¿Quiénes son Petro y Ordóñez?
En primer lugar, para comprender todo este asunto de la inhablitación habría que explicar algunas cosas acerca del entramado institucional colombiano. En él abunda el clientelismo político, la corrupción, los nombramientos amigueros y las triquiñuelas bien conocidas en el mundo de la política mundial. El nombramiento del Procurador General de la Nación se da en este marco. Este señor, Alejandro Ordóñez, proviene de sectores ultraconservadores de la iglesia católica (Opus Dei), y desde muy joven se ha logrado rastrear su vinculación a acciones como la quema masiva de libros marxistas y de izquierda (y hasta novelas de García Márquez y de Biblias evangélicas, por atentar contra la Iglesia católica, apostólica y romana) en la ciudad de Bucaramanga [1]. Ordóñez, desde su nombramiento, se ha destacado por sus posiciones a favor de los grupos empresariales nacionales.
Por su parte, el actual alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, fue militante del grupo alzado en armas M-19, que pactó con el gobierno al principio de la década de los 90's la dejación de armas y una nueva constitución política. En ese contexto, Petro, logra alcanzar sucesivamente algunas curules en el congreso colombiano como uno de los dirigentes del Polo Democrático Alternativo (en aquel momento el principal frente político de la izquierda colombiana). Petro se destaca en el parlamento por su certera oposición al gobierno de Uribe y sus conocidos debates, que pusieron al tanto a los colombianos del grado de implicación del presidente y su grupo de poder y familiar con el paramilitarismo y el narcotráfico.
En las elecciones presidenciales de 2010, cuando es elegido Santos en pugna con el candidato del partido Verde, Antanas Mockus, Petro es candidato a la presidencia por el PDA pero obtiene un mal resultado. Durante la campaña utiliza un discurso socialdemócrata, marca distancias respecto a Chávez y la revolución bolivariana y no se diferencia claramente en sus propuestas políticas de los verdes, lo que le lleva a obtener unos resultados muy por debajo de lo esperado. Luego de varios ires y venires, conflictos internos en la dirección del Polo, etc. Petro decide retirarse del PDA. La razón fundamental que aduce para su salida es el escándalo) por la contratación de las obras de la red vial de Bogotá DC que salpica a la Alcaldía de Bogotá (gobernada por el Polo desde hacía años). Este escándalo se produce porque inversionistas privados, cercanos al entonces presidente Uribe y sus hijos, se robaron cientos de miles de millones de pesos, en el ya célebre carrusel de la contratación. El negocio incluyó al alcalde del PDA Samuel Moreno Rojas y a su hermano, también congresista de la República.
Las causas inmediatas del conflicto
Tras romper con el PDA, Petro forma un nuevo agrupamiento, denominado Progresistas. Bajo esa fórmula política, llega a la Alcaldía de Bogotá, derrotando a una Derecha dividida y un PDA desgastado políticamente. Como entonces explicamos los marxistas, las masas vieron a Petro (que, además mantiene un importante prestigio por sus denuncias contra el uribismo y paramilitarismo) como el candidato de izquierda, por mucho que moderase su discurso, con posibilidades de derrotar a la derecha. Petro, que no se declara socialista sino un demócrata progresista, empieza su mandato "Por una Bogotá más Humana", generando golpes de opinión con nuevas medidas, que incluían la recuperación del servicio de la recolección de basuras como un servicio público.
El servicio de recogida de basuras se encontraba entregada a operadores privados que se habían constituido como un verdadero cartel monopólico y agresivo, recabando multimillonarios recursos públicos. Estos operadores privados de la recolección, tenían redes (y las tienen aún), bien constituidas con el paramilitarismo, los medios de comunicación privados y los políticos de turno, enquistados en los órganos de poder, como el Concejo del Distrito capital y los ministerios. Muchos órganos del poder público y de elección popular fueron cooptados por el poder y la maquinaria económica de estos operadores.
Petro amenaza con acabar con esto y les entrega el servicio de recogida de basuras a los recicladores, que son personas bien humildes y bastante relegados de la sociedad. Les plantea que se organicen y los impulsa, dándoles el poder de agenciar la transformación de la recolección de basuras de la ciudad, en apoyo al control público que haría la Alcaldía en cabeza de Aguas de Bogotá. El hecho es que el día en que se llega la transición de los operadores privados al sistema de recolección público los operadores privados se la ingenian para mostrar a través de los medios de comunicación, un caos de suciedad. La campaña mediática desprestigió los camiones recolectores contratados por la Alcaldía para ese fin. Desde los medios de comunicación se hizo hasta lo imposible para desprestigiar este cambio de lo privado a lo público y para mostrar al alcalde como un verdadero inepto.
