Claro que los trabajadores tenemos una alternativa a este sistema capitalista, enfermo y destructivo. Con todos los recursos económicos, técnicos y humanos existentes, el paro, los bajos salarios, la pobreza son problemas que podrían ser erradicados de forma inmediata. La sanidad y la educación públicas y otras conquistas sociales podrían mejorar rápidamente, en vez de retroceder. La condición para todo ello es la nacionalización de la banca y las grandes empresas bajo control de los trabajadores, lo que permitiría arrancar las riendas de la economía de las manos de esa ínfima minoría de buitres degenerados que la controlan y planificarla a favor de la mayoría, poniendo como prioridad el desarrollo social y el bienestar de todos. La lucha por la transformación socialista de la sociedad es más necesaria que nunca.

Manifiesto de las Marchas de la Dignidad

Ésta es una crisis capitalista sin precedentes para cuya solución los gobiernos que representan a los banqueros y empresarios, unos y otros corrompidos hasta la médula, no tienen propuesta alguna que no sea quitarnos prestaciones, pensiones y servicios públicos.
Se enriquecen a costa de desmantelar la sanidad, la educación y demás servicios públicos, mientras privatizan todo lo rentable y desgravan impuestos a quienes usen la privada.
Cierran empresas, porque ganan menos de lo que esperaban, echan a miles de trabajadores a la calle condenados a la desesperación porque no hay trabajo alternativo. Mientras tanto, los grandes banqueros y capitalistas se forran a manos llenas. Nos dejan sin trabajo, sin casa, sin sanidad, sin pensiones, sin estudios, sin futuro, ¡sin vida!
Los gobiernos de turno, desde hace décadas, reducen a la mínima expresión los impuestos a los que más tienen, minimizan las cotizaciones de la patronal a la Seguridad Social, para “crear empleo” y cierran los ojos ante el fraude masivo y la evasión de capitales. Ahora no hay ni empleo ni dinero. Es decir: Ni empleo ni posibilidad de tenerlo.
Los cientos de miles de millones de euros que los gobiernos del PSOE y del PP han regalado a la banca, los han transformado en deuda pública que pagamos las trabajadoras y trabajadores.
Para asegurarse que pagamos, el PSOE y el PP hicieron la Reforma Constitucional de 2011, un Tratado de la Unión Europea y una Ley Orgánica de 2012 que prevé intervenir o disolver cualquier gobierno de ayuntamiento o comunidad autónoma que no reduzca la deuda —es decir, los servicios públicos—, con la rapidez requerida.
Así piensan seguir hasta que acaben con todos nuestros derechos mediante un pacto de hierro entre la Unión Europea y el gran capital que manda, y los gobiernos de turno que ejecutan esta masacre del pueblo.
Y así seguirán mientras les dejemos, hasta que nos pongamos de pie y digamos que la fiesta ha terminado. Para ser capaces de hacerlo no hay otro camino más que la organización y la lucha. El llanto de cada quien por su desgracia, en la soledad de su casa, sólo lleva a la autodestrucción. Somos millones y no estamos dispuestos a dejar que nos aniquilen.
Para avanzar en la construcción de la unidad y del poder del pueblo desde muchos lugares del Estado español se están preparando unas Marchas de la Dignidad que llegarán a Madrid el 22 de marzo de 2014.


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