El 4 de abril subraya por un lado la enorme fuerza del movimiento, la voluntad de millones de trabajadores y estudiantes a luchar contra una mayor temporalidad del mercado laboral pero, al mismo tiempo, destaca también los límites de los “días de acc

El día después del masivo día de acción contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) todos los sectores de la sociedad francesa han estado haciendo inventario de la situación. El gobierno y la derecha de la UMP en el parlamento no parecen dispuestos a hacer concesiones más allá de las dos modificaciones insignificantes anunciada ya el viernes por Chirac y rechazadas por el movimiento obrero y estudiantil. El primer ministro, De Villepin, que quedado claramente debilitado por el movimiento y el ministro de interior, Sarkozy, ha salido fortalecido dentro del campo de la derecha. En un movimiento sin precedentes, el presidente Chirac ha dado toda la responsabilidad de la “ley de igualdad de oportunidades” (que incluye el odiado CPE) a Sakorzy y al grupo parlamentario de la UMP, apartando a De Villepin, cuya popularidad ha caído hasta el 28 por ciento de la población.

Por su parte, la intersindical (el órgano coordinador de todas las organizaciones sindicales y estudiantiles) se reunió esta mañana (5 de abril) en los locales de Force Ouvrier (FO). Su conclusión principal fue: “Estamos dispuestos a discutir con el grupo parlamentario de la UMP, pero no sobre las modificaciones del CPE, nuestro objetivo sigue siendo su retirada total”. Sin embargo, los sindicatos y organizaciones estudiantiles han aceptado la propuesta del grupo de la UMP para reunirse con ellos por separado, comenzando con la CDFT a las tres de la tarde de hoy. Es un movimiento injustificado y no debería haber sido aceptado por los dirigentes sindicales.

Al final de la reunión de la intersindical, la declaración conjunta también hablaba de dar al grupo parlamentario de la UMP una fecha tope para solucionar esta cuestión antes del 15 de abril u otro día. Desgraciadamente, ese “otro día” no se ha dejado claro. También el 15 de abril es el principio de las dos largas semanas de vacaciones de Pascua en el parlamento. Esto significa que cualquier nueva movilización se tendría que retrasar hasta el 1º de Mayo, ya algunos dirigentes sindicales están hablando de organizar ese día manifestaciones de masas. El problema principal al que se enfrentan los dirigentes sindicales es que después de cinco días de acción (cada uno a un nivel superior que el anterior) y los éxitos masivos del 28 de marzo y el 4 de abril, no hay mucho más que convocar, excepto una huelga general, que es precisamente lo que están intentando evitar, por temor a que la situación se les escape a su control y comience una huelga total (o como se dice en estos días en Francia una “huelga general renovable”).

A la mayoría de la UMP le gustaría que las organizaciones sindicales y estudiantiles cayeran en la trampa de prolongadas negociaciones y tecnicismos parlamentarios para desgastar el movimiento. Y existe un peligro real de que esto ocurra, sobre todo si tenemos en cuenta que algunas universidades llevan ya casi siete semanas en huelga.

Esta mañana, en las asambleas generales de las universidades, esa era la cuestión de debate. En muchas de estas asambleas había profesores y personal administrativo también en huelga. Uno de los principales puntos que se debatió fue cuál debería ser el siguiente paso del movimiento. La coordinadora nacional de estudiantes de secundaria y universidad que se reunió el pasado fin de semana pidió un giro hacia la clase obrera, que los estudiantes fueran a las fábricas y centros de trabajo, organizar asambleas generales conjuntas, distribuir masivamente panfletos en los centros de trabajo y, en general, utilizar todas sus fuerzas para intentar llegar a una huelga general.

En ese sentido ya se han tomado iniciativas. Los estudiantes de Nanterre han repartido panfletos entre los trabajadores de las fábricas de Peugeot y Citroen (que participaron con sus propios contingentes en la manifestación de ayer) y lo hicieron con el apoyo de militantes de la CGT. En Cherburgo, el 27 de marzo, unos doscientos estudiantes de secundaria repartieron panfletos en la fábrica de armas Arsenal con gran éxito: 1.500 de los 2.500 trabajadores se unieron a la manifestación de 10.000 del día 28 de marzo. El lunes, estudiantes de Rennes II repartieron panfletos las fábricas de la industria automovilística de PSA y CF Gomma. Hoy a primera hora de la mañana estudiantes universitarios de Toulouse han estado hablando con los trabajadores del servicio postal en uno de los principales centros distribuidores de la región. Varias asambleas generales de París están preparando para mañana el reparto masivo de panfletos en Alcatel.

Este tipo de acción se debe intensificar y generalizar en todo el país y también debe ir dirigida para ejercer presión sobre los dirigentes sindicales. Una campaña seria coordinada en este sentido por parte de los estudiantes en huelgas encontraría una audiencia receptiva entre muchos trabajadores y activistas sindicales.

Otro punto que se discutió en las asambleas generales de estudiantes fue la violencia policial. Cientos de estudiantes fueron arrestados ayer en enfrentamiento con la policía al final de la manifestación. La policía ha utilizado todo tipo de tácticas provocadoras. Docenas de policías de paisano se infiltraron ente los manifestantes, con pegatinas de los sindicatos e incluso algunos con las bandas rojas que identificaban a los del servicio de orden. Otros se vistieron como los casseurs (los jóvenes parados de los barrios más pobres que se rebelaron en noviembre). Se mezclaron entre los manifestantes y después de repente apresaron a algunos de ellos, en muchos casos eran sólo manifestantes pacíficos que fueron detenidos aleatoriamente. Unas 2.700 personas han sido detenidas e interrogadas por la policía, 175 juzgadas y condenadas por procedimientos urgentes, 43 fueron condenadas a duras penas de prisión.

El 4 de abril subraya por un lado la enorme fuerza del movimiento, la voluntad de millones de trabajadores y estudiantes a luchar contra una mayor temporalidad del mercado laboral pero, al mismo tiempo, destaca también los límites de los “días de acción” convocados por los dirigentes sindicales. El gobierno está debilitado pero no derrotado. No se debería permitir que se perdiera el impulso del movimiento. Los dirigentes sindicales deberían convocar una huelga general y prepararla con seriedad inmediatamente. El movimiento estudiantil debe dirigir todas sus fuerzas hacia el movimiento obrero.


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