Crisis de la derecha y crítica a los partidos de izquierda

Los resultados electorales de este 7 junio dan una victoria a la derecha encabezada por el PRI, no obstante los resultados electorales están muy lejos de reflejar el verdadero sentir de la mayoría de la población del país. Una visión detallada y de conjunto de los resultados electorales refleja una debilidad muy fuerte de la derecha y una crítica contundente hacia los partidos de izquierda. La escasa participación electoral ha reflejado una vez más el profundo malestar social de la clase trabajadora hacia un régimen corrupto y decadente.

Retroceso histórico del PRI

La derecha priísta ha sido la que más votos obtuvo a nivel nacional; alcanzaron el 29% de la votación, 10 millones 660 mil sufragios. Gracias a ello es muy probable que este partido gane la gubernatura de seis estados, incluyendo Nuevo León que sólo aparentemente ha sido ganado por un candidato independiente. Sumando los diputados obtenidos por el Verde Ecologista, el PRI domina 248 curules, que no es la mayoría pero sí una bancada superior a lo que tienen otros partidos de derecha y sobre todo de la izquierda.

Pese a todo, las cifras indican que el PRI ha tenido una caída histórica en su votación. Del 2012 a la fecha ha perdido poco más de 9 millones de votos, un 50% menos. Peor aún, la cantidad de votos ahora es similar a la obtenida en el año 2003 cuando el PRI obtuvo 10 millones 867 mil votos, en un periodo de profundas crisis internas. Porcentualmente, en estas elecciones ha obtenido el segundo peor resultado en 15 años. La dirección priísta guarda silencio respecto a este hecho y trabaja en la defensa del voto en varios Estados, sin embargo los resultados no mienten y demuestran que el PRI vive un periodo de profundo rechazo social y debilidad interna.

La estructura que se fue

La maquinaria electoral priísta es profesional y está sumamente desarrollada. Saben muy bien cómo comprar el voto, incluso a puerta de casilla y hasta el mismo día de la elección, de eso sobran pruebas. La distribución de 13 millones de pantallas de televisión el año pasado nos da una idea reciente de la amplitud de estas maniobras y de la increíble cantidad de dinero que invierten para mantener su posición electoral. En esa misma lógica quizá la más poderosa herramienta de apoyo electoral son los programas sociales que no sólo compran el voto sino que además sostienen una estructura estable en favor del priísmo que actúa permanentemente. Montañas de dinero se han invertido y el PRI no pudo evitar la caída del 50% de sus votos, esto indica que esa maquinaria está sufriendo problemas muy serios.

El PRI ha retomado su papel como principal partido de la burguesía en México y domina ampliamente toda la estructura del Estado. Tribunales electorales, judiciales y laborales, la estructura de los cuerpos represivos, en esencia todo el Estado. En periodo electoral cada una de estas instancias se convierten en una extensión del aparato electoral del PRI, ya sea obligando a sus trabajadores a “apoyar” al partido o condicionando los servicios públicos a cambio del voto. Es un aparato inmenso que podemos ver por todas partes, con todo tipo de recursos materiales y humanos… y sin embargo, el PRI perdió 9 millones de votos.

Desde el punto de vista ideológico el PRI domina universidades, intelectuales y medios materiales para ampliar la opinión de sus defensores: radio, prensa escrita, televisión, etcétera. ¿No es esta una excelente herramienta para atraer los votos? Pero ni esto le ha servido para evitar la caída.

En sus años dorados el PRI se mantuvo en el poder gracias a una estructura clientelar poderosa que dominaba todo tipo de actividad económica, política, cultural, deportiva, entre otras. Las organizaciones obreras, campesinas y populares como la CTM, el Congreso del Trabajo (CT) la CNC, la CNOP eran muestra de ello. No obstante todo ese aparato de coerción burocrática se fue destruyendo como producto de toda una transformación histórica en el país. Un síntoma positivo de recuperación de fuerzas para el PRI sería una reconstrucción por lo menos parcial de esta estructura, pero estamos muy lejos de ello. Los resultados y la campaña demuestran que eso no ha ocurrido.

