bric_paisesDeslumbrados por las cifras de crecimiento que exhibieron durante los últimos años de boom y, sobre todo, en los primeros años de la recesión, muchos economistas y periodistas burgueses han defendido que los llamados países “emergentes” escaparían a la crisis de sobreproducción e, incluso, tirarían de las agotadas economías occidentales. Brasil, Rusia, India y China —los famosos BRIC— representaban el ejemplo de cómo se podría crecer en medio de una recesión profunda. La realidad ha colocado las cosas en su sitio y, ahora, ya son muchos los que se ven obligados a reconocer que los supuestos milagros del capitalismo en Asia, América Latina y el este de Europa empiezan a flojear. Es más, si estas regiones, que indiscutiblemente han jugado un papel importante en el sostenimiento de la economía mundial durante un período, sufren el retroceso que las perspectivas apuntan, la posibilidad de una depresión profunda tiene serias probabilidades de materializarse. Pero esta no es la única preocupación que se cierne sobre estos países. Las clases dominantes de Rusia, China, India y Brasil se enfrentan a un escenario de gran inestabilidad política y fuertes choques sociales que tendrán consecuencias más allá de sus fronteras.

El ‘milagro’ brasileño

El PIB de Brasil aumentó en 2010 más de un 7%, y la media entre 2001/2010 fue del 3,6%. Además de la captación de capitales internacionales que, en un contexto recesivo, han visto en la especulación inmobiliaria, bursátil, y en la financiación de su deuda un buen negocio, el crecimiento brasileño se ha basado en el gran incremento de sus exportaciones. Un  hecho que tiene mucho que ver con la devaluación de su moneda y las transformaciones que ha sufrido la economía mundial en los últimos años.
bandera_brasilChina se ha convertido en el principal socio comercial de Brasil desbancando a EEUU de su posición hegemónica; pero lo que no ha cambiado ha sido el carácter de este intercambio: en 2010 Brasil exportó mercancías por valor de 30.800 millones de dólares a China, de las que más del 90% eran materias primas como mineral de hierro, petróleo, soja o pasta de madera. El tirón de China ha sido notable a la hora de impulsar el crecimiento de la economía brasileña, pero no todo son buenas noticias en esta relación. Los empresarios del sector manufacturero estiman que un 67% de las empresas brasileñas que compiten en el extranjero han perdido cuota de mercado frente al gigante chino, proceso de deterioro que afecta también al 45% de las factorías en manos nacionales dentro del mercado doméstico. Es muy significativo que en medio de la euforia por el “milagro” brasileño, se hayan publicado estadísticas que reconocen una reducción de la participación del sector industrial en el PIB de un 27% en los años 80 hasta un 15% en la actualidad. Datos que refutan de plano la supuesta “inmunidad” de Brasil o los BRIC a la crisis mundial y sus tendencias dominantes.
Otra consecuencia de la bonanza económica, a pesar de sus elementos contradictorios, ha sido reforzar las viejas ambiciones imperialistas del capitalismo brasileño. A pesar de ser un importante exportador de materias primas a escala mundial, Brasil ha desarrollado una industria manufacturera mucho más potente que la de los países de su entorno. Entre los años 2001 y 2010, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, BNDS, una entidad pública, ha incrementado en un 1.185% la financiación de obras realizadas por grandes empresas brasileñas en el exterior. La actividad de las empresas de construcción brasileñas en América Latina y África, por citar un ejemplo destacado, ha crecido en la última década un 544%.
A pesar de estos datos, el estancamiento y la recaída en la recesión de Europa y Norteamérica, la desaceleración de China, y los desequilibrios internos derivados del incremento de la deuda y la especulación inmobiliaria y bursátil tendrán un impacto tremendo sobre la economía brasileña: de momento en el tercer trimestre de 2011 el crecimiento del PIB brasileño fue cero. Y, estos factores, se combinarán con la desigualdad que todavía impera en la sociedad impulsando una nueva etapa de luchas de masas.1

Porcentaje de participación de los BRIC en el PIB mundial
China India Brasil Rusia
1980 2,1 2,3 3,8 4,0
1990 3,7 3,0 3,2 4,0
2000 7,2 3,6 2,9 2,7
2010 13,3 5,3 2,9 3,0
Fuentes: Banco Mundial y FMI

 

