El 12 de septiembre de 1998 el FBI detuvo a Gerardo Hernández, René González, Fernando González, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, acusados de ser agentes no registrados del gobierno cubano. Su misión era la de penetrar en los grupos reaccionarios aEl 12 de septiembre de 1998 el FBI detuvo a Gerardo Hernández, René González, Fernando González, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, acusados de ser agentes no registrados del gobierno cubano. Su misión era la de penetrar en los grupos reaccionarios anticubanos que operan impunemente en Miami y sacar a la luz sus planes contra la revolución cubana.

Los Cinco de Miami — como se les conoce — prisioneros en cárceles norteamericanas fueron sentenciados en un amañado juicio en Miami a penas de entre 15 años hasta doble cadena perpetua y son mantenidos en prisión pese a que un panel de jueces de la Corte de Apelaciones de Atlanta anuló el 9 de agosto de 2005 las condenas y el proceso realizado.

El caso de los Cinco de Miami está claramente relacionado con el derecho de un país soberano a defenderse contra las acciones terroristas de un país vecino que las permite y no mueve un solo dedo para detenerlas. El caso deja al descubierto la hipocresía de la clase dominante norteamericana que pretende encabezar una guerra contra el terrorismo. También muestra la gran influencia que tiene en la política norteamericana la reaccionaria mafia anticubana de Miami, tanto en el Partido Republicano como en el Demócrata.

Es, por lo tanto, un caso abiertamente político y la clase dominante norteamericana y sus medios de comunicación no están interesados en publicar el sumario porque desvelaría detalles muy perjudiciales para ellos.

La lucha por la libertad de los Cinco, junto a la reivindicación de la labor que se encontraban realizando, debe ir encaminada a desenmascarar y desmontar, de una vez por todas, la maquinaria terrorista de la mafia cubano-americana, culpable de sembrar el luto y el sufrimiento en millares de hogares cubanos durante estos años de Revolución, así como a denunciar la protección y el estímulo que han venido recibiendo de las distintas administraciones norteamericanas. Es necesario denunciar con fuerza al imperialismo norteamericano por la hipocresía y el doble rasero de su política hacia el terrorismo.

En una nueva vuelta de tuerca el 9 de agosto de 2006, justo un año después de que se reconociera que fueron sometidos a un juicio injusto y de que se ordenara un nuevo juicio, el pleno de la Corte de Atlanta rechazó esta decisión y ratificó las condenas, negando la realización de un nuevo juicio. Esta decisión no está al margen de la reciente intensificación de la campaña contrarrevolucionaria del imperialismo USA a favor de la restauración capitalista en Cuba y la situación política abierta tras el anuncio de Fidel Castro de ceder temporalmente sus poderes por enfermedad.

Desde El Militante y la Corriente Marxista Internacional consideramos que estos compañeros son combatientes de primera fila, de vanguardia, de la causa del socialismo a escala universal, pues defendían de los ataques de la extrema derecha más reaccionaria y asesina a la obra que en estos momentos representa una esperanza para la clase trabajadora y los oprimidos de todo el mundo: la Revolución Cubana. Por tanto, la pelea por su excarcelación es un deber no sólo de los cubanos sino de todos aquellos que creen en el futuro socialista de la humanidad.


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