Hace dos años, después de que la en teoría apocalíptica gripe A quedase en agua de borrajas, se evidenció la influencia —por no decir control— de las multinacionales farmacéuticas en la Organización Mundial de la Salud. Empresas como Roche obtuvieron ingentes beneficios vendiendo a los gobiernos el famoso Tamiflu. Ahora son de nuevo noticia: Roche ha dejado de suministrar algunos medicamentos a varios hospitales de Grecia1, por la acumulación de facturas sin cobrar.
Entre estos medicamentos que los griegos tendrán que pagar de su bolsillo están los destinados a curar el cáncer. Esto, en la situación de empobrecimiento a la que se ha sometido a los trabajadores griegos con los continuos recortes, va a significar que la mayoría no podrá pagar estos caros medicamentos. No es demagogia: el capitalismo mata.
El director general de Roche aseguró que su empresa se plantea tomar medidas similares contra otros países como el Estado español. Aunque el Ministerio de Sanidad ha negado esa posibilidad diciendo que son situaciones totalmente diferentes los datos están ahí: los hospitales públicos tienen una deuda de 5.400 millones de euros y la demora media en el pago es ya de un año y dos meses. De hecho, hace un año Roche amagó con dejar de servir a centros públicos de Cantabria (una de las comunidades con más deuda con el sector farmacéutico) por falta de pago, aunque finalmente se alcanzó un acuerdo con la Consejería de Sanidad.
Beneficios a costa de nuestra salud
Esta decisión de una multinacional farmacéutica no debería extrañarnos. Al fin y al cabo, bajo el capitalismo las empresas privadas buscan el máximo beneficio, vendan coches o aspirinas. Por eso hay 2.000 millones de personas en el mundo que tienen dificultades para acceder a fármacos básicos para la supervivencia. Por la misma razón estas empresas no desarrollan tratamientos para curar enfermedades que afectan principalmente al Tercer Mundo ya que allí no pueden pagar los medicamentos.
Pero no es sólo cuestión del Tercer Mundo. Recientemente el premio Nobel de Química de 2009, Thomas Steitz, ha denunciado que los laboratorios farmacéuticos no invierten en investigar en antibióticos que puedan curar definitivamente, sino que prefieren centrar el negocio en medicamentos que sea necesario tomar durante “toda la vida”2. Otro ejemplo. El cáncer, para el cual Roche no distribuirá medicamentos en hospitales griegos, podría tener una cura barata y eficaz. Unos investigadores canadienses han logrado curar el cáncer usando dicloroacetato. Sin embargo, esta sustancia no requiere patente y es barata, por lo cual no representa negocio para las farmacéuticas y seguramente no se aplicará3.
La salud no puede ser un negocio
En esta época de crisis la política de la burguesía respecto a la sanidad (igual que respecto a todo lo público) es simple: que deje de serlo y que el que quiera que lo pague. La avanzadilla es el copago sanitario, ya introducido en Italia. Ante esto, es impotente defender el actual sistema o una mayor regulación de las multinacionales farmacéuticas (tan quimérico como la regulación de las transacciones bancarias). Si queremos que el acceso a los medicamentos y a la salud en general sea un derecho universal la única forma efectiva de lograrlo es exigir un sistema de salud completamente público, que incluya también la investigación, fabricación y distribución de los medicamentos; es decir, la nacionalización de las multinacionales farmacéuticas bajo control obrero.
1.www.elpais.com/articulo/sociedad/Roche/deja/surtir/medicinas/hospitales/griegos/avisa/Espana/elpepisoc/20110918elpepisoc_2/Tes
2.www.lavanguardia.com/salud/20110826/542055-77068/thomas-steitz-premio-nobel-muchas-farmaceuticas-cierran-sus-investigaciones-sobre-antibioticos.html
3.www.vanguardia.com.mx/investigadoresencuentrancuraparaelcancerperonoesnegocioparafarmaceuticasyquizanuncavealaluz-724971.html.