Entonces apareció en escena la Procuraduría, que empezó una investigación disciplinaria que finalizó en la destitución inmediata y en la inhabilidad por más de 15 años para que el Alcalde pueda ejercer derechos políticos y constitucionales. La reacción popular no se hizo esperar. La indignación fue masiva y organizada. La derecha esperaba brotes de violencia para poder criminalizarla, como hacen habitualmente, y tapar su corrupción pero la izquierda hizo el llamado a la movilización política pacífica y organizada y la gente respondió contundentemente. Sectores de izquierda como la Unión Patriótica (UP), el Congreso de los Pueblos y otros llamaron a la movilización y esta cristalizó de manera impresionante. El PDA guardó al principio un lamentable silencio pero por la presión popular ha venido decantando posteriormente su apoyo y se ha decidido timoratamente a apoyar "de manera crítica" la gestión del alcalde. El apoyo, se ha articulado gracias también a la labor que ha venido ejerciendo el Canal Capital (dependiente de la propia alcaldía), el único medio que no ha podido censurar la burguesía y ha respondido de manera informativa a las expectativas de las masas. Por ello han intentado tumbar y sabotear su señal de manera legal e ilegal. Los medios de comunicación privados, censuran y acosan periodísticamente su labor, silencian deliberadamente o amenazan a sus integrantes, etc.
El movimiento de masas en apoyo a Petro, la Alianza con los Verdes y el revocatorio La base de apoyo a Petro tiene su principal foco en la juventud, a ella se unen los movimientos del arte y la cultura popular, el apoyo masivo de los recicladores, los afectos que ha despertado entre el estudiantado, la unidad que tejió con la UP y César Pachón, líder de los paperos, en el advenimiento de la guardia indígena…Todo este movimiento de lucha que se ha despertado en Bogotá es una nueva oportunidad (como ya lo fueron la lucha estudiantil o el paro nacional agrario) de unir a la izquierda –fragmentada en varias agrupaciones políticas distintas con influencia de masas- entorno a un programa que, partiendo de las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores, la juventud, el campesinado, los indígenas y en general todos los sectores populares, vincule estas con la paz y la lucha por transformar la sociedad.
No obstante, Petro por el momento se ha decantado por buscar una alianza con el Partido Verde y su nuevo líder ,Enrique Peñalosa, quien fuera precisamente su principal rival en las elecciones a la alcaldía y llegó a ser apoyado (con la anuencia del propio Peñalosa) por Uribe, enemigo jurado de Petro, en aquella campaña. Peñalosa, ha sido un contradictor público de Petro, y es un hombre de derechas ideológicamente que como decimos aceptó que Uribe hiciese campaña a su favor contra Petro. Ahora, ha pasado de ser un acérrimo contradictor público de Petro a formar parte y arte como uno de los cuadros principales de la mal cocida Alianza Verde, una mezcla confusa entre Progresistas y el Partido Verde: de ahí su nombre.
Más que como coalición, se deja ver como una empresa electoral, constituida bajo la premisa del miedo. El miedo de los aparatos del Partido Verde y del propio Movimiento Progresistas a no alcanzar los votos estipulados por la más reciente reforma política, que los conmina a obtener un determinado umbral de votos para no perder la personería jurídica. Esta "Alianza verde", no gira en torno al programa político de la izquierda sino que termina siendo aguada por las posturas políticas del centro y peor aún, por las posturas políticas de la centro-derecha.
La alianza con los verdes ya ha tenido consecuencias como que Antonio Navarro Wolf, (otro ex dirigente del M-19 y cuadro de Progresistas), vaya como candidato a senador y deje el espacio libre a Peñalosa para presentarse como candidato presidencial apoyado por la “Alianza Verde”. El resultado de las desastrosas consecuencias de esta alianza contra natura ya los estamos viendo: varios candidatos al congreso y al senado de la Alianza del sector peñalosista, han llamado a desconocer el mandato de Petro en la ciudad y a votar contra Petro en el revocatorio que, impulsado por dirigentes del Partido de la U (partido del presidente Santos), tendrá lugar (si no se producen nuevos aplazamientos) el próximo 6 de abril.
