En este contexto de zozobra es en el que se celebró, a finales de enero, la Convención Nacional del PP, en la que se anticiparon las líneas maestras de la estrategia con la que va a afrontar las variadas citas electorales de este año 2015, que culminarán con las elecciones generales de noviembre. Una de ellas es levantar la moral de sus seguidores más fieles reivindicado los “valores” y posiciones más reaccionarios. Al menos esta es la apuesta de un sector de la derecha. No es casualidad que en la Convención tuvieran un papel protagonista José María Aznar y Esperanza Aguirre. Ambos han recuperado el temario más rancio de la derecha española: el ataque a las aspiraciones nacionales de Catalunya y Euskal Herria en nombre de la “unidad de España” y alimentando el chovinismo españolista, la acusación de “terrorista” a todos los detractores del PP, la acusación velada contra los propios dirigentes del PP que no reproducen este discurso, etc.
Podemos, enemigo número uno

Pero sin duda el gran protagonista de la Convención fue Podemos. Identificado como el enemigo principal a batir, estuvo en boca de todos los que hablaron, empezando por Rajoy. Efectivamente, otro eje del cónclave “popular” ha sido ligar una eventual victoria de esta formación con el más absoluto caos. Es decir, la campaña del miedo, para la que no hay límites. Si gana Podemos volveremos a la edad de piedra y se acabará la democracia. Esperanza Aguirre advirtió que los de Podemos "mezclan lo peor del comunismo más arcaico con lo peor del comunismo más demagógico" y unos días después, el diputado del PP Agustín Conde sentenció: “si Podemos ganase unas elecciones en España alguna vez, probablemente serían las últimas elecciones democráticas en nuestro país". ¡Qué rápido afloran las tendencias golpistas en la derecha cuando sienten que sus privilegios peligran!
Y por supuesto, en la Convención no podía faltar el fantástico cuento de la salida de la crisis, idea que se ilustró con la proyección de un ridículo vídeo en el que Rajoy agradecía personalmente a la ciudadanía, en una campaña puerta a puerta, el esfuerzo realizado. Pese a que los índices de pobreza, paro, desigualdad y endeudamiento están en máximos históricos, a los señores del PP se les antoja que estamos, como ha dicho Rajoy públicamente, ante “las puertas de un nuevo ciclo virtuoso de crecimiento y empleo”.
La crisis de la derecha tiene raíces muy profundas. Es parte de la crisis general del sistema capitalista, de la crisis de credibilidad de todas las instituciones y partidos que lo han sostenido, incluyendo los socialdemócratas. Por eso, el endurecimiento del perfil del PP no le salvará del varapalo electoral, aunque, en un contexto dominado por una tremenda polarización política quizás pueda servir para evitar una desintegración.  
En todo caso ante el inevitable hundimiento a corto plazo del PP, hay sectores de la burguesía que están trabajando a toda máquina por levantar una opción complementaria más tragable, más “moderna”, que no concite tanto rechazo social y les sea de utilidad en una incierta aritmética parlamentaria. La propaganda y las constantes apariciones en los medios del líder de Ciudadanos no es casualidad. Estos reaccionarios que recurren al “populismo” en su grado más exagerado pueden ser una muleta muy importante para el futuro inmediato, como también UPyD, aunque esta última pasa por un mal momento.
Lo más importante es que, por más maniobras y piruetas que haga la burguesía por arriba, la corriente fundamental está a favor de la izquierda, a favor de aquellos que defiendan una alternativa coherente contra el sistema capitalista. ¡Aprovechémoslo!


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