Las próximas elecciones presidenciales representan un acontecimiento histórico en sí mismo dado el ambiente de efervescencia en que se desarrollarán. Nos referimos a un ambiente de enorme polarización social en el cual los partidos tradicionales de la burguesía se encuentran particularmente divididos y debilitados. Es en ese mismo ambiente en el que las masas proletarias y campesinas han dado muestras cada vez mas contundentes de su disposición por no seguir permitiendo que la burguesía y sus partidos continúen aplicando la misma política que sólo ha dejado como saldo desempleo y miseria.


En este caso por el PRD y su candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se erige como la alternativa con mayores posibilidades de obtener el triunfo en las elecciones venideras.

Esta perspectiva ha puesto de los pelos de punta de la burguesía, el imperialismo y sus perros falderos: el gobierno de Fox, el PAN y el PRI. Ante la posibilidad del triunfo del PRD, todos esos funestos seres han reaccionado de manera histérica promoviendo toda clase de ataques y maniobras para tratar de descarrilar las perspectivas electorales que favorecen a este partido. El episodio mas relevante de esas campañas fue el que se vivió cuando las fracciones parlamentarias del PRI y del PAN, bajo ordenes de Fox, desaforaron al entonces jefe del gobierno capitalino AMLO. Ante este hecho los trabajadores y los jóvenes reaccionaron enérgicamente y por medio de movilizaciones masivas obligaron a Fox a dar marcha atrás en su intento por evitar que AMLO se registrara como candidato a la presidencia de la República.

Las masas han establecido un importante vínculo con el PRD y con AMLO por su hartazgo hacia los gobiernos del PRI y del PAN por un lado y, por otro, ante las expectativas sobre la posibilidad de un camino distinto, viéndose estas estimuladas a partir de las reformas sociales, aun que moderadas, impulsadas por este partido a través del gobierno de la Ciudad de México.

Para la burguesía y el imperialismo un potencial triunfo del PRD representa el peligro de que AMLO viéndose presionado desde abajo, aplique políticas que sin ser socialistas choquen con los dictados del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional consistentes en ajustes y recortes al gasto socia, privatizaciones y una mayor expoliación de la clase trabajadora.

Pero principalmente les preocupa cómo un triunfo electoral de la izquierda podría trasformarse en un fenómeno que catapulte la confianza de la las masas oprimidas en sí mismas y su grado de organización para luchar, poniendo en un momento dado sobre la mesa del debate la cuestión del poder en el plano político y económico, haciendo tambalear los cimientos del capitalismo.

La burguesía y el imperialismo tratarán a toda costa de evitar el triunfo del AMLO y el PRD, usarán toda clase de artimañas y el fraude electoral. Ellos harán lo que tiene que tiene que hacer de acuerdo a sus intereses. Por nuestra parte, los trabajadores tenemos que hacer todo lo necesario para evitar que el fraude electoral que ya se está fraguando resulte exitoso a favor del PAN o del PRI. Para ello tendremos que formar comités en cada barrio, en cada pueblo, en cada escuela y en cada fábrica para cerrarle el paso a los priístas y panistas y sus maniobras fraudulentas.

No obstante es necesario también considerar que existe un problema de peso que puede facilitarle la tarea a la burguesía sobre el fraude electoral y que tiene que ver con el arribo al PRD de connotados ex-priístas y ex-panistas, ya sea como “aliados” de AMLO en su campaña o como candidatos a un cargo de elección popular.

Por mencionar algunos casos, comentaremos el de Camacho Solís quien, junto con su grupo al interior del PRD, fuera cercano colaborar de Salinas siendo el primero Regente de la Ciudad de México; otro es el caso del ex subsecretario de Gobernación en el gobierno de Zedillo y ex coordinador del PRI en la Cámara de Diputados Arturo Núñez Jiménez, quien como legislador priísta aprobó la monumental estafa llamada en ese entonces Fobapro y que apenas en septiembre pasado renunció a su partido al no ser favorecido en su deseo de ser el candidato del PRI para el gobierno de Tabasco. Ahora ha sido postulado como candidato a diputado federal por el PRD.

Siguiendo en ese mismo sentido, se encuentra el recién nombrado candidato del PRD a la gubernatura de Jalisco, Enrique Ibarra Pedroza. Este individuo fue cinco veces diputado local y federal por el PRI, partido al cual renunció en octubre del 2005 (La Jornada 210106)
Pero para rematar, no podemos dejar de subrayar el caso del ex-panista y empresario leones Ricardo García Oceguera, quien además, de acuerdo a La Jornada en su edición del pasado 23 de enero, es “cercano amigo del presidente Vicente Fox” y que ahora ha sido designado candidato al gobierno de Guanajuato por el PRD. El otro caso es el del empresario y ex diputado federal por el PAN, Fernando Martínez Cué, quien ha sido nombrado por el PRD como su candidato al gobierno de Morelos.

La verdad es que estas gentes están mas cerca de los intereses de los banqueros y los empresarios y que si renunciaron a su partido no fue porque coinciden con los intereses del movimiento de masas que ha fortalecido al PRD como opción electoral, sino porque vieron en este partido una alternativa para continuar con su carrera de vividores de la política y del presupuesto.

