgués y sin acabar con la propiedad capitalista de los grandes bancos y empresas, la revolución ha sido derrotada.

Los capitalistas, como vemos hoy mismo en Venezuela, utilizan su control de las fábricas para sabotear la economía, llenarse los bolsillos mientras el pueblo sigue sufriendo las lacras del capitalismo y, al menos mientras no puedan acabar con la revolución mediante una ofensiva frontal, intentar minar la confianza de las masas en que el avance de la revolución hacia el socialismo es posible y significa una solución a los problemas que sufrimos desde hace décadas.

A pesar del enorme crecimiento económico de los últimos años, de las enormes ayudas y oportunidades ofrecidas por el gobierno, y de los esfuerzos de los reformistas por maquillar los datos, los capitalistas venezolanos no están invirtiendo seriamente en construir nuevas empresas y generar masivamente puestos de trabajo. La inmensa mayoría de la inversión productiva y prácticamente el 90% del empleo creado lo está siendo por el estado mediante las políticas de gasto público implementadas por el Presidente contra la voluntad y el saboteo de los propios empresarios y la burocracia (construcción del ferrocarril y nuevas líneas de Metro, Misiones, etc.).

Cada año, desde 1978, la inversión privada en Venezuela ha crecido por debajo de lo que crece la población. He ahí una evidencia más del carácter parásito de los capitalistas venezolanos y su incapacidad para desarrollar el país. En 2004, el año de mayor crecimiento económico en la historia reciente de Venezuela, la inversión privada alcanzó su nivel más bajo desde 1950. En los años siguientes han invertido algo más pero sólo para aprovechar el aumento del consumo. Sin crear nuevas empresas, comprar nueva maquinaria, etc.; hasta el punto de que el gobierno tiene que importar cada vez más rubros básicos de otros países para satisfacer las necesidades existentes. Mientras, los empresarios continúan abandonando empresas, como ocurre ahora en Sanitarios Maracay, empresa ocupada y puesta a funcionar bajo control de los trabajadores, quienes están demandando en estos mismos momentos al gobierno su estatización bajo control obrero. Lo mismo ocurre en Sel Fex, Tranportes Caroní y otras. En otros casos los capitalistas siguen manteniendo improductivas y ociosas tierras e instalaciones industriales, edificios, etc.

El PSUV debe dotarse de un programa socialista para expropiar a los capitalistas y acabar con la burocracia

Debemos estar claros. La creación del PSUV no significa que el debate entre reforma y revolución se haya zanjado definitivamente. Tampoco que el instrumento para hacer avanzar la revolución y generar en cada espacio la dirigencia revolucionaria que necesitamos para construir el socialismo esté ya forjado. Significa que, si los revolucionarios sabemos intervenir con audacia, decisión y un método y unas propuestas programáticas y estratégicas correctas en el proceso de creación del nuevo partido, esa lucha se puede dar en unas condiciones mucho más favorables para que los intereses de la clase obrera y el resto de los explotados sean los que triunfen.

La estructura, dirigencia y programa del Partido Socialista deberán ser definidos durante los próximos meses. Los reformistas, como ha ocurrido con otros proyectos presentados por el Presidente, intentarán desviar el proyecto revolucionario que representa el PSUV de los objetivos socialistas y anti-burocráticos con los que nace. Pero el discurso de Chávez ratificando su voluntad de mantener el rumbo hacia el socialismo, insistiendo nuevamente en la guerra contra la burocracia y la corrupción, y llamando a la organización unitaria y revolucionaria del pueblo desde abajo, crea grandes dificultades a los sectores burocráticos y derechistas al estimular más aún la confianza de las masas en sus propias fuerzas.