Una prueba decisiva para el capitalismo ruso

mendevevRusia es el primer productor y el cuarto exportador mundial de gas; el sector petrolero representa alrededor de un 25% de su PIB, un 50% de sus exportaciones totales y un 35% de los ingresos que sostienen el presupuesto estatal. Durante años Putin y su camarilla se han beneficiado mucho de los precios elevados de las materias primas energéticas pero ahora la dinámica es inversa tras la contracción de la producción industrial en las economías más desarrolladas.
Los efectos de la crisis también afectan a otras ramas. En el caso de la siderurgia rusa, la caída en la demanda del sector del automóvil y la construcción la golpea de lleno; la construcción, que llegó a representar un 8% del PIB, ha sufrido un descenso aproximado del 20% en los dos últimos años. Del pesimismo con el que sectores de la burguesía rusa observan el futuro da testimonio el aumento de la fuga de capitales: la previsión es que  2011 se salde con una salida de 60.000 millones de dólares.
¿Qué puede aportar Rusia al salvamento de la economía mundial? El hecho de que economistas capitalistas hayan respondido en positivo a esta pregunta es un síntoma, uno más, de la completa bancarrota que vive la ciencia económica burguesa. Han transcurrido dos décadas desde el colapso del estalinismo y la restauración del capitalismo, pero Rusia es un eslabón débil. En este periodo, la vieja burocracia estalinista reconvertida en la nueva burguesía ha saqueado la propiedad del Estado y configurado una economía de corte mafioso. Como predijo Trotsky, las bases políticas de este capitalismo depredador no tienen nada que ver con una democracia parlamentaria, sino más bien con el de una dictadura burguesa bonapartista.
Durante décadas, los trabajadores han sido duramente golpeados, y una gran parte de sus conquistas aniquiladas. Y, sin embargo, al calor de la crisis mundial, el estancamiento económico, y reaccionando al despotismo del régimen, una protesta cada vez más extensa y profunda se desarrolla en las entrañas de la sociedad rusa, encabezada por la juventud. El fraude electoral en las pasadas elecciones parlamentarias de noviembre no ha sido más que el acicate para este estallido, que no se detendrá fácilmente. La plutocracia capitalista del Kremlin se enfrenta a una etapa de luchas y contestación social que no había imaginado.

India: atraso y miseria

India, con una población de 1.170 millones de personas, es el otro gran gigante “emergente”. En la primera década del siglo XXI ha registrado un crecimiento medio anual del 7,8% del PIB (del 9% en 2009 y 2010). Al igual que en el caso chino, el atractivo de un ejercito de reserva inacabable al que se paga salarios de miseria, y una tecnología avanzada gracias a la deslocalización industrial desde el occidente capitalista, son las claves del avance. Pero sus desequilibrios internos son mucho más profundos que las de su vecino asiático. La inflación en los tres últimos años ha rondado el 9%; el desempleo es del 10,8% (según cifras oficiales), y el déficit comercial ha pasado de 88.522 millones de dólares en 2008 a 126.000 en 2011.
india_calleEl crecimiento macroeconómico no ha permitido transformar cualitativamente la estructura atrasada de la economía india. Cierto es que se han creado millones de empleos precarios, mal remunerados y sin derechos, fundamentalmente en el sector servicios que actualmente concentra una tercera parte de la fuerza de trabajo; y que también se ha producido un desarrollo de las capas medias. Pero aún así, más del 80% de la población vive con menos de dos dólares diarios, el 70% sigue viviendo en el campo y el 52% de la fuerza de trabajo se localiza en el sector agrícola, que sólo genera el 18% del PIB total nacional. La infancia sufre especialmente la crueldad del “milagro”: según Unicef, un 46% de los niños menores de 3 años sufra desnutrición. Entre la población adulta que habita las zonas rurales —y que vive de media unos 15 años menos que la europea—, la supervivencia es tan dura que en poco más de década y media alrededor de 150.000 campesinos se han suicidado. Un hecho terrible que no es ajeno a las “reformas estructurales” impuestas en los años 90 por el Banco Mundial y el FMI para abrir la economía india al mercado mundial, y que han provocado la ruina de millones de familias campesinas.
Estos desequilibrios han atizado la lucha de clases, incluso en un periodo de boom. En julio de 2010 una huelga general de 12 horas en protesta por el aumento del precio de la gasolina fue secundada masivamente por todo el país. Las movilizaciones de masas se han sucedido en numerosos estados, incluidas grandes huelgas del sector del pequeño comercio, entre los médicos de los hospitales públicos, o en el sector textil. La inestabilidad política de la India es la consecuencia de una polarización social, económica y política que no hará más que aumentar en el próximo periodo.