El PRI no puede vivir solamente de una militancia cautiva gracias a la coerción o compra del voto, necesita de auténticos militantes, personas convencidas de sus métodos, programa y táctica. Bases que su motivación no sea únicamente el beneficio inmediato. Y ahí cabe preguntamos, ¿la caída en sus votos muestra un signo positivo en esta tarea? La respuesta es no. Vale recordar que el PRI no realizó un cierre de campaña a nivel nacional, se hizo localmente y los “acarreados” fueron el ingrediente principal.

Pudiera pensarse que los partidos de derecha no pueden tener una auténtica base social en un país permanentemente en crisis económica y política como México, y que por tanto es normal que el PRI carezca de esta base. Esto no es exacto. En el año 2000 Vicente Fox sí creo una auténtica base social; hubo un sector de trabajadores, jóvenes y campesinos que honestamente creyeron en él. La ilusión era tal que se creía que México entraba en una nueva etapa histórica. Aquel ambiente se fue diluyendo conforme avanzó el sexenio. ¿En estas elecciones el PRI generó ese ambiente de euforia, ilusiones y ánimo entre un sector de campesinos, trabajadores o estudiantes? La respuesta contundente es no, y con esto el PRI deja ver que uno de sus flancos más importantes, la coerción electoral, es sumamente débil.

El impacto de un triunfo o una derrota electoral del PRI, en condiciones distintas, podría impactar en la conciencia de los trabajadores que está en lucha, un resultado como el que ahora vemos hipotéticamente podría sumergir a los trabajadores en un periodo de desánimo. ¿Desaniman estos resultados al movimiento obrero y juvenil? No, ese no es el ambiente entre el proletariado, porque en esencia los resultados electorales son los que se esperaban desde antes del 7 de junio, y porque en esta ocasión las masas no pusieron énfasis en su participación en el proceso electoral, de hecho la abstención nacional ronda el 53%.

Balance de fuerzas

Desde el punto de vista de la derecha, la aritmética y la legalidad de las elecciones es muy útil para darle una fuerza formal a los partidos que en realidad no la tienen. Por ejemplo, en Baja California sólo participó el 30% del padrón y sin embargo los puestos de elección popular se reparten abstrayéndose de este hecho. Con este nivel tan bajo de participación electoral las posiciones que obtienen los partidos no alcanzan a expresar el verdadero sentir social. La llamada “aritmética parlamentaria” es más una expresión de la lucha entre aparatos burocrático-electorales que un verdadero reflejo de las tendencias políticas de la mayoría de la población. Por ello, los marxistas no ponemos énfasis, ni hacemos una valoración del estado de fuerzas de la clase trabajadora, en la cantidad de puestos que el PRI o cualquier partido han obtenido, sino ante todo identificamos cuál es la fuerza real (económica, militar, política, social) que sostiene esos puestos; la salud y la capacidad de los métodos que le permite a la derecha priísta obtener los votos y sobre todo el impacto que tiene el conjunto de situaciones políticas en la conciencia de las masas.

Desde nuestro punto de vista tanto la campaña como los resultados electorales muestra a un PRI sumamente débil y con la perspectiva de profundizar esa tendencia. Lo importante de ello es que el PRI no es cualquier partido, es el partido tradicional de la burguesía, al que le han inyectado más recursos, al que más han cuidado, impulsado y mimado, por tanto, la salud de este partido es un indicador de la salud del capitalismo mexicano. La estrepitosa caída de los votos al PRI sólo demuestra que los capitalistas y su régimen de dominación son débiles.

