En el año que ha finalizado se ha cumplido el cincuentenario de la muerte del que fuera poeta, narrador y uno de los mayores autores teatrales del siglo XX.
Nacido en 1898 (Ausburgo, Alemania) en el seno de una familia de pequeños fabricantes de papel, comenzó a escribir poesía a los 16 años. Estudiando medicina en la universidad fue movilizado para la guerra. Participó en la revolución alemana de 1918, formó parte del consejo revolucionario de Ausburgo, y ese mismo año ingresaría en el Partido Social Demócrata Independiente (USPD). En 1921 abandona definitivamente sus estudios, que había retomado tras la contienda.
Su primera obra, Baal, escrita en 1918, se representó en 1923. Seis años después ingresa en el Partido Comunista Alemán. Con la subida de Adolf Hitler al poder, sus libros y sus obras de teatro se prohibieron. Brecht, feroz crítico del nazismo hubo de emprender el camino del exilio: Dinamarca, Finlandia, Estados Unidos -donde sería acusado por el Comité de Actividades Antinorteamericanas-, Suiza, hasta volver a Alemania quince años después de su marcha.
Funda su propia compañía teatral, la Berlinés Ensamble, con la que realiza grandes representaciones. Hasta su muerte en 1956 no dejaría de tener problemas con las autoridades de la República Democrática Alemana por sus incipientes críticas al régimen estalinista.
Brecht, interesado en la teoría marxista, comprendía la trascendencia que la existencia de clases tiene en la vida de los individuos. Por lo tanto su teatro es social, sus personajes se enfrentan a los problemas del mundo (la guerra, la explotación...) e intenta, mediante el efecto "distanciamiento" creado por él, que el público más que reír o llorar, piense sobre los contenidos de las obras, siendo ésta su contribución, con su arte, a la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista.

Elogio de la Dialéctica

Con paso firme se pasea hoy la injusticia
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más
Por la violencia garantizan: "Todo seguirá igual"
No se oye otra voz que la de los
dominadores
Y en el mercado grita la explotación:
"¡Ahora recién empiezo!"

Entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
"jamás se logrará lo que queremos".
Quien esté vivo no diga "jamás".
Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual.
Cuando hayan hablado los que dominan,
será el turno de los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir "jamás"?

¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquél que está abatido!
¡Aquél que está perdido, que combata!
¿Quién podrá detener a aquél que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los
vencedores de mañana
y el "jamás" se convierte en "hoy mismo".


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