El espectro del 11-M ha vuelto a sobrevolar Madrid. Después de que el pasado viernes 2 de abril se encontrase una bomba en la vía del AVE Madrid-Sevilla, el sábado por la tarde cuatro o cinco terroristas fanáticos se inmolaban en una vivienda de un barrio de Leganés, al verse cercados por la policía, provocando un muerto entre los GEOS y el desastre para decenas de familias obreras que han visto como se ha destruido su hogar.

En primer lugar queremos expresar nuestra solidaridad con las víctimas y la exigencia de un inmediato realojo en condiciones dignas de todos los afectados.

Una vez más se pone de manifiesto el carácter reaccionario y cobarde del fundamentalismo islámico, que como el 11-M ha puesto en peligro la vida de decenas de jóvenes y trabajadores (incluyendo las de decenas de emigrantes magrebíes que habitan esta zona).

La oleada de terror que en estos momentos vive la ciudad de Madrid refleja la podredumbre de un sistema que engendra pobreza, miseria, opresión y como consecuencia violencia en todo el mundo.

Estos fanáticos son una expresión más de un mundo podrido. Durante años las organizaciones fundamentalistas fueron ampliamente financiadas por los gobiernos amigos de Washington (especialmente el de Arabia Saudí) para combatir a la izquierda en los países árabes y musulmanes. Nadie debería olvidar que Bin Laden fue una creación de la CIA cuando les era útil para luchar contra la URSS en Afganistán. Estos lunáticos que asesinan obreros en Madrid, son los mismos que durante años han asesinado obreros y activistas de la izquierda en el mundo árabe y musulmán , ante la mirada complacida y cómplice de los gobiernos de Occidente. Su modelo de sociedad es el de volver directamente a la Edad Media.

Son una minoría, cuyos métodos y postulados son rechazados por la gran mayoría del pueblo árabe y del mundo musulmán. Si están encontrando algún eco entre sectores desesperados de la población es precisamente por la continua humillación, pobreza y guerras a las que el imperialismo condena a estos países.

Por eso rechazamos cualquier intento de vincular este tipo de monstruosidades a la inmigración. Los fascistas ya han empapelado barrios ricos de Madrid acusando a los inmigrantes del 11-M. Por supuesto que nadie les ha aplicado la Ley de Partidos. Los jóvenes y trabajadores rechazamos esta demagogia, como cualquier intento de endurecer las ya de por si leyes reaccionarias de extranjería o cualquier derecho democrático aprovechando la psicosis creada por las bombas. Los trabajadores árabes, del Estado español y de todo el mundo, debemos estar unidos contra el integrismo y contra el imperialismo que lo alimenta.

La demagogia de la derecha

La supuesta cruzada de los Bush, Aznar, etc,... contra el terrorismo no es más que una mentira. Las guerras imperialistas en Afganistán e Iraq solo buscan el control del mundo por parte de la burguesía americana y como vemos todos los días solo han generado más caos, más inestabilidad, más pobreza, y más terrorismo. Han dado “argumentos” para que estos asesinos traten de justificar sus masacres indiscriminadas.

El patético presidente en funciones, Aznar, expulsado de la presidencia por la movilización electoral de millones de trabajadores, indignados con la vergonzosa manipulación que su gobierno orquestó tras el 11-M, dice ahora que retirar las tropas de Iraq es hacer el juego al terrorismo. ¡Que sinvergüenza! Ellos, que han sembrado el terror y han asesinado a decenas de miles de inocentes iraquíes, que trataron de manipular el dolor del 11-M por un puñado de votos se permiten esta demagogia. No, la izquierda no debe convocar ninguna manifestación contra el terrorismo de la mano de los que bombardean poblaciones enteras.

Las tropas españolas están ocupando un país que nada tenía que ver con el terrorismo internacional, están colaborando con el saqueo y robo de las riquezas naturales de Iraq. Robo y saqueo en beneficio de las compañías propiedad del círculo de fundamentalistas cristianos que gobierna la casa Blanca y de otras como Repsol (la misma que no invierte en seguridad en su planta de Puertollano, con los resultados que comprobamos este verano, con varios trabajadores muertos). Para eso están los soldados españoles allí, para servir a los ricos, en guerras en las que como siempre los pobres ponemos los muertos. Como se coreaba en las manifestaciones del 13 de marzo: “¡Vuestras guerras, nuestros muertos!”.

Masacre en Nayaf

El domingo 4 de abril hemos vuelto a tener una demostración de para qué están las tropas allí. Han abierto fuego contra una manifestación en Nayaf, matando a 15 civiles. También lo vimos la semana pasada cuando, en la misma ciudad, disolvieron a tiros una manifestación de parados que reivindicaban trabajo. Son fuerzas de ocupación al servicio del imperialismo.

Por eso hay que exigir al nuevo gobierno del PSOE, la inmediata e incondicional vuelta de las tropas. Su papel opresor del pueblo iraquí no cambiará en absolutamente nada, por que en su casco aparezca la bandera de la ONU. Con o sin ONU que vuelvan ya.

También es totalmente equivocado plantear (para no molestar a los poderes internacionales), el traslado de esas tropas de Iraq a Afganistán, como ha defendido Zapatero. En Afganistán las tropas imperialistas no han arreglado nada después de dos años de guerra, ni han llevado la democracia, ni el progreso , solo están para proteger al nuevo gobierno títere de los EEUU y sólo han llevado más caos en un país al borde de la guerra civil.

El mundo puede ser mejor. Puede haber un mundo sin terrorismo, sin guerra, sin opresión, pero a condición de una cosa: que confiemos sólo en nuestras fuerzas, en la unidad de los trabajadores, en la lucha de los oprimidos. No necesitamos salvadores que nos asesinen, ni salvadores que nos repriman, nos impliquen en guerras y cercenen nuestros derechos democráticos. ¡Nos bastamos a nosotros mismos!
El sistema capitalista es igual a guerra y violencia. La única manera de acabar con las atrocidades que estamos sufrientes las últimas semanas es luchando contra las causas de fondo que las generan: la desigualdad, la opresión nacional, la explotación de países, el militarismo desenfrenado, el poder un de un puñado de multinacional todopoderosas, etc… No hay capitalismo de “rostro humano”. Por tanto, hoy más que nunca, la lucha más consecuente por la paz es la lucha por una sociedad justa e igualitaria, es decir la sociedad socialista.

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