Récord panista

Los panistas pueden ganar tres gubernaturas y dominar el 22% de la Cámara de Diputados, es decir contar con cerca de 116 diputados. Pero su desastre es contundente, entre las elecciones del 2012 y estas elecciones han perdido cerca de 5 millones de votos, y rompen su récord de menor cantidad de votos obtenidos. Así lo reconoce la propia Margarita Zavala: “A nivel federal es el peor resultado que hemos tenido desde 1991. Desde hace 25 años no teníamos ese porcentaje de votos”.

Calderón y los sectores críticos a Gustavo Madero ya están en batalla interna para usar estos resultados y desbancar a su ala contrincante, al parecer el mismo Moreno Valle está dispuesto a entrar en esa disputa. Por ahora no es posible saber hasta donde llegará la batalla, lo que sí sabemos es que hay suficiente artillería proporcionada por los resultados electorales para que el PAN regrese a una lógica interna destructiva. Esto le agrega inestabilidad al régimen de Peña Nieto, porque Gustavo Madero ha sido uno de sus principales aliados y ahora estará bajo ataque “amigo”.

En otros artículos publicados en Militante ya hemos analizado la crisis del PAN y vale la pena recordar que a inicios del 2013 reportaban una caída estrepitosa en su militancia. En estados como Tabasco, Colima y Tlaxcala, la militancia panista cayó en un 90%, en el DF un 89%, a nivel nacional sólo se quedaron 368 mil militantes, lo que implicó la salida de 4 de cada 5 afiliados. Los resultados de estas elecciones plantean que el PAN no ha salido de esta crisis, al contrario la ha profundizado. El PAN mantiene su tendencia hacia la crisis y la debilidad.

La derrota de los reformistas

En el año 2012 la coalición Movimiento Progresista encabezada por AMLO y el PRD incluía al PT y Movimiento Ciudadano (MC), juntos en aquel año obtuvieron 15 millones 900 mil votos, que significó el 31% de los votos totales. En estas elecciones el PRD obtuvo 3 millones 967 mil votos, y si sumamos los votos obtenidos por el PT y Movimiento Ciudadano sólo alcanzarían 7 millones 217 mil votos. En esta ocasión, estos partidos han recibido un golpe durísimo. El PT pierde su registro y queda en décimo lugar en cooptación de votos a nivel nacional, debajo de partidos como el Verde, Movimiento Ciudadano y hasta del renglón “votos nulos”.

Esta debacle es un profundo reclamo de las masas al PRD, PT y Movimiento Ciudadano por convertirse en la quinta pata del Gobierno de Peña Nieto. Para nadie pasó desapercibido su posición ante el caso Ayotzinapa, la firma del Pacto por México, el silencio ante la reforma laboral, la energética, la educativa, etcétera.

En el DF la crítica de las masas al PRD es todavía más fuerte debido a que este giro a la derecha ha acabado por consolidar a Mancera como el gendarme de los intereses capitalistas. La represión que hemos visto contra las manifestaciones en estos años sólo es comparable con aquella que el PRI ejercía por medio de sus regentes en la capital.

Por ahora el PRD es un partido dirigido por agentes de la derecha que los ha llevado a destruir todo los vestigios de aquel PRD nacido del movimiento social. Sin embargo la caída de votos del PRD no es un problema en sí mismo, al contrario, significa un cambio profundo en la conciencia de las masas. Nos referimos a que las tres décadas pasadas el movimiento social fue dirigido por muchos de los dirigentes que están o estuvieron en el PRD, si las masas han dejado de votar por este partido significa no una crítica al partido en abstracto, sino a sus dirigentes y a los métodos que durante años han defendido. Personajes como Cárdenas, Encinas, María Rojo y otros, salieron antes de las elecciones, sin embargo, la crítica también se extiende a ellos y quizá sobre todo a ellos porque son en quienes las masas confiaron para convertir al partido en un instrumento de lucha. El punto clave es que los dirigentes reformistas con mayor influencia y sus métodos pierden terreno, no en la estructura formal del estado sino ante todo ante el movimiento.