La entrada de esta clase de gente al PRD se puede trasformar en una trampa para los intereses de los millones de simpatizantes de este partido. Como comentamos antes, el régimen no tiene otro remedio más que el de tratar de evitar un triunfo de AMLO por medio del fraude electoral. Para impedir que esta acción se transforme en una realidad como sucedió en el caso de las elecciones presidenciales de 1988 en las que Cárdenas fue derrotado por Salinas por medio de un fraude, se necesitaran movilizaciones contundentes para, al igual que se hizo en la lucha contra el desafuero, obligar a la burguesía, su gobierno y sus partidos a dar marcha atrás. El problema con gente como los ex –priístas y ex –panistas que hemos comentado radica en el hecho de que ante la necesidad de luchar para defender el voto del PRD, ellos tratarán a toda costa frenar los ánimos de lucha y de tirar por la borda cualquier iniciativa seria tendiente a contrarrestar el fraude electoral. Actuarán de esa manera por su temor a que una lucha contra el fraude electoral se les pueda salir de las manos e ir más allá de lo que ellos están dispuestos a tolerar.

Pero los efectos de este tipo de “alianzas” no se quedan allí, pues en lo inmediato generan incertidumbre y confusión entre algunos sectores de las capas oprimidas para definir su voto. Este fenómeno es particularmente evidente entre los jóvenes quienes al ver la entrada de ex –priístas o ex –panistas al PRD no logran distinguir entre un partido u otro dándose como uno de sus resultados el abstencionismo entre algunos y el voto hacia el PRI o hacia el PAN entre otros.

El lunes 6 de enero, en el noticiario de Joaquín López Doriga, AMLO declaro que de ganar las elecciones le gustaría que el actuar Rector de la UNAM, Ramón de la Fuente, se integrara a su gobierno como responsable de la política interna, es decir, como Secretario de Gobernación. Planteamientos de esta naturaleza fortalecen la confusión y estimulan el escepticismo. Ramón de la Fuente, tras primero ser Secretario de Saludos en el gobierno de Zedillo, entró al relevo en la UNAM tras la renuncia del entonces Rector Francisco Barnés de Castro, el 12 de noviembre de 1999 motivada por la huelga estudiantil de la máxima casa de estudios.

Después de su arribo a la UNAM y a 10 meses de prolongación de la huelga, Ramón de la Fuente opto por emplear a la Policía Federal Preventiva (PFP) para tomar las instalaciones de la UNAM en febrero del 2000 y aplastar de esta manera al movimiento.

Es obvio que ante la trayectoria de Ramón de la Fuente muchos jóvenes y trabajadores se estarán preguntando si el actual Rector de la UNAM, como Secretario de Gobernación en caso de que ganen las elecciones el PRD, solucionara los conflictos sociales de la misma forma en que lo hizo con la huelga de la UNAM. Insistimos, cuestiones como esa solamente debilitan al PRD rumbo a las elecciones.

La experiencia del 2000 es un buen ejemplo de ello. En aquellas elecciones la tibieza de la campaña y el fallido intento de la entonces dirección del PRD encabezada por Amalia García, por pactar una alianza electoral con el PAN de Vicente Fox tuvieron efectos más que perniciosos. En esas elecciones el 70% de los jóvenes menores de 30 años no acudieron a las urnas y el 49% de los jóvenes de entre 18 y 25 años que si participaron dieron su voto al PAN; para el PRD sólo fue el 15%.

Actualmente, de acuerdo a un estudio de la encuestadora Mitofsky citado en el suplemento de La Jornada, Masiosare, del pasado 5 de febrero, los porcentajes de intención de voto entre los jóvenes favorecen al PRD en un 42,4%, mientras que para PRI es el 30.5% y para el PAN el 27.1%.
No obstante estos números, hay que destacar que lo mas duro e intenso de la contienda electoral está por venir. A estas alturas ya vemos una actividad intensa por parte de Fox como activista a favor del PAN, y al PRI invirtiendo enormes recursos en campañas de desprestigio contra AMLO y el PRD. Conformes se acerque la fecha de las lecciones dichas acciones se recrudecerán significativamente. Los banqueros y los empresarios invertirán fortunas enteras para auxiliar en esas tareas a sus partidos en contra de PRD.

No nos podemos confiar, sin una política firme que signifique ninguna clase de compromisos con sectores hostiles a los intereses de los millones de simpatizantes del PRD, las tendencias electorales pueden cambiar estimulando particularmente al abstencionismo, pues la entrada de ex-panistas y ex-priístas al PRD vulneran a este partido haciéndolo al mismo tiempo presa fácil de la guerra sucia que ya el PAN y el PRI están lanzando en su contra.
La principal forma de frenar a la burguesía y al imperialismo en sus planes por descarrilar un potencial triunfo electoral de AMLO es la participación organizada de los militantes de base y simpatizantes del PRD por medio de comités por la promoción y la defensa del voto. Estos mismos comités deberán coordinar todas las acciones necesarias para lanzar movilizaciones contra el fraude electoral.

Sin embargo, para fortalecer estas acciones y darle mayor certidumbre al voto a favor del PRD y combatir el abstencionismo que tanto favorece al PRI y al PAN, es necesario que el PRD y AMLO le cierren el paso definitivamente a los ex-priístas y ex-panistas. Las tendencias electorales favorecen al PRD, pero eso no quiere decir que el PRI y el PAN ya estén derrotados. Estos últimos partidos usaran, y de hecho ya lo están haciendo, recursos multimillonarios provenientes del gobierno federal y de gobiernos estatales, así como de los empresarios y banqueros. Si no se toman medidas firmes para frenar el fraude electoral que ya se está cocinado, entre ellas las de poner un ¡ya basta! a la irrupción de toda clase de oportunistas al PRD, se corre un fuerte riesgo de que Fox y Madrazo se salgan con la suya en las elecciones presidenciales.

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