Un día sí y otro también los grandes medios de comunicación destacan el crecimiento y la recuperación de la economía estadounidense. El pasado mes de enero, en el discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Obama proclamaba el fin de quince años de guerra y recesión: “En este momento, con una economía en crecimiento, una disminución de los déficits, una industria desbordante y una producción energética en auge, hemos salido de la recesión con más libertad para escribir nuestro propio futuro que cualquier otra nación en la Tierra”.
Las cifras del pleno empleo. ¿Recuperación o propaganda?
La economía estadounidense creó 295.000 nuevos puestos de trabajo en febrero, según datos oficiales, reduciendo el desempleo hasta el 5,5%. Así, se habría alcanzado una cifra cercana al pleno empleo, a pesar de la destrucción de más de ocho millones de puestos de trabajo de 2008 a 2010. Sin embargo, si escarbamos un poco en la superficie encontraremos una situación que contrasta bastante con la eufórica campaña de propaganda que, a bombo y platillo, celebra el éxito de las políticas económicas del gobierno Obama y la salida de la recesión.
Febrero ha sido el undécimo mes consecutivo en el que se produce una caída de la tasa de población activa, situándose en el 62,8%, el nivel más bajo desde 1978. Más de dos tercios de la caída de la tasa de desempleo se debe a la cantidad de trabajadores que han pasado a estar fuera del mercado laboral. De los 274.000 desempleados menos registrados, sólo 96.000 obedecen a personas que han encontrado un empleo (se cuentan los contratos a tiempo parcial que han venido a sustituir a los empleos de calidad y que contabilizan en las estadísticas como un empleo a jornada completa), mientras que los restantes 178.000 han dejado de formar parte de la población activa bien por jubilación o por abandonar la búsqueda de un empleo dadas las dificultades. Según el Instituto de Política Económica, habría otros 5.970.000 trabajadores desempleados que no figuran en las estadísticas oficiales que, de contarse, elevarían la cifra al 9%.
Sustitución de empleo de calidad por empleo precario y temporal
Si en 2008 había 13,5 millones de personas sin trabajo estable, en estos momentos son 19,5 millones. Tyler Cowen, economista de la Universidad de George Mason, señala que el 60% de los empleos perdidos durante la recesión era de salarios medios mientras que un 73% de los empleos creados desde el fin de la recesión son de salarios bajos (13,25 dólares o menos la hora).
Informes publicados por el National Employment Law Project indican que “el crecimiento del empleo sigue estando muy concentrado en industrias con salarios más bajos”, siendo la industria de servicios de comida y bebida la que más trabajos ha generado. La misma entidad destacaba que mientras las empresas estadounidenses desde 2009 han creado 1,85 millones de puestos de trabajo con salarios bajos, eliminaron 1,83 millones empleos con salarios medios y altos.
La Reserva Federal de EEUU admitía en septiembre que el ingreso promedio de los hogares de EEUU se redujo un 12% desde 2007 a 2013, una disminución de casi 6.400 dólares al año para la familia media americana.
Anuncios de despidos masivos
Las perspectivas para la creación de empleo son poco alentadoras. Challenger, Gray & Christmas, una consultora que rastrea los despidos masivos, informaba el 6 de marzo que los empresarios estadounidenses anunciaron 103.320 despidos en los dos primeros meses de 2015, casi un 20% más respecto al mismo período del año pasado.
La segunda gran cadena de supermercados, Target, anunció que planea recortar 3.100 empleos en los próximos dos años. El 4 de febrero, el minorista de artículos de oficina Staples anunció la compra de su rival Office Depot, y el consiguiente cierre de hasta mil tiendas y decenas de miles de despidos. Al día siguiente, el minorista de productos electrónicos RadioShack se declaró en quiebra y anunció el cierre de 3.500 tiendas. Los despidos masivos también se han anunciado en el mercado online eBay o la compañía de tarjetas de crédito American Express.
Muchas otras empresas han anunciado despidos en los últimos meses. El sector petrolero es uno de los más afectados tras la fuerte caída en los precios del crudo. Las empresas de servicios petroleros Weatherford International, Baker Hughes y Schlumberger, anunciaron 8.000, 7.000 y 9.000 despidos respectivamente. Otras empresas del sector de la energía, puesto recurrentemente como ejemplo del vigor de la economía americana, han hecho anuncios similares que elevan hasta los 30.000 los puestos de trabajo destruidos.
Bajan los salarios, sube la pobreza y la desigualdad
El descenso en los salarios y el empeoramiento generalizado de las condiciones de vida de la clase trabajadora norteamericana se refleja en datos como la caída en febrero, por tercer mes consecutivo, de las ventas minoristas (el consumo de las familias), una tendencia descendente que se mantiene desde enero de 2014 y que refleja la situación real de millones de familias.
El número de personas en la pobreza en EEUU se mantiene en niveles récord. Según el Census Bureau’s Supplemental Poverty Measure, la mitad de la población norteamericana es pobre o casi pobre. En enero, la Fundación para la Educación del Sur informó que, por primera vez en cincuenta años, los niños de bajos ingresos constituyen la mayoría de los estudiantes matriculados en las escuelas públicas estadounidenses. El número de niños sin hogar se ha incrementado en un 85% desde el comienzo de la recesión, hasta llegar a 1,3 millones. En abril de 2013, el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas concluía que EEUU tiene la cuarta tasa más alta de pobreza infantil entre los 29 países desarrollados. Sólo Lituania, Letonia y Rumanía tienen mayores tasas de pobreza infantil. EEUU cayó por detrás incluso de Grecia.
Esta es la situación que esconden las cifras de la “recuperación económica” en EEUU, una situación de empobrecimiento insostenible que está en la base del levantamiento contra la violencia racial y que augura nuevas explosiones y luchas, de las cuales las históricas huelgas de los estibadores, los trabajadores de la comida rápida o los del petróleo en los últimos meses son sólo algunos anticipos.