La derecha asegura que “lo peor de la crisis ya ha pasado” y que se ha producido un “cambio de tendencia” en la economía que nos va a llevar (si seguimos aplicando recortes y suprimiendo derechos, por supuesto) a la creación de empleo y a un mundo feliz. Así, la mentira descarada y la demagogia sin tapujos, que ha sido el eje del reciente debate del Estado de la Nación por parte del PP, parece que serán también el centro de su campaña de cara a las elecciones europeas del 25 de  mayo.
El “dato estrella” de los últimos días es el del aumento del número de cotizantes a la Seguridad Social en febrero respecto al mismo mes de 2013: 61.557, una variación positiva del 0,24%. Una cifra menos que modesta si tenemos en cuenta que desde el inicio de la crisis la Seguridad Social ha perdido más de tres millones de cotizantes, un millón de ellos desde que el PP está en el gobierno. El paro oficial registrado se ha reducido en febrero, respecto a enero, en 1.949 personas. No es mucho si tenemos en cuenta que, según la última EPA disponible (del último trimestre de 2013), el desempleo alcanza prácticamente a seis millones de personas, de las cuales el 60,8% lleva más de un año buscando trabajo.

La tendencia al empobrecimiento y a la desigualdad no se detiene

La tendencia hacia el empobrecimiento de la mayoría social no ha cambiado en absoluto y sigue su trágico rumbo. Recientemente se conocía que una de cada cuatro familias está sostenida por los abuelos y las abuelas, que comparten su pensión con los hijos y nietos que han vuelto a casa a resguardarse de la crisis. Cada vez son menos los desempleados que tienen acceso a algún tipo de prestación con la que poder vivir. Efectivamente, según información reciente a la que se ha dado una difusión mucho menor, la cobertura del sistema de protección por desempleo cayó un 4,8% en enero de 2014 respecto al mismo mes de año anterior. En ese periodo el gasto total de los servicios públicos de empleo (antiguo Inem) en prestaciones de desempleo se ha reducido un 14,2%. El gasto medio mensual por beneficiario, incluidas las cotizaciones a la Seguridad Social, cayó 59,3 euros (-6,4%). Son todos datos del Ministerio de Empleo y Turismo.
Entre los que tienen la suerte de trabajar la tendencia es también a empeorar. El propio Banco de España ha señalado que la pérdida del poder adquisitivo de los salarios era superior a lo reconocido oficialmente. Entre otros factores señalados como causa de este descenso está el creciente número de horas extras no pagadas, que aumentaron en 2012 y 2013 un 4,3% y un ¡28%! respectivamente. Todas las previsiones reconocen que los salarios, al igual que las pensiones, seguirán bajando en 2014. Ahí tampoco ha habido un “punto de inflexión”.
Así las cosas, no es extraño que la campaña del “fin de la crisis” proclamada por el gobierno no conecte con lo que piensa la mayoría. Lo confirmaba el Índice de Confianza del Consumidor de febrero publicado por el CIS: el 59,6% piensa que la situación para encontrar un empleo es peor que la de hace seis meses, mientras que el 28,5% cree que la situación no ha cambiado y tan sólo el 8,8% que ha mejorado.

Nuestros recortes, sus beneficios

Por supuesto, para los más ricos la recuperación es un hecho. Las empresas del IBEX 35, por ejemplo, obtuvieron 20.000 millones de euros de beneficios en 2013. En contraste, estas mismas compañías redujeron su fuerza laboral por segundo año consecutivo, despidiendo a 110.000 trabajadores en 2013.
Ni siquiera los datos macroeconómicos asisten al gobierno. Mientas los grandes titulares de la prensa se hacen eco del “fin de la crisis”, los análisis serios señalan que las contradicciones del sistema que llevaron a la crisis siguen intactas o aumentan: el ratio entre la deuda empresarial y su facturación no ha disminuido, la morosidad bancaria no hace más que aumentar, la deuda pública ha batido todos los récords y el propio gobierno prevé que se superará el 100% en 2015, el déficit público está por encima del 7% y la tasa de desempleo no bajará del 25% en un futuro previsible... Entre bastidores se reconoce que, tarde o temprano, se tendrá que proceder a nuevas inyecciones de dinero a la banca, nuevos rescates y reestructuraciones de la deuda.
Mientras hablan de recuperación continúan la guerra contra la clase obrera y sus conquistas sociales. Es a costa de los salarios, del empleo, de la sanidad y de la educación públicas como piensan “reequilibrar” el sistema capitalista. Recientemente, el Gobierno ha anunciado la “tarifa plana” para los empresarios que hagan nuevos contratos estables, una medida que los capitalistas utilizarán para sustituir unos contratos por otros, con los que pagarán menos dinero a la Seguridad Social sin crear nuevo empleo. El FMI presiona para una nueva reforma laboral. Está en marcha la reforma de las pensiones… Mientras el PP esté en el gobierno y el capitalismo (es decir, un puñado de monopolios y grandes empresas y bancos) rija nuestras vidas, el único “punto de inflexión” que cabe esperar será para abrir situaciones todavía peores para la mayoría. El pequeño inconveniente para el gobierno y, en general, para la burguesía, es que la clase obrera y la juventud no están dispuestas a resignarse y, a pesar del papel desmovilizador que están jugando las cúpulas sindicales de CCOO y UGT, la lucha social va ir a más. Lo estamos viendo en multitud de conflictos sociales y laborales y lo veremos de nuevo el 22-M en las Marchas de la Dignidad.


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