¡Hay que reconstruir una izquierda revolucionaria de masas!

Las derrotas del pasado han obligado a la oposición venezolana de derecha y ultraderecha y a sus amos de Washington a cambiar de táctica. Desde Capriles a Rosales, pasando por una fascista convencida como María Corina Machado, todos apoyaron los paros patronales, golpes y guarimbas fascistas y el criminal bloqueo y sanciones que mantiene el gobierno imperialista de los EEUU contra Venezuela, que solo ha golpeado al pueblo mientras burócratas y corruptos hacen negocios millonarios. Machado incluso clamó por una intervención militar que supondría decenas de miles de muertos. Ahora, con el cinismo de siempre, todos estos oligarcas parásitos prometen un futuro electoral esperanzador para los trabajadores y el pueblo, intentando aprovechar la descomposición social, corrupción, desigualdades y miseria que están causando las políticas capitalistas del gobierno para intentar levantar cabeza y mejorar sus perspectivas de cara a las elecciones presidenciales.

La derecha se recupera por las políticas antiobreras del gobierno

La primera respuesta del gobierno, al mismo tiempo que hace algunas concesiones a la presión de los empresarios e imperialistas liberando a conocidos golpistas y ultraderechistas (mientras reprime las voces críticas con sus políticas por la izquierda) ha sido asegurarse el control del Consejo Nacional Electoral (CNE) para evitar sorpresas en la carrera presidencial. La Asamblea Nacional ha designado tres directivos vinculados al gobierno y dos de la oposición, quedando como presidente Elvis Amoroso, quien recientemente como procurador del Estado inhabilitó a varios dirigentes opositores. De esta forma el gobierno retoma la táctica de causar desconfianza y escepticismo en las bases opositoras, así como también en sectores populares desesperados por la crisis que pudiesen ver en estos una alternativa.

Los principales dirigentes de la derecha y ultraderecha, obligados tras las derrotas antes comentadas, han decidido asumir desde las últimas elecciones regionales reconocer al CNE. Incluso para llevar adelante el proceso de primarias e intentar elegir un candidato unitario que enfrente al actual presidente. Pero el escenario está demostrando dificultades profundas entre los opositores de derecha para ponerse de acuerdo. Aunque todos coinciden en ocultar sus programas de gobierno capitalistas (privatizar empresas públicas acometiendo despidos y recortes masivos, recortar aún más los salarios y derechos, como está haciendo la derecha en todo el mundo), utilizando consignas vacías para intentar conectar con la rabia de la población, como por ejemplo !llegaremos hasta el final!, también se observa cómo se agudizan las divisiones internas. El sector más fascista, encabezado por Machado, capitaliza aceleradamente la indignación de sectores de las capas medias e incluso capas populares muy desesperadas y desmoralizadas contra el gobierno. Pero también contra esos viejos políticos burgueses desprestigiados que han liderado la oposición durante décadas

En la disputa entre los partidos de la derecha sobre si el CNE participa en las primarias o son auto gestionadas, la burocracia del PSUV ha conducido a su antojo la situación, lanzando todo tipo de señalamientos y hasta denunciando que los centros de votación auto gestionados – que cuando escribimos este artículo se desconocen -serán casas particulares de militantes, agudizando la desconfianza y angustia en factores de la derecha que reconocen el posible fracaso y efectos negativos para sus objetivos.

La oposición se desespera

Actualmente no hay un ambiente electoral, mucho menos de participación popular mayoritaria en estas primarias opositoras. Algunos dirigentes intentan tapar el sol con un dedo, justificando que es un proceso interno y por eso no tendrá mucha asistencia, cuando la causa es el escepticismo y desconfianza que generan la actuación violenta que han tenido todos estos años contra el pueblo y el carácter profundamente reaccionario, pro-imperialista y oligárquico, que siguen teniendo.

La comisión organizadora de las primarias ha tenido que reconocer el poco interés popular que generan, incluso en el extranjero, donde las personas inscritas con intención de participar, apenas se acercan a 320.000, menos del 1% del total de migrantes que se fueron descontentos con el gobierno y que debería ser uno de sus puntos fuertes de apoyo. Y eso a pesar de maniobras como publicar en sus páginas web de la data de electores mediante un sistema que permite a los ciudadanos verificar si están registrados. Posteriormente se conoció que era el registro electoral del CNE, dónde aparecen todos los votantes inscritos del país, que mayoritariamente no son militantes de la derecha.

