¡Por el respeto de los derechos laborales!
Este 8 de marzo se celebran 113 años de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, donde la dirigente comunista alemana Clara Zetkin propuso la proclamación del Día Internacional de la Mujer Trabajadora con el fin de impulsar y promover la igualdad de derechos, incluyendo el sufragio universal para las mujeres.
Tras décadas de peleas por conseguir la igualdad real entre hombres y mujeres, la crisis económica a nivel internacional vuelve a situar a la mujer trabajadora como víctima destacada. La violencia machista, los recortes, la ofensiva ideológica de la derecha en alianza con la Iglesia y los sectores políticos que utilizan demagógicamente el discurso de izquierda pero en la práctica promueven las lacras del capitalismo contra la mujer, son el pan nuestro de cada día en esta sociedad decadente.
Los recortes sociales agravan la vida de la mujer trabajadora en Venezuela
Las sanciones del gobierno EEUU y la nefasta administración corrupta del gobierno, ha complejizado a un más la situación de la mujer trabajadora en Venezuela, con un acceso restringido a servicios públicos tales como agua, gas, transporte así como en la atención médica y educación de calidad donde claramente se puede observar el descalabro que se profundiza y golpea brutalmente a las familias pobres. Por lo que no cabe duda, que ahora en este contexto, el retroceso más grande lo hemos sufrido las mujeres trabajadoras.
Decimos trabajadoras, porque queremos marcar diferencia, hablamos de las mujeres que tomamos el metro, la camionetica o caminamos, las que sufrimos de empleos precarios y se nos hace difícil llegar a fin de mes, las que “literalmente” nos quitamos el pan de la boca para nuestr@s hij@s. Por ser mujeres no todas estamos en el mismo bando, hay un grupo (reducido) que vive con privilegios muy importantes que les permite superar demasiado mejor estas adversidades.
No tenemos nada que ver, por ejemplo, con las ministras acomodadas o las empresarias millonarias de toda la vida, que extraen plusvalía de los trabajadores al igual que lo hacen los empresarios del género masculino, esas que defienden y patrocinan la sociedad patriarcal que nos ha oprimido.
La lucha ideológica contra el sistema en la casa y en la calle
Las trabajadoras venezolanas sabemos lo difícil de la supervivencia diaria. Aunque a todos los trabajadores nos afecta por igual, es justo reconocer que a la mujer trabajadora le toca la peor parte. La desigualdad laboral se ha agudizado aún más, los capitalistas se aprovechan del desespero maternal y la hambruna, siendo, además, que la mayoría de mujeres están sometidas a las tareas del hogar sufriendo también la explotación de su pareja alienada por la lógica del sistema capitalista.
El aumento en la precariedad de nuestras vidas, ha llevado a muchas mujeres trabajadoras a aceptar condiciones de abuso, que son en gran medida toleradas porque no tenemos la independencia económica que garantice nuestro autocuidado ni el cuidado de nuestr@s hij@s.
Seguimos permitiendo hombres maltratadores en el hogar porque son garantes de comida y techo. Los feminicidios aumentan en cuanto aumenta la precariedad económica de las mujeres trabajadoras. Ecs por eso que debemos organizarnos y exigir salarios que nos permitan cubrir el costo de la vida.
Necesitamos una política que libere realmente a la mujer de la explotación
Durante los gobiernos del expresidente Hugo Chávez se consiguieron minimizar muchos de los males capitalistas y se obtuvieron conquistas progresistas, pero al quedar el proceso a medias actualmente Nicolás Maduro está liquidando los avances del pueblo trabajador aplicando políticas capitalistas y reaccionarias, no se respetan los derechos de las mujeres o son utilizadas para el beneficio de un sector privilegiado desviando sus raíces revolucionarias, limitando la organización del sector popular a los lineamientos clientelares de la burocracia.
Son demasiadas las razones para la creación de una organización que acompañe las luchas concretas que se están presentando en la supervivencia del día a día de la mujer, hay que impulsar los comité de acción y lucha de las mujeres trabajadoras, en cada unidad de trabajo, barrios, universidades y coordinar su conexión para lograr una gran fuerza de movilización del feminismo clasista.
Hay que rescatar las lecciones históricas de lucha de las mujeres y llevarla a la práctica para exigir un alto ante estas condiciones de vida miserables, pero también es un deber no solo de mujeres, sino, de hombres revolucionarios y de las organizaciones de izquierda en nuestro país, luchar junt@s y organizarnos por unas mejores condiciones de vida para todas y todos.
Debemos luchar por derechos fundamentales como servicio de salud y educación de calidad, espacios de cuidado en el trabajo para las niñas y niños, por ninguna pierda del puesto de trabajo, el respeto del periodo de lactancia, los permisos remunerados pre y post natal, los reenganches inmediatos y pago de todas las reivindicaciones laborales.