Crecimiento del PIB


EEUU Japón Alemania China India Brasil Rusia
Media 2001-10 1,6 0,7 0,9 10,5 7,6 3,6 4,9
2008 0,0 -1,2 1,0 9,6 4,9 5,2 5,0
2009 -3,5 -6,3 -4,7 9,2 9,1 -0,6 -7,8
2010 3,0 4,0 3,6 10,3 9,7 7,5 4,0
Previsión 2011 1,6 0,8 2,4 9,0 8,2 3,2 4,2
Fuente: Banco Mundial

China y la recesión mundial

Sacando las lecciones de lo que ocurrió en Rusia, la burocracia estalinista del PCCH ha pilotado con mano de hierro la demolición de la economía planificada asegurándose el dominio del aparato del Estado. La planificación de la producción, el monopolio del comercio exterior o el control de los precios, que conformaban la base material del viejo Estado obrero deformado, han sido totalmente derruidos, permitiendo el desarrollo y predominio de las relaciones de producción capitalistas y la propiedad privada. No se trata de “socialismo de mercado”, como algunos dirigentes de la izquierda latinoamericana insisten erróneamente, sino de un proceso contrarrevolucionario que ha laminando cualquier tendencia igualitaria que pudiese subsistir conformando un sistema de capitalismo de Estado. La clase trabajadora y el campesinado chino sufren unas condiciones de explotación aberrantes sólo comparables a la que sufría el pueblo chino bajo el dominio de las potencias occidentales.
Con un potente sector estatal, controlado por la burocracia pro capitalista, los recursos públicos se han dedicado a salvaguardar e incrementar los beneficios de la peculiar burguesía china que se nutre de los cuadros de mando del partido. Hay una fusión completa entre la nomenklatura estalinista y la naciente burguesía: el antiguo primer ministro Li Peng y su familia controlan el sector eléctrico; el miembro del Comité Permanente del Politburó, Zhou Yongkang, y sus socios dominan el petrolero; la familia de Chen Yun, antiguo líder de la época de Mao, el sector bancario; Jia Quinglin, presidente de la Conferencia Consultiva Política del Parlamento, controla el sector inmobiliario en Pekín, y la esposa del primer ministro, Wen Jiabao, el de las piedras preciosas. Así podríamos seguir con cientos de ejemplos.
china_industriaAntes del inicio de la crisis, los marxistas señalamos que la descomunal inversión extranjera y el desarrollo industrial en China no podrían evitar una recesión de la economía mundial; también insistimos en que las tasas de crecimiento alcanzadas en China no significaba que el capitalismo, en su fase monopolista e imperialista, lograría superar su decadencia para entrar en una nueva etapa de ascenso histórico. Es más, advertimos que aquellos elementos que sostuvieron y prolongaron el boom económico —entre los que destacaban el desarrollo de las fuerzas productivas en China y una nueva división del trabajo mundial con la incorporación de millones de trabajadores provenientes de los países estalinistas (URSS, bloque del Este europeo y China)— provocarían graves dificultades cuando la economía mundial entrara en un período recesivo. Así ha sido. El capitalismo atraviesa la recesión más profunda de los últimos 70 años y la existencia del dragón rojo, lejos de ser una vía de salida, agudiza aún más la lucha por el mercado mundial alimentando las tendencias proteccionistas, las devaluaciones competitivas de divisas, así como el riesgo de conflictos armados regionales.
Metidos de lleno en la crisis, se abrió una nueva polémica. Por lo visto, existía una economía nacional que, por su dimensión y dinámica de crecimiento, era capaz de desacoplarse y escapar a las tendencias dominantes del mercado mundial. Provistos de las necesarias cautelas para aproximarnos a un fenómeno complejo, los marxistas rechazamos también esas afirmaciones. La situación que atraviesa el gigante asiático reivindica nuestras posiciones.
La crisis de la UE, principal destino de las mercancías chinas, sumada a la debilidad de la demanda estadounidense, ha propiciado que las exportaciones cayeran en el último año un 9% en lo que respecta a la UE y un 5% a Estados Unidos (ambos mercados suponen el 40% del total de las exportaciones chinas). A su vez, la producción industrial registró sus peores niveles de los últimos 34 meses. La Federación de Industrias de Hong Kong anunció que un tercera parte de sus empresas, alrededor de 50.000, están en peligro de cierre o reducción drástica de su producción. He aquí una implicación básica de la crisis de sobreproducción mundial en la estructura económica de China y como ésta no puede escapar de su influencia. La teoría del desacoplamiento ha sido abrumadoramente desmentida.

