El Gobierno ultraderechista de Donald Trump ha lanzado una ofensiva contra lo que, como ya hicieron los fascistas en los años 30 del siglo XX,  llaman “enemigo interno”: la clase obrera, empezando por los trabajadores inmigrantes, la izquierda, el movimiento feminista y LGTBI, los afroamericanos...

El terror contra los inmigrantes: un escenario de violencia y explotación inhumana

El primer paso es utilizar el aparato represor y mediático del Estado y legalizar grupos privados “cazarrecompensas” (bandas fascistas para cazar migrantes) con el fin de aterrorizar y apresar a los indocumentados, sacándolos de sus casas, violando la privacidad, incluso haciendo detenciones en los centros de trabajo, y una vez capturados son enviados a la espantosa cárcel de ICE a la espera de ser deportados, donde se violan todos los derechos humanos.

El doble rasero de los Gobiernos norteamericanos y ahora del magnate presidente Donald Trump ha quedado al descubierto ante muchos inmigrantes venezolanos que votaron por él en las pasadas elecciones, creyendo que les apoyaría con su permanencia en los EEUU y también para buscar una salida violenta e inmediata del Gobierno de Maduro.

En EEUU se encuentran registrado más de 300 mil trabajadores venezolanos bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS), que se concede a migrantes que ven su vida amenazada por situaciones de guerra, catástrofes, etc. Republicanos y demócratas aprobaron el TPS para ganar el apoyo de los migrantes venezolanos. Trump lo ha eliminado a pesar de haber conseguido el respaldo del 70% de los votantes venezolanos y contar con un 35% de inscriptos en el Partido Republicano[1].

Ahora, sin importarle el sufrimiento de miles de hombres y mujeres, que vivieron la peor travesía de sus vidas para llegar a Norteamérica en busca de  mejores condiciones de vida, los expulsa de la peor manera que jamás se habían imaginado, tildándolos incluso de "criminales bárbaros" y de "asesinos y terroristas".

El Gobierno de Nicolás Maduro ha pactado con el funcionario enviado por Trump acuerdos que apenas se conocen, entregando 6 mercenarios estadounidenses involucrados en intentos de golpe de Estado y magnicidio a cambio de que los primeros 190 deportados vinieran en aviones comerciales venezolanos. Pero se comenta que existen más acuerdos opacos, incluso en el ámbito económico, un método que nada tiene que ver con la lucha antiimperialista.

Bajo el capitalismo no hay solución para los migrantes ni el resto de la clase obrera

El Gobierno de Maduro, en los primeros años de emigración masiva, negaba la existencia de la evidente diáspora, que supera los 4 millones de venezolanos. Esta diáspora ciertamente tuvo una de sus causas en las criminales sanciones y agresiones del imperialismo estadounidense.  Pero también en la liquidación de las conquistas y avances logrados por el movimiento obrero durante los Gobiernos Chávez por parte del Gobierno de Maduro y sus políticas capitalistas a favor de los empresarios, que han llevado a la caótica y corrupta gestión gubernamental, agravando horriblemente la situación. A todo esto se suman las políticas antirrevolucionarias y antipopulares de perseguir a la izquierda y sindicatos críticos con el Gobierno. 

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La estrategia de Trump para deportar masivamente a los migrantes acabará enfrentando más rechazo internacional y una explosión de la lucha de clases en los propios EEUU. Foto: marcha contra las deportaciones en Atlanta, EEUU, el pasado 1 de febrero. 

Ahora recibe a los deportados con la falacia de promesas de empleo y ayuda social, cuando para nadie es un secreto la poca productividad del país, el alto nivel de pobreza y el aumento de la precariedad y explotación de los trabajadores.

A pesar de la estrategia de Trump para deportar masivamente a los migrantes, pactada con los Gobiernos socialdemócratas o la supuesta izquierda, esta medida se acabará convirtiendo en un tiro en el pie para el propio imperialismo estadounidense, que no puede superar su pérdida de competitividad frente al imperialismo chino y acabará enfrentando más rechazo internacional y una explosión de la lucha de clases en los propios EEUU.

En el caso venezolano, el salario mínimo integral con los bonos que no alcanzan ni para cubrir el 50% de la alimentación, aunado a la brutal flexibilización laboral que existe y se plantean seguir profundizando, no permite el clima de tranquilidad y paz laboral que desea la burguesía y la burocracia, por lo tanto vendrán nuevas luchas obreras más frescas, mejor dotadas y con un ambiente internacional más explosivo, para lo cual la clase obrera debe prepararse también.

La fuerza del movimiento migrante radica en que está rompiendo las fronteras nacionales consolidadas por el capitalismo, evidenciando lo fallido de este sistema que no nos garantiza ni los derechos más básicos, y mostrando los límites de las políticas basadas en reformas cosméticas y sociales, pactos con la derecha y búsqueda de acuerdos con los imperialistas chinos y rusos para enfrentar a Estados Unidos impulsada por los Gobiernos reformistas en América Latina. Todo esto vuelve a poner sobre la mesa que los aliados de la clase obrera venezolana nunca serán la derecha ni ninguna potencia imperialista sino los trabajadores y trabajadoras del resto del mundo

¡Luchemos unidos contra los Gobiernos reaccionarios!

¡Luchemos juntos contra este sistema que nos oprime!

¡Luchemos por un mundo socialista, sin explotadores, ni explotados!

 

 Referencia:

[1]Apoyaron a Trump y ahora se sienten estafados: “Los venezolanos fuimos utilizados para ganar votos”

 

Periódico de la Izquierda Revolucionaria

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