¡Solo la lucha internacional de la clase trabajadora puede derrotar la ofensiva global de la ultraderecha!
El fascismo trumpista está utilizando una ley xenófoba y racista de 1798-la Ley de Enemigos Extranjeros, que no habían desempolvados desde la segunda guerra mundial, cuando encarcelaron a más de 30.000 migrantes de Europa y Japón- para deportar y encarcelar a migrantes de diferentes países latinoamericanos, ensañando con mucha más brutalidad aún contra los venezolanos.
Este ataque salvaje forma parte de la guerra que, como hicieron los fascistas en los años 30 del siglo XX, han declarado Trump, Musk, marco Rubio y demás ultraderechistas rabiosos contra el “enemigo interno”: la clase obrera, empezando por los trabajadores migrantes, la izquierda, el movimiento feminista y LGTBI, la población afroamericana...
Medidas de guerra contra la clase trabajadora
El gobierno de Trump estigmatiza a los trabajadores venezolanos de “criminales” “asesinos” y “terroristas”, acusándoles falsamente de estar invadiendo los Estados Unidos y formar parte de una organización terrorista llamada “El Tren de Aragua”. Su objetivo es enfrentar a trabajadores nacidos en EEUU y llegados de fuera para impedir una lucha unificada de toda la clase obrera contra los despidos y ataques brutales a las condiciones laborales, niveles de vida y derechos democráticos y sociales que han puesto en marcha.
Empezando por el sector más vulnerable: los trabajadores y trabajadoras migrantes, promueven acciones con empresas privadas de “caza recompensas”, bandas fascistas para cazar migrantes. En algunos estados han planteado leyes para pagar $1.000 por cada inmigrante denunciado y detenido, buscando alimentar la miseria humana y el fraccionamiento entre las masas empobrecidas.
La eliminación del TPS, que brindaba protección a unos 300 mil trabajadores venezolanos, ha ido acompañada de redadas policiales y detenciones arbitrarias sin el debido proceso judicial. Primero buscaron hacer esta deportación masiva de migrantes a Venezuela mediante negociaciones opacas con el gobierno de Nicolás Maduro.
Presiones de los sectores del Partido Republicano más vinculados a la extrema derecha venezolana, han hecho aún más salvaje esta persecución racista, enviando venezolanos inocentes y sin ningún antecedente penal a la cárcel de Guantánamo, un centro de reclusión y tortura contra “terroristas” creado por Washington. Otros están siendo metidos en prisiones de máxima seguridad ofrecidas por el presidente salvadoreño Bukele, donde han sido denunciadas todo tipo de torturas y vejaciones contra los presos.
Bukele cobrará 20.000$ al año por cada preso, con posibilidad de extenderse. Bukele declara que utilizará esa fuerza de trabajo sin costo alguno para explotarla. Algo que también proponen portavoces del Gobierno Trump para los campos de concentración de migantes en EEUU ¡Como los nazis!
Las posiciones de la oposición de derechas y el Gobierno ante el ataque de Trump
Estas políticas han sido respaldadas por María Corina Machado, desenmascarándola como lo que es: una fascista y racista que desprecia a los pobres y a los trabajadores, cuyo discurso electoral en las elecciones del pasado 28J hablando de “democracia”, reencuentro de la familia venezolana, etc. es pura hipocresía.
Ante la indignación que provocaron sus declaraciones de apoyo, MCM ha intentado “rectificar” poniendo un mensaje de twitter. Pero ella y Edmundo González participan en todos los foros de esta ultraderecha fascista internacional donde se defiende expulsar y meter en campos de concentración a los migrantes y aplastar a las organizaciones de izquierda. Eso es lo que defienden. Y lo que harían si llegasen a Miraflores.
Pero hay que ser claros. Si Machado y González han conseguido un apoyo de masas en Venezuela es por las políticas capitalistas el gobierno de Maduro, que está liquidando todos los avances sociales que conquistamos con la lucha las y los trabajadores antes y durante el proceso revolucionario que lideró Hugo Chávez.
Estas políticas represivas y antidemocráticas han significado encarcelar a gran cantidad de jóvenes trabajadores por protestar contra las condiciones miserables de vida, la falta de empleo digno y el retroceso en los derechos democráticos y sociales. De hecho, la primera reacción del Gobierno frente a las deportaciones de Trump fue negociar con su enviado, entregando a terroristas implicados en ataques al pueblo y buscando acuerdos para mantener las inversiones de la Chevron. Solo cuando Trump ha roto esos acuerdos, las declaraciones minimizando sus ataques y presumiendo de habilidad para pactar con él han sido sustituidos por declaraciones anti-imperialistas que tampoco van acompañados de medidas concretas.
Solo la lucha unitaria de los trabajadores, en Venezuela e internacionalmente, acabará con el racismo y el capitalismo
Millones de trabajadoras y trabajadores recorren el mundo buscando mejores condiciones de vida, obligados a arriesgar sus vidas atravesando mares, selvas y desiertos por la crisis, sometidos a las lacras de la extorsión, secuestro, trata, violaciones y todo tipo de agresiones inimaginables por la miseria, guerras y barbarie del capitalismo.
Muchos trabajadores y trabajadoras en Venezuela han dado este duro obligados por la crisis del capitalismo venezolano, el parasitismo de la burguesía (tanto la oligarquía tradicional como la nueva boliburguesía surgida de la burocracia del estado) como por las políticas de gestionar el capitalismo y reprimir y criminalizar las luchas obreras que está aplicando el Gobierno. Todo ello agravado por las sanciones y ataques del propio imperialismo estadounidense.
Bajo este sistema capitalista lo único que podemos esperar es que continué la lucha entre bloques imperialistas dominados por EEUU y la Unión Europea por un lado y Rusia y China por otro para hacerse con los recursos naturales, mercados y áreas de influencia. Y su resultado: guerras, opresión y miseria. Como la que siembra el Gobierno fascista de Netanyahu con apoyo de EEUU en Palestina, mientras China (segundo socio comercial de Israel) tampoco hace nada y presiona a los gobiernos árabes para que miren a otro lado. El reparto de Ucrania entre Putin y Trump, de Siria entre Israel, EEUU y el régimen ultraderechista de Erdogan (que Maduro declaró su aliado y amigo), etc.
Frente a estas políticas imperialistas, la ofensiva fascista y racista internacional y los ataques y recortes sociales que exigen los empresarios, los trabajadores y trabajadores venezolanos no podemos esperar nada ni de la derecha y ultraderecha fascista a sueldo de EEUU de MCM y Edmundo González ni de las políticas autoritarias y represivas de la burocracia madurista apoyada por China y Rusia.
Solo podemos confiar en nuestra propia organización y lucha y en la unidad con nuestras hermanas y hermanos del resto de la clase trabajadora internacional con un programa revolucionario que confisque las grandes industrias, la banca y los latifundios para ponerlos bajo gestión directa de la clase obrera y construir un verdadero socialismo. Únete a Izquierda Revolucionaria para luchar por estas ideas en venezuela e internacionalmente.