En este revocatorio la ciudadanía debe pronunciarse sobre si quiere o no que Petro continúe como alcalde. La oposición a Petro necesita ganar el referéndum aunque sea por un voto y que participe al menos 1.234.214 votos válidos (que son el 55% de las personas que votaron en las elecciones pasadas). El revocatorio es una respuesta a la movilización popular, que ha sembrado divisiones en la propia burguesía. El Consejo de Estado (Tribunal Supremo) está dividido respecto al caso. El Presidente Santos, al mismo tiempo que hace todo lo posible por detrás para eliminar a Petro, públicamente se declaró “neutral”, temeroso seguramente de que a escasos meses de las elecciones presidenciales eso le pudiese restar votos de sectores a los que intenta engañar presentando un perfil dialogante y de centro. Petro visitó incluso la CIDH, se logró unificar la movilización en la calle y muchos ciudadanos recurrieron al derecho de tutela que recoge la Constitución colombiana, y que permite a un ciudadano acogerse a los tribunales para protegerse de determinadas decisiones. Varios jueces declararon inconstitucional la inhabilitación de Petro.
Ante los pronunciamientos de partidarios de Peñalosa en apoyo a su revocación, lo que ha hecho Petro públicamente, es decir que ello no es culpa del dirigente Peñalosa, y decir que lo dejen quieto, como si hubiesen llegado a un acuerdo para no confrontar el uno con el otro. Esto no lleva más que a confundir las masas y desmoralizar al movimiento. Lo más seguro es que, con estos errores y todo, Petro logre salir victorioso de la revocatoria, la derecha tenga que dar un paso atrás y Petro pueda estabilizarse en el gobierno del distrito capital de Bogotá un poco. Pero la derecha y la burguesía seguirán combinando todas las formas de lucha para desestabilizar su mandato. Conscientes del apoyo mayoritario que tiene Petro entre los jóvenes, ya han retrasando la fecha de la revocatoria para un día en el que la juventud, que lo apoya y acompaña, no puede ir a votar porque ese mismo día son los exámenes de estado de la educación media y básica.
El movimiento de masas en apoyo a Petro y la lucha por un programa que unifique a la izquierda colombiana y le permita luchar por el gobierno
La movilización es la única vía para defender el gobierno democráticamente elegido por el pueblo bogotano, la Derecha también lo sabe, por eso lo va a desgastar y va a intentar arrinconarle, si puede antes de la revocatoria, sino después. Si Petro no da pasos más concretos desde el gobierno y en la organización del movimiento antes o después podrían lograrlo.
El primer paso debe ser garantizar el carácter público y un funcionamiento todos los servicios sociales que garantice la satisfacción de las necesidades sociales municipalizando estos bajo control obrero y popular y desarrollar el poder popular, impulsando asambleas y comités en fábricas, univerisdades, etc. Sin comités revolucionarios, en cada rincón de la ciudad, y sin llamar a la solidaridad nacional e internacional la burguesía tendrá más fácil aislarle y sabotear su gestión y esto, unido a esa Alianza verde con Peñalos, a puede hacer que la esperanza de un gobierno de izquierdas en Bogotá que se ha abierto entre las masas (y que podría servir como ejemplo para todo el país) pudiese verse, una vez más, frustrada por los errores de los dirigentes.
Pero nada de eso está decidido. La movilización de calle, la constitución de comités de universitarios, obreros, campesinos, habitantes de las localidades y barrios todavía puede evitarlo. Los dirigentes de las organizaciones de izquierda y los dirigentes sindicales de la CUT deberían llamar a constituir esos comités al mismo tiempo que presentan a Petro reivindicaciones y propuestas concretas para resolver los problemas del pueblo y le proponen un frente unitario de la izquierda para luchar por todas esas reivindicaciones. Esto debería complementarse con un llamado a romper cualquier Alianza con el centro-derecha.
Además, hay que llamar a que el movimiento en defensa de Petro y por el respeto a la voluntad mayoritaria del pueblo de Bogotá se constituya en Medellín, Cali, Bucaramanga, y las principales ciudades de Colombia y que esos comités recojan las reivindicaciones de las comunidades, trabajadores y sectores populares en sus zonas para construir un programa de gobierno elaborado por el propio pueblo. Eso será lo que permita defender una gestión de izquierdas para Bogotá hoy mismo y empezar a romper la división de la izquierda y construir una alternativa popular de masas con capacidad para luchar por el gobierno nacional. Pactar con elementos como Peñalosa, reunirse con el Presidente Santos en audiencias privadas NO hará más que confundir a las masas.
No se puede confiar en ningún sector de la burguesía
Como hemos explicado en otros artículos, Uribe y Santos representan en este momento a dos sectores enfrentados de la burguesía. Pero estos sectores son igualmente reaccionarios y de cada uno de ellos el pueblo sólo puede esperar explotación, represión y pobreza. Su pugna es por el reparto del poder y tienen diferencias estratégicas respecto a determinados planes capitalistas para el país, cómo enfrentar la crisis mundial del sistema y el propio descontento popular.