La manera en que algunos intelectuales y ex miembros del PRD realizan su balance plantea el límite tan estrecho de su visión política. Según ellos los partidos de izquierda se han visto muy débiles porque han ido divididos a la elección. La solución, nos dicen, es luchar por la unidad de todos para enfrentar las elecciones del 2018. Este tipo de razonamientos son erróneos, no pueden ser de ninguna utilidad; lo que olvidan es que mientras mantengan esa política de apoyo al régimen de Peña Nieto no habrá aritmética, ni alianza, ni maniobra que les ayude a recobrar la simpatía perdida entre las masas.

Morena debe luchar

Lo logrado por Morena en el DF ha sorprendido incluso a sus propios dirigentes; arrebató al PRD la mayoría de la Asamblea Legislativa con 18 de los 40 diputados que fueron electos y triunfa en cinco delegaciones. En el DF se convierte en la primer fuerza alcanzando el 23.6% de los votos. En contraparte a nivel nacional se queda en cuarto lugar con un 8.3 % de la votación.

El riesgo más grande que ahora Morena corre es que el triunfo en el DF les impida hacer un balance real de la situación nacional y llegar a la conclusión evidente: Morena debe luchar en las calles por un programa anticapitalista.

La sorpresa del DF

La campaña de Morena estuvo desvinculada del movimiento social, por ejemplo de Ayotzinapa o de la huelga estudiantil del IPN sin que existiera ninguna razón política que pudiera justificarlo. Si Morena quiere ser un partido auténticamente de izquierda debe poner su participación en las luchas como eje de su política. El programa de sus candidatos giró en torno a una administración honesta que más o menos es lo mismo que ofrecen los perredistas. Claudia Sheinbaum en Tlalpan tenía el lema “Detengamos el deterioro… Rescatemos Tlalpan”, así dejaron los temas realmente importantes como salarios, prestaciones, estabilidad laboral, vivienda, salud, educación, etcétera. Y finalmente los candidatos tampoco destacan por ser dirigentes sociales reconocidos. Siendo esta la situación ¿qué fue lo que permitió a Morena ganar con tal contundencia en el DF?

En la base de Morena hay compañeros honestos que lucharon para lograr el triunfo de Morena, eso no debe olvidarse y debe reconocerse como un factor. Pero en realidad, el motor fundamental que llevó el voto hacia Morena es el profundo giro a la derecha que el PRD ha vivido en los últimos años y que lo ha puesto como un auténtico enemigo de los trabajadores. Para frenar al PRD se buscó una alternativa más cercana a la izquierda.

La rabia contra la degeneración del PRD es tal que un sector de trabajadores y jóvenes prefirió sencillamente mantenerse al margen del proceso. La abstención en el DF fue increíblemente elevada: 56%. Todo lo anterior nos plantea claramente una cosa: Morena no ganó por la combatividad y firmeza de su política, sino porque un sector de las masas que sí participó en las elecciones está probando una alternativa distinta y superior al PRD.

Este es un punto clave, las masas están exigiendo un partido claramente posicionado a la izquierda, si Morena no cumple con esa expectativa el resultado inevitable será que las masas le retirarán ese apoyo que ahora le están dando. Este giro claro a la izquierda es fundamental para fortalecer el apoyo a Morena además porque la diferencia de votos con el PRD es todavía pequeña, poco más de 100 mil votos, el 3%.

Morena a nivel nacional

A nivel nacional el balance de Morena no es halagador sino complicado. Para analizarlo debemos recordar que AMLO ha sido uno de los dirigentes más reconocidos a nivel nacional durante años y que su ruptura con el PRD despertó grandes expectativas. Este debe ser el parámetro para medir los votos obtenidos por Morena y no el hecho de que haya pasado de cero, por ser partido nuevo, a 3 millones 68 mil.

