Desde los años 90 en San Adrián existe una residencia de ancianos. En aquellos tiempos, gracias a las negociaciones internas los trabajadores, estos consiguieron un convenio propio que en mayor o menor medida garantizaban unas condiciones laborales aceptables y su posterior consecuencia: una mejor calidad asistencial.

Ahora bien, el 1 de enero de 2010 entró a formar parte de la gestión de la residencia de ancianos una empresa llamada PROGILE (un grupo que se dedica a la gestión de residencias). Ahí fue donde todo empezó a cambiar.

Nada más entrar a gestionar, la empresa y los delegados sindicales se reunieron para negociar el nuevo convenio laboral, se reunieron un total de dos veces y no se llegó a acuerdo. Al tiempo, a los delegados les llego una carta por parte de la empresa en la que se ponían las condiciones de los trabajadores en el futuro con la única excusa de que una Residencia no es rentable.

Ese “acuerdo” (por no decir imposición) hacia pasar a los trabajadores de tener unas condiciones de un convenio propio al propio de toda España, en el que perdían muchos derechos que habian conseguido anteriormente. Entre ellos, alargar el número de horas anuales en un numero de 107 horas al año, disponibilidad absoluta por parte del trabajador hacia la empresa sin que ello repercuta positivamente para este, se les reducía además el descanso diario en 5 minutos y para más INRI la congelación de los sueldos, que ya alcanzaba el 20% del que debiese.

Los trabajadores dijeron: ¡BASTA YA! El 9 de junio consiguieron que alrededor de 100 personas, tanto trabajadores como personas solidarias con la causa, en una concentración en la inmediaciones de la residencia a grito de: “No somos esclavos, somos empleados”, “dignidad laboral, calidad asistencial” y otras tantas más. ¿En que acabará?

El obrero si quiere, se organiza y lucha. Las conquistas vienen después de ello.


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