Esto ha permitido por ejemplo al gobierno Socialista de Rodríguez Zapatero mantener, y aun aumentar, el contingente de soldados españoles desplegados en Afganistán durante el gobierno de Aznar en el marco de la misión de estabilización de la OTAN. Con su actuación en el país centro asiático el gobierno de Zapatero parecen querer compensar al imperialismo estadounidense por la retirada de las tropas españolas de Iraq, a la que se vieron obligados por el masivo e histórico movimiento contra la guerra de los jóvenes y trabajadores del Estado español.
Pero cabe preguntarse ¿Cuáles son realmente las diferencias en cuanto a la intervención de las potencias imperialistas en Iraq y Afganistán? La socialdemocracia nos responderá que aquella era una guerra ilegal opuesta al derecho internacional y que en el caso afgano nos encontramos ante una operación de paz sancionada por la ONU y con el objetivo declarado de reconstruir el país y combatir el narcotráfico. Nos dirá también que el gobierno de Aznar no consulto al parlamento en sus momento respecto al envió de tropas a Iraq, como si a hecho el PSOE en el caso de Afganistán.
Por desgracia, todas estas filigranas jurídicas de los señores socialdemócratas no son de ningún alivio para la población afgana que padece todo el peso de la bota militar del imperialismo occidental. Las condiciones de vida para la inmensa mayoría de los afganos no han hecho sino empeorar desde el año 2001, mientras la prometida ayuda a la reconstrucción, apenas unas migajas de la mesa de los imperialistas, se pierde en las redes de corrupción de los señores de la guerra, cuyas bandas armadas son el único poder verdadero en las provincias afganas a la vez que la única base de apoyo real del imperialismo. En cuanto a la heroína, todo el mundo reconoce que desde la caída de los taliban el cultivo del mismo se ha multiplicado en todo el país y que el narcotráfico vuelve a ser la principal fuente de ingresos. A pesar de las hipócritas declaraciones del imperialismo acerca de sus intenciones de erradicar el cultivo de opio, es en el democrático parlamento afgano, constituido con el apoyo de occidente, donde se sientan los principales barones de la droga quienes, evidentemente actúan en connivencia con sus amos imperialistas.
Con estas condiciones no es de extrañar que la insurgencia, muy activa a ambos lados de la frontera con Pakistán, se este extendiendo con fuerza por todo Afganistán. La respuesta del imperialismo no es otra que la de una escalada en la represión, como demuestran las inhumanas condiciones de los presidios de Bagram o Polichiarki, donde a finales de febrero tuvo lugar un sonado motín. La perspectivas son pues las de un aumento de la violencia en todo el país, lo cual no solo entrañara más inseguridad para las tropas españolas (recordemos que son ya más de 80 los militares españoles muertos por durante las operaciones en este país particularmente a raíz de los trágicos accidentes del Yak 42 en 2003 y el helicóptero Cougar en 2006) sino una intervención cada vez más agresiva de las mismas contra la población afgana como ocurrió recientemente durante las manifestación contra las viñetas del profeta mahoma en la zona de Herat, donde se encuentran acantonadas la mayor parte las tropas españolas.
El imperialismo estadounidense se encuentra en un callejón sin salida en Iraq y cada vez más en Afganistán, estas intervenciones se están convirtiendo en una creciente hemorragia en vidas y dinero para la administración Bush, por eso quiere que sus socios europeos jueguen un papel cada vez más protagonista en la ocupación de Afganistán. Ya esta previsto que más de 20.000 soldados de la OTAN se desplacen al país para finales de año. De este modo la presencia de tropas españolas en Afganistán podría multiplicarse en los próximos meses si los jóvenes y trabajadores del estado español no lo remediamos a través de la movilización en la calle.
¡No permitamos que el imperialismo quede impune en Afganistán!
¡Que vuelvan las tropas ya!