El hecho de que Morena haya conquistado la cuarta posición en la tabla general de votos a nivel nacional no refleja la verdadera situación del partido. Los análisis que plantean festejar sin reparos este avance omiten las grandes debilidades que tiene Morena. De entre los 17 Estados donde hubo elecciones, hay 14 donde Morena ocupa entre el lugar 5º y el 10º en la tabla general de cooptación del voto. El caso de Colima es el peor, aquí Morena está por debajo de MC, Partido Verde, el renglón de “Votos Nulos” y hasta del PT que perderá el registro. En Sonora aparentemente se logró un paso al frente importante porque se colocó en el tercer lugar, sin embargo está 36 puntos porcentuales por debajo del PRI y 34 por debajo del PAN.

En Nuevo León ocupa el décimo lugar, en Guerrero donde históricamente hay movimientos sociales ocupa el 8º, en Michoacán que había sido bastión de la izquierda ocupa el 6º.

En los estados donde hubo elecciones para gobernador (BCS, Camp., Col., Gro., Mich., Nvo. León, Qro., SLP, Son., sin incluir al DF) Morena logró un total de 331 mil votos colocándose en el sexto lugar. Sorprende que por encima de Morena este el renglón de “votos nulos”.

Los resultados demuestran que a nivel nacional Morena no ha logrado atraer a las masas explotadas, en realidad el cuarto lugar alcanzado es producto de que los otros partidos bajaron en su cooptación del voto. Por tanto, se reafirma la conclusión de que Morena debe girar contundentemente a la izquierda. Si por el contrario se mantienen los problemas de antidemocracia interna, de arribismo, de un programa que olvida la defensa de las demandas sociales realmente importantes y si no toma como arma de lucha la movilización, entonces Morena puede perder el apoyo que ahora ha conseguido. De hecho, esta eventual pérdida de apoyo puede realizarse a una velocidad mucho más rápida que en el caso del PRD.

¡Luchar ya!

La dirección de Morena ha promovido la idea de que estos resultados aseguran un excelente papel para el partido en 2018. Sienten que están ganando la presidencia. Están cometiendo un gravísimo error. Morena va a ser puesto a prueba, por ejemplo Ricardo Monreal en la delegación Cuauhtémoc debe actuar contra la represión constante que se realiza en su demarcación y que está organizada desde el mismo gobierno central del DF. ¿Cómo va a frenar este problema? La única alternativa verdadera es basarse en la movilización de las masas ¿lo va a hacer? Y si finalmente no lo hace ¿Cuál va a ser la reacción de los compañeros que han votado por él esperando un cambio? Esto nos permite ver que un triunfo electoral en las elecciones del 2018 no está seguro si ahora no se cumplen las expectativas. Morena ha dado un paso al frente muy importante pero sólo es en el DF y no se trata de un avance consolidado. A nivel nacional su posición es francamente mala. La solución una vez más debe ser la de girar firmemente hacia un programa y una táctica de lucha anticapitalista.

Resultados del boicot electoral

El boicot no tuvo un respaldo masivo y la razón es muy sencilla: los trabajadores y jóvenes sabían que participar en el boicot era caminar directamente al precipicio. Se sabe que producto de los enfrentamientos ese día quedaron presos poco más de 100 compañeros, uno fue asesinado y cientos más sufrieron agresiones. Este riesgo quedaba claro desde que salió la convocatoria de una reducida asamblea de activistas, muchos de ellos con poca o nulo arraigo social salvo el caso de la CNTE, y por ello no hubo un respaldo masivo.

Por otra parte, la eficacia de la acción claramente fue muy limitada. En diferentes medios de izquierda se ha publicado que 603 casillas no se instalaron gracias al boicot, esto es un 0.2% de las casillas. En términos de votos no es posible saber cuántos quedaros destruidos o sin poder ser emitidos, pero la cifra de casillas no instaladas por esta razón nos deja muy claro que el impacto fue muy limitado. El triunfo del PRI en estados como Guerrero, Chiapas y Oaxaca deja ver que esta táctica tampoco logró frenar a la derecha ni en un sentido electoral, ni de manera más amplia en un sentido político.

