mesa-acto-2.jpgEl domingo 8 de noviembre, en el local Osce Biella (AVV Casco Viejo) cerca de 30 personas se reunieron para conocer de primera mano la historia del proceso revolucionario que se vive en Venezuela e interesarse por los pasos que se están dando hacia la creación teórica y práctica del socialismo del siglo XXI.

El domingo 8 de noviembre, en el local Osce Biella (AVV Casco Viejo) cerca de 30 personas se reunieron para conocer de primera mano la historia del proceso revolucionario que se vive en Venezuela e interesarse por los pasos que se están dando hacia la creación teórica y práctica del socialismo del siglo XXI.

mesa-acto-2.jpgEl protagonista de la mañana fue el ponente invitado Pablo Cormenzana, autor del libro "la batalla de Inveval" y experimentado sindicalista que ha vivido desde dentro varios procesos de ocupación, nacionalización y cogestión de diferentes empresas venezolanas. El uruguayo expuso durante algo más de una hora con meridiana claridad y una capacidad de síntesis envidiable los devenires de la revolución bolivariana en Venezuela tras la presentación que se hizo desde el colectivo de jóvenes

Lagor y Manos Fuera de Venezuela.

Pablo Cormenzana comenzó la charla hablando de la situación pre-revolucionaria en Venezuela, y es que el gobierno de Carlos Andrés Pérez gestionaba un país con tasas de pobreza superiores al 40%, mortandad infantil del 25 por mil y un analfabetismo de más del 20%. Los gobernantes prebolivarianos eran conocidos empresarios que con el dinero de las rentas del petróleo del pueblo se enriquecieron aumentando las desigualdades.

Para rematarlo, subían los precios del transporte, la comida y el combustible sin previo aviso, lo que supuso la chispa del Caracazo donde hubo más de trescientos muertos, y hoy en día los que reprimieron las revueltas hoy en día todavía abanderan la lucha anti-chavista.

En 1992, el alzamiento armado de Chávez fue visto por el pueblo como una nueva esperanza, no quedaba nada por lo que luchar en Venezuela, la masa no lo pensó dos veces y apoyó al oficial encarcelado que había comprendido que sólo podría devolver al pueblo el poder a través de la democracia. Seis años después, en 1998, ganaba las elecciones y era proclamado presidente con un 54% de los votos.

Tras predicar y planificar el capitalismo de rostro humano, Hugo Chávez vio que el capitalismo era irrefundable y que nunca tendría un mínimo cariz solidario. El golpe de estado que recibió en 2002 vino a corroborar que la derecha sentía que iba a perder la batalla y tenía que hacer algo para quitarlo del poder, dos días después el pueblo logró lo impensable y ante las negras perspectivas de retorno a oscuros tiempos pasados restituyó a Chávez en una demostración de unión sin precedentes. La inspiración y la ayuda de Cuba fueron decisivas en el desarrollo de los logros de la revolución y desde entonces miles de cubanos trabajan en Venezuela en los distintos programas de desarrollo educativo y sanitario que han conseguido reducir los antiguos índices citados anteriormente de forma espectacular.

En 2006 consiguió el mayor apoyo de la historia de un presidente electo venezolano, un 62%, a pesar de la unión de la derecha para frenar la revolución. Hoy día la derecha ha recortado ligeramente espacio a la revolución - en palabras de Pablo - porque todavía mantiene amplias cotas de poder económico y mediático y la burocratización acomodada de algunos sectores del PSUV que abrazan el reformismo ante la revolución supone un fuerte escollo para el proceso revolucionario, además del continuo boicot económico y mediático que aún ejerce la derecha. Todavía quedan problemas que solucionar y en opinión de Pablo, si no se acelera el ritmo será difícil llegar a la revolución puesto que en la situación actual Venezuela se encuentra en un punto en el que la parte que se mantiene capitalista frena la socialista y los avances socialistas logrados perjudican a los aspectos capitalistas todavía vigentes, de manera que "ni chicha ni limoná". Los mayores retrasos de la revolución se encuentran en la gestión del derecho otorgado por la nueva constitución bolivariana a tener una vivienda digna ya que la demanda es muy superior a la oferta. También frente a la delincuencia se está avanzando muy despacio y la inflación es la más alta del continente. El Movimiento Obrero en Venezuela ha demostrado que es posible que los obreros controlen los medios de producción ya que Venezuela incluso superó el modelo cooperativista (que actúa como una empresa más) avanzando hacia la colectivización y la nacionalización para la planificación colectiva del desarrollo del país.

Ante preguntas desde el público que se interesaban por los movimientos ecologistas y la relación de unión de las comunidades indígenas con la Madre Tierra y su posible ejemplo para el desarrollo del ecologismo, el uruguayo afirmó que el mejor ecologismo es ir contra la raíz del problema por completo, es decir, vencer el capitalismo (totalmente incompatible con el ecologismo) desde la transición al socialismo ciudadano que permita elaborar los planes de desarrollo del país contando con todas las variables y responsabilidad social.

Pablo Cormenzana sentenció, para finalizar el acto, que el capitalismo nos destruirá como especie, y está en nuestras manos acabar con él, plantear la alternativa del socialismo.

El acto era el último de la gira organizada por Manos Fuera de Venezuela, el Militante y el Sindicato de Estudiantes y estaba coorganizado por Bloque Idependentista de Cuchas, Lagor, Ecologistas en Acción, Izquierda Unida, Jóvenes Verdes, Juventudes Comunistas y Partido Comunista de Aragón. Se contó con la asistencia de importantes dirigentes políticos y sindicalistas de la zona que con sus preguntas generaron un debate muy interesante y que dejó a los asistentes con muy buen sabor de boca.

Al finalizar, al presentarse únicamente un medio de comunicación para entrevistar a Pablo Cormenzana, los asistentes que quedaban en el lugar disfrutaron del aperitivo preparado para la prensa en una distendida continuación del debate junto a Pablo Cormenzana.

Colectivo Lagor, Huesca, 8 de noviembre de 2009

[Ver también nota publicada en el Diario del Alto Aragón]


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