marchas_estudiantes_colombiaCon conciencia beligerante, la claridad de que la lucha sigue y que la pelea por el “Programa mínimo” continúa, además con el equilibrio y prudencia del caso fue recibida y celebrada la decisión de retirar el proyecto de reforma a la Ley 30 de 1992 propuesto por el gobierno central, proyecto con el cual se buscaba dar un golpe de mano a la educación superior en Colombia y fumigar sin remordimientos el anhelo de transformación pedagógica de la sociedad.

Las movilizaciones, marchas -de antorchas, de desnudos, de creatividad en últimas-, tomas, plantones, besatones, más la cohesión y unidad forjada en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, MANE, arrebataron en poco tiempo y con toda contundencia la estéril idea de Juan Manuel santos y su Ministra de educación, Maria Fernanda Campo, de imponer a bolillazo y gasazo limpio un lesivo y corrupto modelo que dejaba la educación pública en las manos y dientes del capital privado y de un impresentable grupo de acaparadores y acumuladores burgueses que ya tenían listo el sistema completo para chuparle la sangre e ingresos a las ya empobrecidas mayorías colombianas.

Ver Video declaración MANE:

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&hl=es&v=zluNrv39A2Y

La decisión causó grandes malestares al interior de la atomizada Unidad Nacional, en la que, por ejemplo, la estrechez y fastidio en sectores de la derecha más recalcitrante se ha expresado en términos de una derrota estratégica y de una concesión imperdonable hecha por JMS, en términos también de señalamientos y burdas descalificaciones al movimiento estudiantil. Incluso han llamado a usar armas no convencionales (como artefactos de choques eléctricos) en contra de los trabajadores petroleros, de los estudiantes y en general del pueblo que sale a la calle a expresar sus innegables inconformidades.

 Ver video “francisco santos incita violencia y represión”:

http://www.youtube.com/watch?v=yCN_C4Pkyhc

 El estudiantado, en general, celebró sin exacerbación, incluso con algunas reservas (algunos sectores consideran que haber levantado el PARO Nacional Universitario era impropio o no conducente), pues se debe conquistar aún el grueso de ese programa mínimo de los estudiantes, que pasa por reivindicaciones como:

 1. Financiación plena de la Educación: Pago de la deuda, y no autofinanciación por parte de las Universidades.

2. Defensa Autonomía Universitaria: Autodeterminación política, académica y cátedra.

3. Calidad Académica: Más planta docente, no estandarización, aumento de cobertura.

4. Garantías de bienestar universitario y permanencia estudiantil

No a la Flexibilización laboral, vinculación a personal docente no docente.

5. No seguridad privada, des-militarización, respeto a los estudiantes y organizaciones.

6. Nuevo modelo pedagógico, pertinencia de la investigación con énfasis social, problemática medioambiental, SOLUCIÓN POLÍTICA AL CONFLICTO COLOMBIANO.… temas estos que apuntan a una transformación integral del modelo educativo en Colombia. El pulso por ahora favorece a los estudiantes colombianos, siempre y cuando, esa Unidad siga conservándose y las pequeñas diferencias y fisuras, sepan tramitarse en el seno de la discusión argumentada y del debate natural de las organizaciones y mesas regionales concertadas.

Los estudiantes lograron que se abriera una mesa nacional de diálogo con todas las garantías, entre las comunidades académicas y el Gobierno Nacional, con una metodología igualmente convenida entre las partes y  que discuta un modelo de educación integral, que acoja los reclamos históricos del movimiento estudiantil y que respete los derechos a la movilización y la protesta del pueblo colombiano.

El movimiento continúa, y no se puede olvidar a los compañeros que cayeron presos en cada una de las salidas y acciones en defensa por una Educación Pública, gratuita, digna, de calidad y al servicio de las grandes mayorías; la llama sigue prendida, y la Unidad deberá serguir construyéndose: La apuesta en la Mesa Nacional deberá también seguir mostrando la capacidad de maniobra y de carácter revolucionario, de clase, que temple y forje una educación verdaderamente pública y a la altura de nuestros sueños.


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