El autor de El hombre que amaba a los perros novela los últimos años del fundador del Ejército Rojo, León Trotsky, desde su exilio en Turquía hasta su asesinato en México. Entrelaza esta historia con la de su asesino, Ramón Mercader, y con la de un escritor cubano caído en desgracia que se hace depositario de las confidencias en los años 70 del siglo pasado de un hombre que dice ser el hermano de Mercader y que pasea dos hermosos perros por una playa de La Habana.
La narración está bien documentada, la estructura de la novela tiene muchas similitudes con el documental del año 1996 "Asaltar los cielos" que recogía testimonios de personas directamente involucradas en el asesinato de Trotsky, es más, la novela recoge textualmente palabras de algunos de los protagonistas del documental.
La novela describe bastante bien los procesos a los que se ven sometidos los protagonistas en el contexto político y social de cada uno. El enorme aislamiento de Trotsky y sus seguidores en todo el mundo, su angustia ante la desa-parición y el asesinato de casi toda su familia a manos de Stalin y la decisión quizás más importante de su vida, que como manifestó muchas veces, luchar por el mantenimiento de las genuinas ideas del socialismo y la revolución, su participación activa en la lucha de clases mundial y la creación de una nueva internacional frente a la degeneración estalinista de la creada por Lenin y él mismo.
Trotsky mantenía que su trabajo era ahora mucho más importante que en los años de la revolución rusa, en un momento en que el estalinismo ya se había convertido en un elemento abiertamente contrarrevolucionario y estaba permitiendo el triunfo del fascismo en España (donde defendió una política completamente equivocada de "ganar la guerra y después hacer la revolución"), como había ocurrido en Alemania o Italia.
Además, un hilo invisible recorre toda la novela. El autor parece preguntarse cómo es posible que la Revolución Rusa que demostró en la práctica la posibilidad de un mundo sin miseria, sin guerras, sin paro ni hambre acabara en una dictadura de un solo hombre que ocasionó millones de muertos y de dolor, y a la vez toda una generación de hombres y mujeres excepcionales dieron su vida por ese sistema a lo largo y ancho del mundo. Es una pregunta difícil de contestar en una novela. Para los publicistas del capitalismo es sencillo, para ellos no hay diferencia entre el régimen de democracia obrera de Lenin y Trotsky y la dictadura de Stalin, ni ahondan en los procesos que provocaron la degeneración de la revolución rusa, se obvia conscientemente los primeros años de esta revolución y el impacto que tuvieron sobre la mente de millones de trabajadores y pobres del mundo. El autor se posiciona con estos últimos, no hay un desdén intelectual hacia los "incautos" que se dejaron engañar por el estalinismo. Aunque refleja muy bien la catadura moral de los estalinistas conscientes, tampoco hay un ataque furibundo a las ideas del socialismo.
La descripción del proceso por el cual Mercader es convencido de la necesidad de asesinar a Trotsky refleja bien el carácter del estalinismo y cómo usaban el enorme prestigio de la URSS para enmascarar crímenes horrendos y cómo él, sintiéndose comunista es obligado a mentir y engañar para poder llegar a Trotsky. Finalmente, creyendo que con ese acto sería un héroe de la URSS acaba aplastado por su propia acción.

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