La ‘chinodependencia’

made_in_chinaEn la medida que China sigue dependiendo de las exportaciones, el régimen busca alternativas. Una de las últimas, incrementar sus ventas en las economías “emergentes”… ¡Pero realmente las cosas son justo al revés de cómo las plantean los dirigentes capitalistas chinos!
El crecimiento de las regiones en desarrollo ha sido impulsado por la fuerte demanda china de materias primas, hasta el punto que una nueva palabra se ha inventado para definir el fenómeno, la “chinodependencia”. En él último año, China ha consumido alrededor de un 40% de la producción mundial de estaño, cobre y aluminio, en torno a un 60% del acero y un 45% del plomo. Respecto al petróleo, es el segundo consumidor mundial, a la vez que responsable de un 50% del incremento total de su demanda mundial en los últimos años. Lo que ha hecho China en Sudamérica y África no es más que una agresiva política imperialista, exportando capitales para comprar empresas estratégicas en estos sectores y asegurarse que su demanda no sufra contratiempos.
Ahora las economías emergentes, como hemos señalado, sufren las consecuencias de la desaceleración y la caída de la producción china. El efecto inmediato es la reducción de sus exportaciones a este país y de los precios de las materias primas, como ha ocurrido con la soja argentina o el cobre chileno. ¿Cómo van a absorber las mercancías chinas que EEUU o Europa ya no pueden asimilar? La interdependencia es completa. Pensar que Rusia, Brasil o la India pueden resolver las contradicciones de China, es el mismo modo de razonar de aquellos que consideraron a China depositaria de la salvación de EEUU o Europa.
Al calor de las dificultades, también el capitalismo chino se está dejando seducir por medidas proteccionistas para proteger su industria doméstica en detrimento de las extranjeras. La ralentización del crecimiento en la venta de automóviles en territorio chino —en 2010 hubo un incremento del 30%, mientras en 2011 no llega al 3% — ha sido respondida con la supresión de cualquier ayuda a  la inversión extranjera en este sector y el incremento de los aranceles para los vehículos importados desde EEUU.

El fiasco de las políticas neokeynesianas

Parece que también ha llegado la hora de pagar la factura por las recetas de corte keynesiano adoptadas al inicio de la crisis. Las reservas acumuladas permitieron al régimen chino responder al cambio de ciclo en la economía mundial con un plan de estímulo de 580.000 millones de dólares en 2008, más del 12% del PIB nacional. Con el objetivo de animar el consumo, el gobierno aumentó también el dinero en circulación a través del crédito. Gracias a este conjunto de medidas pudieron detener la sangría del paro (en los primeros meses de 2008 se destruyeron 20 millones de puestos de trabajo).
La intervención del Estado chino garantizó durante un tiempo la demanda en los sectores más afectados por la crisis, pero no solucionó el problema, simplemente lo aplazó. El plan de estímulo no resolvió el aspecto central de la sobrecapacidad productiva instalada, no evita la sobreproducción y no puede soslayar las tendencias que dominan la economía global. Por el contrario, el superávit comercial que obtiene del mercado mundial, una de sus más importantes fuentes de ingresos y herramientas para maniobrar ante las dificultades, se ha reducido de forma dramática.2
capitalism_isnt_workingLas consecuencias de estas medidas se han convertido ahora en su contrario. La expansión del crédito para estimular la demanda ha hecho que la masa monetaria en circulación casi se duplicara en los últimos cuatro años, y ha provocado un notable incremento de las tendencias especulativas en la bolsa y el sector inmobiliario, disparando la inflación. Un 20% de los 1,39 billones de dólares que los bancos chinos concedieron en nuevos créditos en 2009 — el doble que el año anterior— fueron a parar al sector inmobiliario. Actualmente, la dimensión de la burbuja inmobiliaria es tan grande que se teme un estallido descontrolado como en Europa o EEUU. Para hacernos una idea: si el ratio del precio de la vivienda sobre la renta anual media disponibles es de 10 veces en el Estado español, 7 veces en Reino Unido y 5 veces en EEUU, en Pekín y Shangai es de 23 y 16 veces respectivamente.
Otro tema que preocupa enormemente al régimen es la deuda pública. La cifra que se baraja oficialmente es de un 70% del PIB, sin embargo muchos economistas la cuestionan al alza. Especialmente delicada es la situación de las administraciones locales, que acumulan una deuda de 1,7 billones de dólares. Y, si importante es la suma comprometida, aún lo es más la falta de recursos para financiarla. Más de un 70% de los ingresos de los gobiernos locales provienen de la venta de suelo, concepto por el que recaudaron alrededor de 450.000 millones de dólares en 2010. Las tierras que tan suculentos dividendos han generado, han sido obtenidas a través de expropiaciones forzosas que han llevado a la ruina a millones de humildes familias campesinas. Ahora, las cosas se complican. Por una parte, el enfriamiento del sector de la construcción ha provocado una caída del precio del suelo, superior al 30% en algunas provincias. Y, lo más importante, los campesinos se revelan.