En la lucha contra el régimen debemos ser muy serios, los errores pueden pagarse a un precio muy elevado, y este fue el caso. Ante la debilidad numérica y organizativa los compañeros promotores del boicot pudieron plantear una jornada de lucha cuyo objetivo pudiera haber sido unificar a toda la izquierda que realmente lucha para entablar una oposición en las calles contra la política de la derecha. Conseguir la unidad de movimientos como el de San Quintín con la CNTE y con el movimiento estudiantil sería ya un gran paso al frente para luchar contra las reformas de Peña Nieto. De esta forma el movimiento podría haberse fortalecido atrayendo a más sectores y perfeccionando su capacidad de respuesta. Desgraciadamente los compañeros han actuado bajo otra lógica y ahora ni lograron frenar las elecciones ni lograron fortalecer sus propias fuerzas.

Es necesario decir que ni el régimen de Peña Nieto ni el capitalismo en general va a caer sino a condición de que las amplias masas obreras, campesinas y juveniles actúen organizada y firmemente bajo un mismo plan. Nada ni nadie puede sustituir la acción de las masas y cuando se intenta entonces se generan las condiciones para cometer graves errores. Esa es una lección que nos ofrece toda la historia. Por tanto, la tarea de los revolucionarios, de los compañeros comprometidos en hacer cumplir la consigna de “abajo el capitalismo”, debemos orientar todas nuestras fuerzas a explicar pacientemente a las masas la necesidad de que se unan a la lucha, debemos trabajar para perfeccionar los métodos organizativos, la táctica y el análisis político de las amplias masas del proletariado. Esta tarea no es sencilla, requiere una inmensa cantidad de trabajo físico, requiere una formación política para salvar los momentos difíciles y mantener el ánimo entre nuestras propias filas, se requiere de medios materiales para construir una organización en donde los métodos primitivos de trabajo no existan, y claro que sí, esta tarea también exige tiempo y paciencia. Negarnos a realizar este duro trabajo es renunciar al triunfo de nuestros objetivos revolucionarios.

Con los compañeros que impulsaron el boicot tenemos muchas coincidencias, aceptamos que hay que luchar contra este régimen de miseria y pobreza, aceptamos también que en esencia la democracia capitalista no soluciona nada por sí misma. También creemos que hay que seguir luchando por la presentación con vida de los 43 normalistas. Pero rechazamos el método de lucha al margen de las grandes masas obreras, estudiantiles y campesinas.

La lucha continúa

La derecha no tiene nada que festejar, los resultados electorales muestran por todos lados la debilidad del aparato político de la burguesía. El PRD se ha convertido ahora en un partido identificado con la derecha priísta y por tanto las masas le han retirado el apoyo que en años anteriores le dieron. Morena no tiene un apoyo ni mayoritario ni acrítico entre la clase trabajadora, en realidad quien han votado por ellos le está brindando una oportunidad para realizar cambios profundos, si esto no es respondido con hechos, con un programa y táctica de izquierda y anticapitalista, entonces el futuro de Morena se volverá incierto.

Las elecciones han sido un rechazo rotundo a los partidos de derecha y una profunda crítica a los partidos de izquierda. Pero lo más determinante es que los resultados electorales, la manera en que las masas han asumido esta fecha, demuestran que desde el movimiento obrero, juvenil y campesino se han sacado muchas lecciones importantes sobre la podredumbre del régimen burgués. Existe entre el proletariado ánimo y condiciones para continuar la lucha. Esta es la base para lograr eliminar de nuestro país la miseria y la descomposición que genera el capitalismo, únete a Militante y lucha por una alternativa socialista.


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