¡Por un gobierno de izquierdas con un programa verdaderamente de izquierdas!
Las recientes informaciones publicadas por la prensa sobre el llamado “caso Bárcenas” vuelven a apuntalar una realidad que ya era evidente: el gobierno de Rajoy y el partido que lo sustenta, el PP, están corrompidos hasta la médula y son el agente directo del gran capital y la banca. El 2 de febrero, después de la revelación pública de documentos en los que se reflejaban cuantiosas y continuadas donaciones de grandes empresarios al PP y su reparto entre altos cargos del partido, Rajoy declaró solemnemente que nunca había recibido dinero negro y que lo que los llamados “papeles de Bárcenas” publicados por la prensa eran “apócrifos”, es decir falsos. El lunes 8 julio Bárcenas hizo llegar al juez Ruz parte de los papales originales, dejando en evidencia que el presidente del PP mentía descaradamente. Una semana más tarde, Bárcenas ha declarado ante el mismo juez que pagó 50.000 euros en 2010 a Mariano Rajoy y a María Dolores de Cospedal, además de afirmar que el sistema de financiación ilegal del PP ya estaba montado cuando él ocupó el cargo de tesorero, y ratificarse en la existencia de una contabilidad “B” que él manejaba.
En el referido discurso de febrero, Rajoy también dijo que “haría todo lo que sea preciso para que resplandezca la verdad”, pero el 14 de julio, el diario dirigido por Pedro J. Ramírez, ha dado a conocer que un representante de máxima confianza del PP, en nombre de Rajoy, envió el mensaje siguiente a Bárcenas, encarcelado en Soto del Real: “Si hablas, tu mujer irá a la cárcel. Si callas, Alberto Ruiz-Gallardón será destituido en el último Consejo de Ministros antes de vacaciones y tu tema se archivará en septiembre por nulidad”. ¡Curiosa forma de que “resplandezca la verdad”, muy parecida a la que utiliza la mafia siciliana!
La línea fundamental de defensa de los dirigentes del PP, después de que Bárcenas empezara a tirar de la manta, es repetir hasta la saciedad que este último es un “delincuente” y que sus revelaciones no merecen ninguna credibilidad. Sin embargo, el sábado la prensa hizo público los amistosos mensajes entre Rajoy y el delincuente, cuando ya se había destapado el asunto de los sobresueldos y la cuenta millonaria que Bárcenas tenía en Suiza, y eso a pesar de que el PP había negado cualquier contacto con Bárcenas desde Navidades.
Los “delincuentes” manejan el poder y las finanzas
Afirmar que el PP ha sido “engañado” por Bárcenas es una ridiculez. ¡Claro que Bárcenas es un delincuente, un delincuente que trataba con todos los delincuentes que manejan el poder y las finanzas de este país, y que repartía los dividendos con los dirigentes del PP! ¡Es precisamente porque Bárcenas tenía “cualidades” para manejarse en los círculos del gran capital, entre los cuales no hay pocos lúmpenes de la alta sociedad, por lo que estuvo durante dos décadas siendo tesorero del PP! Por eso los anteriores responsables de las finanzas del PP, Ángel Sanchis, Rosendo Naseiro y Álvaro Lapuerta estaban hechos exactamente de la misma pasta, putrefacta, y todos han estado o están imputados por corrupción. Que Bárcenas y todos los tesoreros del PP sean unos “delincuentes” revela la naturaleza decadente y reaccionaria, del PP y de la propia burguesía española.
El escándalo de los donativos de grandes empresarios al PP y los sobres van mucho más allá de las infracciones legales que hayan podido cometer; es la confirmación del vínculo orgánico entre el PP y los grandes banqueros, empresarios y terratenientes. Son ellos los que mandan en este partido y determinan su programa. Detrás de las “donaciones” y de los sobres hay mucho más que la concesión de tal o cual obra pública para tal o cual empresa; está la brutal política de recortes sociales, las contrarreformas en sanidad y en educación, la legalización del fraude fiscal para los millonarios, etc. Así es la “fiesta de la democracia” capitalista: quien paga, manda.