Las bases revolucionarias (la clase obrera, los campesinos, los sectores populares) hemos demostrado sin ningún género de dudas que estamos dispuestos a llevar la revolución hasta el final y que lucharemos con uñas y dientes para hacerlo. La situación que existe en estos momentos en Venezuela es la más favorable que se ha dado en país alguno durante las últimas dos décadas para avanzar hacia la expropiación de los capitalistas e iniciar la construcción del socialismo. Pero esta situación sólo podrá ser aprovechada si los principales cuadros y activistas revolucionarios del movimiento sindical clasista y revolucionario (empezando por la UNT), de las empresas recuperadas, del movimiento campesino, popular y estudiantil, comprendemos todas las posibilidades que existen y sabemos aprovecharlas plenamente. Los marxistas debemos participar en el proceso de construcción del PSUV proponiendo un programa de transición al socialismo claro y concreto, y defendiendo este programa con un método fraternal, no sectario, en el seno de las masas. Ésa es la forma concreta de lograr que las ideas del socialismo ganen la mayoría y podamos construir la dirección revolucionaria que necesitamos para acabar definitivamente con el capitalismo en Venezuela

El único modo de construir el socialismo es expropiar los medios de producción, empezando por las principales palancas generadoras de riqueza y progreso (la banca, las grandes industrias y la tierra)- hoy en manos todavía en su mayor parte de nuestros explotadores: los capitalistas venezolanos y extranjeros- y ponerlos en manos del estado. Al mismo tiempo, esto debe ir unido inseparablemente al desmantelamiento del actual estado burgués, que ha sido creado por los capitalistas y el imperialismo y es un terreno abonado para el crecimiento del burocratismo y la corrupción, y su sustitución por un genuino estado revolucionario basado en la elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos.

Para ello la Corriente Marxista Revolucionaria proponemos luchar por un programa de transición al socialismo que incluya, junto a otros, los siguientes puntos fundamentales:

-Empleo, salud, vivienda y educación dignas para todos. Sustitución de las leyes capitalistas que todavía predominan por leyes socialistas que garanticen los derechos de los trabajadores y el pueblo.

-Expropiación y estatización de todas las empresas cerradas, infrautilizadas y en crisis poniéndolas bajo control de los trabajadores,

-Estatización de la banca, los grandes monopolios nacionales (CANTV, Polar, etc) e internacionales y la tierra bajo control obrero y social.

-Implementación de un Plan Económico Nacional de Desarrollo Endógeno Rumbo al Socialismo para resolver todos los problemas sociales pendientes elaborado democráticamente por Consejos de Fábrica y Comunales elegibles y revocables por asambleas en cada barrio, centro de trabajo, etc. y coordinados y unificados en una Asamblea Nacional de Consejos Obreros y Comunales.

-Expropiación de las empresas constructoras e infraestructuras necesarias para llevar a cabo una Misión Vivienda bajo el control de los trabajadores y el pueblo

-Introducción del control obrero en las empresas privadas para luchar contra el saboteo, especulación, etc.

-Contra la corrupción y el burocratismo: Elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos públicos, rotación de todas las tareas burocráticas en que eso sea posible y que el salario de ningún cargo público supere el de un trabajador cualificado. Como ha dicho recientemente el Presidente el que quiera servir a la revolución debe renunciar a la concepción capitalista del poder político como una vía para el ascenso y enriquecimiento personal.


-Contraloría social en las Misiones por voceros elegibles y revocables por los beneficiarios y trabajadores de las mismas.

-Monopolio del comercio exterior para garantizar la soberanía productiva y alimentaria.

Estas, junto a otras medidas, garantizarían una transformación total de la sociedad venezolana y empezarían a resolver de manera decisiva los problemas de las masas. Ello no sólo ayudaría a consolidar la revolución e iniciar la construcción de una Venezuela socialista sino que sería un ejemplo que se extendería de manera irresistible por el resto de América Latina y serviría de punto de referencia para todo el mundo. Toda la situación mundial cambiaría, las ideas del socialismo emergerían como un poderoso polo de atracción para todos los trabajadores y explotados del planeta.

El PSUV debe ser una poderosa herramienta para acabar con el capitalismo y construir el socialismo en todo el mundo. Que lo sea o no dependerá del programa, ideas y métodos que ganen la mayoría en su seno. Para ello un elemento determinante es que los socialistas marxistas sepamos orientarnos correctamente en esta nueva etapa de la revolución y defender allí donde estén en cada momento las masas las ideas, métodos y programa del socialismo científico.

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