Santos, un oligarca de toda la vida, que ayudó a Uribe a llegar a la presidencia y fue su ministro de Defensa, marcó distancias con él porque sectores decisivos de la burguesía tradicional empezaban a temer la creciente independencia y arrogancia de la camarilla uribista y querían disciplinarlos, así como engañar a las masas presentándose como “demócratas”, “Dialogantes” e eincluso “progresistas”. Para ello Santos encarceló a algunos ex colaboradores de Uribe acusados de vínculos con el narcotráfico y el paramilitarismo (como si recién hubiese descubierto que esos vínculos, denunciados hace años por la izquierda, entre otros el propio Petro, existían). Santos y el sector burgués que encabeza ha dado algunos golpes públicamente a los paramilitares para poder presentarse como salvadores y porque les interesa seguir manteniendo a estos como arma para utilizar contra las luchas del pueblo pero manteniendo su control, más fragmentados y sin la fuerza que llegaron a alcanzar en determinados momentos donde amenazaban con desafiar al propio estado burgués. El diálogo con las FARC también se inscribe en esa estrategia de presentarse como salvador del país, pero -como ya están viendo los negociadores de las FARC en la mesa de diálogo- Santos no tiene ninguna intención de renunciar a las políticas que la dominación del país, la explotación de las masas y las exigencias de la división internacional del trabajo bajo hegemonía imperialista le exigen.
En resumen: a la hora de la verdad, y especialmente al enfrentarse a la izquierda y la lucha de masas, Santos y Uribe –independientemente de sus choques, ambiciones y diferencias- tienen a verse unidos por sus intereses comunes de clase. Por eso mantienen algunos acuerdos y en la práctica, aunque uno lo diga y el otro lo haga a través de figuras de segunda fila de su partido mientras mantiene una ambigüedad calculada de ambos en la práctica, ambos ven a Petro y sobre todo al movimiento de masas que se ha generado en Bogotá como una amenaza y quieren derrotarlo.
Santos antes de llegar a ser presidente le decía en público a Petro que practicaba una política de alcantarilla. Ello no ha cambiado sino en la forma y Petro se deja confundir, y deja confundir a su movimiento. Santos incluso ha avalado, en la práctica, la candidatura de Pacho Santos a la Alcaldía de Bogotá, neutralizando a su partido (el partido de la U), para que presente candidato propio en caso de ser revocado Petro. Santos y Uribe se conocen muy bien. Incluso han tenido reuniones clandestinas. Siguen con las relaciones rotas públicamente, pero enfrentados a una lucha del pueblo que amenace sus intereses capitalistas no dudarán en actuar de común acuerdo contra ella.
La lucha contra la inhabilitación de Petro es otro ejemplo del poder de las masas y de la necesidad de un frente unitario de la izquierda para luchar por el poder
Los marxistas llamamos a tener las esperanzas puestas únicamente en la lucha política de masas que viene mostrando una franca recuperación durante los últimos años como está demostrando el movimiento de los últimos meses en Bogotá y ya mostraron antes la lucha estudiantil (que obligó a Santos a retirar, al menos temporalmente, la contarreforma educativa que planteaba), el paro nacional agrario de hace seis o siete meses, que paralizó el país y desbordó la represión de un estado tan represivo como el que tenemos en Colombia, las luchas obreras e indígena, etc.
Es a partir de esta misma lucha, de las reivindicaciones que los estudiantes, los obreros y campesinos, los vecinos de los barrios, están planteando que es posible recuperar la unidad de la izquierda, convirtiendo las reivindicaciones que el pueblo está planteando en sus luchas en un pliego común y vinculando éste a la consecución de la paz en el país y el fin del conflicto armado y explicando que sólo es posible lograr la paz y alcanzar esas reivindicaciones mediante la nacionalización y planificación democrática de la economía, es decir: transcendiendo el capitalismo y construyendo una sociedad socialista.
Junto a ese programa hay que llamar a conformar comités de lucha y asambleas en cada barrio, localidad y a nivel nacional para luchar ya por esas reivindicaciones y para defender cualquier victoria electoral que se produzca. Lo que está pasando con el llamado de Petro a luchar “Por una Bogotá Humana” es un aviso de que la oligarquía no se quedará de brazos cruzados e intentará sabotear, torcer, reprimir y aplastar la voluntad democrática del pueblo por todas las vías a su alcance. Pero también, y sobre todo, de que hay un pueblo dispuesto a pelear, a defender en la calle sus derechos y aspiraciones, que sólo necesita una dirigencia a la altura, con un programa y un método que le permita desplegar toda su fuerza y que en esta ocasión, como ha ocurrido lamentablemente en tantas otras a lo largo de la historia de nuestro país, no pueda imponerse la oligarquía.
NOTAS:
[1] http://www.semana.com/nacion/articulo/el-triste-aniversario-quema-libros... [1]