Los sectores más golpeados por la Ley de Presupuestos de 2005 son la Universidad, el empleo público (3,3 millones de trabajadores tienen convenio caducado hace 10 meses), la sanidad pública y la educación secundaria. El paro fue convocado para 4 horas, pero en Nápoles y Salerno se extendió a 8 horas. 70.000 personas procedentes de muchas provincias del sur se manifestaron en Nápoles. A lo largo y ancho de la península decenas de colectivos obreros bajaron a la calle sumando sus reivindicaciones a las consignas de los sindicatos. La oposición al cierre y deslocalización de empresas y a los bajos salarios es el tema central de las pancartas obreras. El contexto es de miles de empresas italianas en crisis y de recesión económica. En Sicilia hubo 9 manifestaciones, una en cada capital de provincia, con fuerte participación de los trabajadores eventuales. La manifestación más grande fue la de Milán, la capital industrial del norte del país: 50.000 personas marchando bajo la lluvia. No hay sector industrial, de los servicios, público o privado que no haya sido sacudido por la huelga. En todo el país protestaban las decenas de miles de jóvenes trabajadores eventuales de las administraciones públicas y los cientos de miles de las fábricas.
¿Y ahora qué? El gobierno pende de un hilo. Los trabajadores saben por experiencia que las organizaciones políticas y sindicales no harán nada para que el gobierno caiga antes de las elecciones. Muchos lo han admitido en las entrevistas en los cortejos. Nuestra opinión es que la CGIL y los partidos de izquierdas, DS y Rifondazione Comunista, deberían comprender que ha llegado la hora de derrotar a la derecha con una huelga más dura. Una huelga general de 48 o 72 horas, declarada con este objetivo, acabaría con la pesadilla de las leyes reaccionarias de Berlusconi.