El Militante.— Explícanos tu experiencia reciente en la búsqueda de empleo y danos tu opinión de lo que has encontrado.
 Ainhoa, 21 años, Málaga.— Este año he dejado unos 200  currículos y estoy apuntada a una ETT físicamente y a varias por  internet. Sólo he conseguido tres ofertas de empleo. La primera fue de  teleoperadora, donde tenía que ser autónoma (yo me pagaba la seguridad  social) y asalariada (con horario partido a cumplir en oficina) y el  sueldo neto era de 600 euros más objetivos. Pero no llegué a cobrar ese  sueldo ya que me echaron en el primer mes de formación y sólo cobré 200  euros por “formarme” ocho horas diarias.
 Las otras dos ofertas de trabajo fueron a través de ETTs y ambas de  comercial. Una, puerta por puerta de lunes a sábado pagando yo los  desplazamientos, las comidas y sin sueldo fijo; otra, de teleoperadora  en el Parque Tecnológico para la que no me llamaron después de la  entrevista, pero que constaba de una semana de prueba, luego un mes de  contrato con quince días de prueba, ampliable hasta cuatro meses (tiempo  máximo de contrato a través de ETT). 
 Todo lo que he encontrado han sido trabajos temporales que nos  esclavizan y no nos dejan tiempo para nada más a cambio de sueldos  miserables. Yo quería ahorrar este curso para seguir el que viene en la  universidad, pero sigo en paro y sin subsidio. 
 EM.— ¿Cómo está afectado la subida de tasas universitarias a las familias trabajadoras?
 Diego, 20 años, Madrid.— La realidad de muchos jóvenes que  estudiamos en la universidad pública con los nuevos planes de estudio es  bastante grave. Las repetidas subidas de tasas desde que se ha  establecido el plan Bolonia ahoga a muchas de nuestras familias. En  nuestras casas ya se bromea con eso de que la universidad, viendo los  precios, de pública tiene poco. Además, nos encontramos que año tras año  nos van reduciendo las becas, por lo que pagar las tasas se hace  inapelable. Además, no han sido pocos los compañeros de carrera que la  han tenido que dejar porque era imposible hacer compatible el trabajo y  los estudios, debido a que los planes de Bolonia te ocupan todo el  tiempo con trabajos. 
 Este año las tasas se han puesto en 13,38 euros el ECTS en mi carrera,  que es una de letras (por lo tanto más barata que las tecnológicas o de  ciencias) y por suerte no tiene prácticas de laboratorio. Pero aún así  se pone en 802 euros anuales por sólo 60 ECTS, es decir, diez  asignaturas. Luego, añádele material a base de manuales, fotocopias,  impresiones, etcétera. Es para echarse a temblar.
 EM.— Has intentado mejorar la cualificación de tus estudios para encontrar un trabajo mejor. Cuéntanos tu experiencia.
 Raúl, 20 años, Madrid.— Así es, debido a que cada día el acceso  a un puesto de trabajo digno es más complicado para los jóvenes, me  pareció muy necesario adquirir un título más cualificado. Por desgracia  por la aplicación de los planes de Bolonia, el acceso a la universidad  estaba totalmente vetado para mí, por el simple hecho de tener que  trabajar mientras estudio ya que mi familia no puede permitirse pagarme  los estudios. Teniendo esto en cuenta, decidí tomar el camino de la FP,  una rama que durante los últimos años el Ministerio de Educación ha  estado fomentando con su propaganda. Por desgracia, lo cierto es que a  pesar de toda esta campaña la Formación Profesional no cubre para nada  la demanda de plazas que debería por lo que junto con otros 50.000  estudiantes yo tampoco pude acceder a una plaza en esta rama educativa.  La única alternativa que me ha quedado es la de trabajar en una conocida  cadena de restaurantes con un contrato bastante precario al igual que  la mayoría de los jóvenes que tienen contrato.






 

  
                
  
                
  
                
  
                
  
                
  
                
  
                
  
                
  
                
  
                
  
                
  
                