PIB en 2010 (en billones de dólares)
EEUU China Japón Alemania Brasil India Rusia
14,59 5,88 5,50 3,31 2,09 1,79 1,481,48
Fuente: Banco Mundial

 

Lucha de clases ‘made in China’

El famoso levantamiento del pueblo de Wukan es una prueba palpable. La venta de las tierras colectivas de los campesinos a la empresa Country Garden por parte del Comité Local del “Partido Comunista”, ha desencadenado una auténtica insurrección. La población, organizada en asambleas masivas, expulsó a las autoridades estatales y tomó el control de su pequeña localidad. Los campesinos han resistido una feroz represión —detenciones, asesinatos, cortes de agua, retención del suministro de alimentos—. Los dirigentes del movimiento han tenido que esforzarse para volver a la normalidad tras la promesa del gobierno de que se revisará el proceso de expropiación de sus tierras, se liberará a los detenidos y se investigarán los atropellos de la policía.
china_huelga_panasonicLa crisis mundial esta teniendo profundos efectos en la lucha de clases. Guangdong, un área industrial extremadamente dependiente de las exportaciones a EEUU y Europa, despidió el año 2011 con importantes huelgas obreras, como la de los 4.500 trabajadores de Hitachi o los 1.000 de Topsearch Industries. La respuesta de los dirigentes del PC en el gobierno provincial ha consistido en echar más leña al fuego. Para mantener el atractivo ante los inversores con el reclamo de mano de obra barata, han suspendido el incremento del 20% del salario mínimo aprobado anteriormente.
El conflicto social se extiende por todo el país y a todos los sectores. En 2009 saltaron a la palestra de la prensa mundial 30.000 obreros de la fábrica Tonghua Iron & Steel, que se movilizaron contra la privatización de su factoría, secuestraron al representante de la empresa, le lincharon e hicieron frente a miles de antidisturbios que intentaron disolver los piquetes de forma violenta, consiguiendo una victoria. Sucedió igual con sus compañeros de la fábrica Linzhou Steel Corporation. Al año siguiente, 2010, los protagonistas fueron trabajadores del sector privado, que conquistaron importantes mejoras salariales. A través de estas movilizaciones, iniciadas por reivindicaciones concretas y básicas, se está forjando la conciencia política de las masas chinas. La demanda de un sindicalismo democrático y de clase, tal y como exigían entre otros los trabajadores de Honda hace más de un año, se están vinculando a las subidas salariales. La necesidad de una auténtica democracia obrera también ha estado presentes en estas luchas, y de manera muy activa en la de los campesinos de Wukan.
No cabe duda de que, más tarde o más temprano, el asombro provocado por la restauración capitalista en China será sucedido por la lucha audaz de las masas desposeídas. China no podrá escapar de las tendencias generales de la economía y la lucha de clases mundial.


 

1. Aunque en estos años se han logrado tasas de paro atípicamente bajas y se aprobaron programas de ayuda estatal para los más pobres, las lacras estructurales de la sociedad brasileña no han menguado. Bajo los diferentes gobiernos de Lula el latifundismo se ha incrementado: según datos del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, si en 2003 112.000 propietarios poseían 215 millones de hectáreas, en 2010 son 130.000 los propietarios que poseen 320 millones de hectáreas. La población que vive en favelas se ha duplicado en los últimos 20 años, y en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), Brasil ocupa el 84º lugar entre los 187 países evaluados, por detrás de Bosnia y Herzegovina, Venezuela o Perú.

2. Superávit comercial China
Año    Millones de $
2008    300.000
2009    196.100
2010    183.000
2011    150.000


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