Rubalcaba sin alternativa
La postura de la dirección del PSOE respecto la política del PP y los escándalos de corrupción que implican al partido del gobierno ha sido una verdadera vergüenza. En febrero, ante el impacto de la revelación de los papales de Bárcenas, Rubalcaba pidió, con la boca pequeña, la renuncia de Rajoy, pero ¡para que se pusiera otro miembro del PP como presidente del gobierno! Pero, ¿es posible que un gobierno de la derecha dirigido por “otro” miembro del PP haga una política distinta a la que está haciendo el actual gobierno? ¿Existe “otro” miembro de la dirección del PP desvinculado de una trama corrupta que no es más que una vertiente de las múltiples relaciones normales de la cúpula de ese partido con los grandes capitalistas? Obviamente, no. De hecho, esa “exigencia” de Rubalcaba no era más que una maniobra coyuntural, para salir del paso, en una situación en la que las revelaciones de corrupción en el PP fueron la gota que colmaba el vaso de la indignación social contra la política del PP, contestada de forma continuada y masiva en la calle.
La prueba de que la petición de dimisión no iba en serio es que, inmediatamente después, todos los esfuerzos de la dirección del PSOE se centraron en forjar un pacto estable con el PP. Nunca como antes, machaconamente, la dirección del PSOE ha insistido en la necesidad de un gran pacto nacional. De hecho, poco antes de que estallara el escándalo de los sms entre Rajoy y Bárcenas, el PSOE había escenificado con el PP un “gran pacto” sobre Europa, que no era más que un balón de oxígeno al gobierno de la derecha más desacreditado de la historia; un gobierno “zombi” y completamente suspendido en el aire. Ahora, Rubalcaba, presionado por el impacto social de las nuevas pruebas de corrupción del PP, vuelve a exigir la dimisión de Rajoy, pero insiste, una vez más, en que Rajoy “debe dar paso a otro dirigente del PP para que se haga cargo del gobierno”. En vez de pedir la dimisión del gobierno y elecciones anticipadas, la dirección del PSOE está tratando de negociar con “toda la oposición” una moción de censura. Es decir, tratará de acordar con CiU (implicada en casos de corrupción igualmente graves) y con el PNV, que practican la misma política social y económica que el PP, una moción que, además, no tiene ninguna posibilidad de prosperar ya que el PP tiene mayoría absoluta en el parlamento.
La posición de la dirección de CCOO y UGT también es inaceptable, manteniendo un silencio completamente vergonzoso, que no es más que la continuidad de su política de pactos y consensos con la patronal y el gobierno. Cuanto más inconsecuente sea la política de los dirigentes del PSOE, de CCOO y de UGT con el objetivo de acabar de una vez con el gobierno del PP, mayor se hará la brecha que separa a estos dirigentes de la base social y política de la izquierda, de los militantes y de los activistas sindicales.
Izquierda Unida tiene que llamar a la movilización en las calles confluyendo con las Mareas
Izquierda Unida sí está exigiendo la dimisión del gobierno del PP y la convocatoria de elecciones anticipadas. Eso es completamente positivo y conecta con las aspiraciones de millones de trabajadores y jóvenes que se han movilizado masivamente contra este gobierno reaccionario. Con su posición, Cayo Lara e Izquierda Unida no hace más que reconocer lo que la mayoría siente: que este gobierno, y este parlamento, están completamente divorciados del sufrimiento de la inmensa mayoría de la sociedad, y que con sus actos y su política, el PP y los que aceptan la lógica del capitalismo han perdido toda su legitimidad. Nunca como ahora la caída del gobierno del PP, y con ella toda su corrupción y sus ataques contra todas las conquistas sociales de la clase trabajadora y de la juventud, ha sido más factible. Pero la exigencia de dimisión del gobierno y de elecciones anticipadas debe ser completada con la convocatoria inmediata de movilizaciones para que todo el protagonismo esté en la calle, en la lucha de los trabajadores y de lo jóvenes y no este parlamento ilegítimo del que sólo pueden salir maniobras de distracción. Ese es el llamamiento que debe realizar Izquierda Unida, para confluir además con los movimientos sociales, con las Mareas. La lucha en la calle, masiva, ocupando las plazas como en Egipto, como en Brasil, como hicimos tras el estallido del 15M, forzando a las direcciones sindicales a convocar una huelga general hasta que el gobierno dimita, es la manera de garantizar no sólo la caída del PP, sino que esta caída lleve a la elección de un gobierno de izquierdas, con un verdadero programa de izquierdas, que empiece por derogar todas las contrarreformas y todos los recortes a los gastos sociales impuestos por la derecha y que nacionalice todo el sistema financiero y las grandes empresas, para empezar a poner en práctica un plan de crecimiento económico y creación de empleo en beneficio de la mayoría de la sociedad.