Choque entre derecha y ultraderecha

Los favoritos para ganar estás primarias se ha mostrado entre los candidatos de los partidos Primero Justicia, Vente Venezuela y Acción Democrática. Pero todos ellos están inhabilitados. Las encuestas solo han refeljado un crecimiento de simpatizantes por la candidata ultraderechista María Corina Machado. Esta fascista ha pasado en corto tiempo de 6% a 33% de simpatía, teniendo la mayor perspectiva de ganar las internas. Machado también es la principal defensora de unas primarias auto gestionadas sin intervención alguna del CNE.

El resto de candidatos presentan dificultades para superar el 10% de simpatía que le dan las encuestas, optando por alianzas con dirigentes como Manuel Rosales del partido Un Nuevo Tiempo y Henry Falcon, del partido Alianza por el Progreso, apostando a sus aparatos políticos entendiendo que la falta de un aparato partidario es la principal debilidad de MCM. Esta tiene como estrategia apoyarse en la mayor movilización posible de adeptos para cuidar sus votos en los centros de votación frente a posibles maniobras de los aparatos.

Otro inconveniente, que parece el más difícil a resolver, es ponerse de acuerdo si gana un candidato inhabilitado. Capriles Radoski, que las encuestas daban como segunda opción con más intención de voto, ya ha retirado su candidatura, llamando a los demás inhabilitados a seguir el mismo camino para garantizar un candidato único con posibilidades, Freddy Superlano del partido de ultraderecha Voluntad Popular es otro de los que se retira apoyando a MCM.

Pero crecen las divisiones también sobre este punto. El ala más radical, encabezada por MCM, aspira tener el liderazgo y si éste no es aceptado creen que pueden aprovechar el creciente malestar social para volver a incendiar la calle. Pero todos los factores que hicieron fracasar tentativas golpistas y de desestabilización anteriores se mantienen.

Los sectores radicalizados que moviliza Machado están muy lejos de ser una base suficiente para imponerla como candidata, si el gobierno mantiene la inhabilitación. Maduro conserva el apoyo de la cúpula militar, que frente al emergente imperialismo chino, ve a EEUU y sus peones como una alternativa incierta y en clara decadencia. Por si fuera poco, sectores de la burguesía que en el pasado apoyaron los golpes contra Chávez y las primeras guarimbas contra Maduro están sellando ahora acuerdos con éste, haciendo buenos negocios y aplaudiendo su giro a la derecha ante toda esta situación, el sector de Capriles y los viejos dirigentes temen un nuevo fracaso y defiende un candidato “de consenso” y una estrategia más a largo plazo.

Derrotar a la derecha fascista y combatir las políticas capitalistas de la burocracia

Mientras tanto el gobierno ya ha señalado que los inhabilitados no podrán participar en las presidenciales y se muestra muy decidido en evitar que MCM sea la contrincante, apoyándose incluso en sectores de la oposición conciliadores y de la propia burguesía para conseguir este objetivo. Este escenario aumenta la confusión y escepticismo entre las bases de la derecha. Al tiempo también confirma que el gobierno, pese a sus discursos hablando cínicamente de “legado de Chávez” , “revolución” e incluso “socialismo” , ha cambiado de barricada y ya no tiene nada que ver con un gobierno comprometido con los intereses y necesidades del pueblo.

Estas políticas burguesas nefastas del PSUV empujan a un sector amplio de la población hacia la desmoralización y hacen que la extrema derecha pueda encontrar eco no solo entre sectores de las capas medias sino también en sectores populares muy golpeados por la miseria y desesperados. Esto representa un peligro mortal para la clase obrera. 

La única forma de evitar que la situación dramática que sufrimos los trabajadores y el pueblo se convierta en una pesadilla aún peor es  trabajar con fuerza la construcción de una alternativa popular y revolucionaria, unificando bajo un frente único de lucha a toda la verdadera izquierda: el chavismo crítico, la izquierda anticapitalista y las organizaciones de lucha e individualidades dispersas que están indignados y dispuestas a luchar al mismo tiempo contra las maniobras del imperialismo estadounidense y la derecha y ultraderecha y contra la aberración de las políticas neoliberales que se ejecutan descaradamente desde el gobierno bajo el falso discurso socialista.

Es urgente que, sobre la base de un plan de acción combinado con el programa marxista por la confiscación de la banca, las tierras y principales industrias, se trasmita al pueblo la real garantía de poder conseguir un bienestar revolucionario y acabar de una vez con tanta corrupción despreciable de ambos bandos.   


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