La propaganda del PP, especialmente insultante, insiste en que no han subido tanto los precios, y que en todo caso si encontramos un precio alto se trata de algún desaprensivo comerciante y basta con cambiar de tienda para encontrar precios razonables; o incluso, en la lamentable publicidad de “los García”, que no sabemos manejarnos con euros.
Primero hay que recordar que la forma de medir el IPC ha ido cambiando con el tiempo. Hasta los años noventa, se tomaban como base los artículos consumidos por una familia media. A principios de año 2002 se volvió a cambiar la fórmula. Esto ocultó ya una primera subida importante. El dato fue que la inflación había bajado en enero un 0,1%. Como explicamos, esto se debía solamente al cambio de la forma de medir. Según otros estudios, sólo en ese mes, la subida de precios fue del 0,9% según el BBVA y del 1,6% según el estudio de la OCU.
En un estudio de El País publicado el 15 de diciembre de 2002 se ponen de manifiesto unos datos que se acercan más a la sensación generalizada de que los precios están disparados: un carro de la compra semanal, pensado para una familia de cuatro miembros había subido un 18%. Dentro de este carro, las frutas ¡un 25%! y las carnes y pescados ¡un 30%! El propio Gobierno, a través del secretario de Comercio, Juan Costa, presentó un informe en el que 20 productos básicos de una cesta de 60, habían subido entre el 8% y el 30%, sin cuestionar los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La vivienda también está desbocada, aunque en este caso si hacemos caso a Cascos, es porque estamos forrados. El precio del alquiler de la vivienda ha subido en los últimos quince años en el Estado español un 75% más que el IPC, según datos del Banco de España y del INE. Desde enero de 1988, los precios han subido, según el INE, un 84,4%, mientras que los alquileres de vivienda lo han hecho en un 147,4%, casi el doble.
Es decir, un alquiler de 600 euros a finales de los años ochenta alcanzaría ahora los 1.105 euros si hubiera subido lo mismo que el IPC. Pero la realidad es que cuesta 1.484 euros, un 75% por encima de la subida media del coste de la vida.
Desde 1998, el porcentaje de ingresos que debe destinar una familia para adquirir una vivienda ha pasado del 32% al 48% en 2002. Mientras, los ingresos de las familias se incrementaban de media un 9,1%.
Truco contable
Y con estos datos, incluso oficiales ¿cómo es posible que el IPC sólo suba un 4%? Sencillo: no refleja en absoluto la situación de la mayoría de la población.
Para que una familia esté representada por el IPC, tendría, por ejemplo, que gastar 37 euros de cada mil, un 3,7% de sus ingresos, en vivienda. ¿Es esto real? Al modificar su peso en el IPC de enero, la subida de la vivienda este año apenas ha repercutido en el índice final. Lo mismo podíamos decir de los productos básicos.
La subida de la vivienda y de la cesta básica, en especial los alimentos, repercute especialmente en las familias de menos recursos, ya que la cantidad relativa gastada en artículos de primera necesidad es mayor.
El abuelo de “los García” cree que 5.000 pesetas son 50 euros porque, efectivamente, lo que antes le costaba 5.000 pesetas ahora le cuesta 50 euros, pero desgraciadamente esto sólo ocurre al gastar: su pensión sigue siendo una miseria.