¡Es necesaria una acción coordinada para derrotar al débil gobierno de los Tories!
El 12 de septiembre el gobierno tory anunció que los policías y funcionarios de prisiones recibirían un aumento salarial superior al 1% (una cantidad irrisoria) y que desde el próximo año habrá “flexibilidad” en las subidas salariales del resto del sector público. Se rompe así la política de los últimos siete años de subir el 1% que de facto ha supuesto recortes salariales pues los precios no han dejado de incrementarse.
El cambio refleja la enorme presión a la que ha estado sometido el gobierno, incluidas huelgas y amenazas de huelga de numerosos sindicatos. Por ejemplo, el Royal College of Nursing –tradicionalmente el sindicato de enfermeros más conservador– ha llevado a cabo votaciones consultivas en las que un 78% de su afiliación está a favor de ir a la huelga. De llevarse a la práctica, sería la primera vez en su historia que este sindicato llamase a la huelga.
Este ambiente de lucha no desaparecerá con los anuncios del gobierno. Al contrario, la confianza de los trabajadores crecerá al ver que los tories retroceden. Además, el gobierno ha dicho que cualquier aumento debe venir de los presupuestos actuales y eso implica que otras prestaciones pueden sufrir nuevos recortes.
Los trabajadores sencillamente no pueden aguantar más retrocesos salariales. Mientras el gobierno se jacta del descenso en las cifras del paro la gente conoce la realidad: el trabajo precario y los bajos salarios implican que los trabajadores no nos hemos beneficiado de esta bajada en las cifras generales. El 60% de los pobres viven en hogares en los que al menos un miembro trabaja. Esta situación fue un factor clave en las elecciones generales de junio y jugó un papel en los excelentes resultados del líder de izquierdas del Partido Laborista Jeremy Corbyn, que durante su campaña hizo un llamamiento a terminar de inmediato con la moderación salarial y aumentar el salario mínimo a 10 libras la hora.
Este ha sido un verano plagado de huelgas, especialmente a nivel local, que han conseguido varias victorias. Tras una batalla de dos años los conserjes de los colegios de Glasgow ganaron su lucha por aumentos salariales y el incremento de plantilla. El personal del Banco de Inglaterra, precario y mal pagado, se movilizó por primera vez en 50 años, ganando días de vacaciones y echando atrás un intento de eliminar sus derechos de negociación colectiva. La tripulación mixta de cabina de British Airways ha tenido un total de 85 jornadas de huelga, ahora interrumpidas por las negociaciones.
Muy importante ha sido la huelga a principios de septiembre en dos establecimientos de McDonalds, la primera en la historia de Gran Bretaña. El sindicato del sector alimenticio BWAFU junto a otros colectivos, incluido el Socialist Party, lleva dos años de campaña bajo la consigna 'Derechos para la comida rápida'.
El Socialist Party ha remarcado que este tipo de acciones son fundamentales para reconstruir el movimiento sindical y conectar con los trabajadores jóvenes. Los sindicatos deben realizar campañas serias en contra de los contratos de cero horas, los bajos salarios y los abusos patronales. La huelga en McDonalds, aunque aún a pequeña escala, es un paso adelante muy importante en este sentido.
Con todas huelgas al mismo tiempo, cada vez más trabajadores ven clara la necesidad de que los sindicatos coordinen la acción entre todos los sectores y a nivel nacional.
Por eso fue tan importante el vivo e inspirador encuentro anual de la National Shop Stewards Network –NSSN (Red Nacional de Delegados Sindicales)— una organización sindical de base en la que el Socialist Party (CIT en Gran Bretaña) desempeña un papel clave. Representantes de numerosas luchas tomaron la palabra, así como dirigentes nacionales de varios sindicatos y John McDonnell (número dos del Partido Laborista y mano derecha de Corbyn). El mitin llamó a una movilización nacional de masas y a la coordinación de las huelgas, en primer lugar en el sector público. Como dijo durante el mitin Rob Williams, presidente de la NSSN y miembro del Socialist Party, exigimos que el TUC se convierta en un "comité de guerra".
Mark Serwotka, secretario general del sindicato de funcionarios públicos PCS, recalcó que las direcciones sindicales deben luchar y combatir la estrategia de los tories de enfrentar a unos sindicatos con otros: "No debe haber trabajadores de primera y de segunda. Cada uno de nosotros merece una subida salarial... debería haber un subida salarial para todos del 5% como mínimo".
Aunque el TUC cometió errores que no son ninguna novedad (los dirigentes sindicales de derechas que hablan sin tomar ninguna acción práctica), el rally de NSSN marcó el tono de la semana. Las cuestiones relacionadas con la remuneración del sector público y con la acción coordinada destacaron enormemente. Muchos de los trabajadores involucrados en estas acciones han despertado a la política en la oleada anti-austeridad que hay detrás del movimiento de apoyo a Jeremy Corbyn. Sus campañas —en dos ocasiones para la dirección del Partido Laborista y luego en las elecciones generales— han hecho saltar por los aires la falacia de que las políticas anti-austeridad y socialistas no pueden ser populares. Sin duda, todo esto ha jugado un importante papel en dar a los trabajadores la confianza necesaria para participar en este verano de huelgas.
Pero en este momento quizás la huelga más significativa la están protagonizando los trabajadores de la recogida de basura en Birmingham, ésta ha demostrado claramente que al Partido Laborista todavía le queda un largo camino por recorrer antes de que pueda ser considerado un partido plenamente de y para los trabajadores. El motivo de la huelga es la pérdida de empleos y los recortes de salarios, todos implementados por un consejo laboral. Este consejo incluso renegó de un acuerdo al que se había llegado para resolver la disputa y en su lugar emitió ¡113 avisos de despido!
El Ayuntamiento de Birmingham dispone de unas reservas superiores a los cien millones de libras que se podrían utilizar para negarse a aplicar recortes, al mismo tiempo que lideran una campaña para exigir los fondos necesarios del gobierno central. Los concejales actuales han demostrado que no están dispuestos a hacer esto y hay que obligarles a que se echen a un lado y dejen paso a aquellos que sí que están dispuestos a defender a los trabajadores y vecinos de Birmingham.
Si Jeremy Corbyn se posicionara a favor de una campaña en esta línea, comprometiéndose a que un futuro gobierno laborista rembolsase todo el dinero gastado, así como a aumentar drásticamente los presupuestos municipales, ganaría el apoyo masivo de la clase trabajadora y acabaría con el escepticismo que existe en la base laborista por la política blairista que se aplica a nivel local.
Está creciendo la presión de esta contradicción entre las dos alas del Partido Laborista, el sector anti-austeridad que apoya a Corbyn y los derechistas de Blair que dominan las estructuras del partido, los concejales y los diputados. Pero para que ala anti-austeridad gane, es necesario dar una fuerte batalla y llamar a la movilización masiva con un programa de izquierdas y cambios estructurales. Esto es lo que apoyamos desde el Socialist Party y por lo que continuaremos luchando.