Cuando el pasado 14 de junio más de 3.000 policías enviados por el gobernador priísta del Estado, Ulises Ruiz, intentaron acabar con la huelga de maestros que había vaciado las aulas desde hacía dos meses, una respuesta furiosa de miles de docentes,“El heroico pueblo de Oaxaca obtuvo el día de ayer una victoria… de manera ordenada y disciplinada, sin hacer uso de la violencia pudo contener el avance de las ordas de policías-violadores (…) Ni con el empleo de todo su arsenal, de miles de bombas de gas lacrimógeno y gas mostaza que eran arrojadas incluso desde helicópteros, de tanquetas antimotines, de toletes, de rifles de asalto pudieron tomar algún punto importante, ni el Zócalo, ni Canal Nueve, ni siquiera las barricadas más importantes pudieron ser tomadas por los enviados de Abascal. De manera ordenada y disciplinada la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) cumplió su objetivo de no entregar la ciudad de Oaxaca, de manera disciplinada y organizada ordenó el repliegue de sus fuerzas hacia Ciudad Universitaria. (…) En el marco de la jornada de ayer podemos dar el siguiente parte: se contabilizan ya cuatro compañeros fallecidos, sus nombres son: 1. Fidel Sánchez García. Murió a causa de impactos de arma de fuego. 2. José Alberto López Bernal. Murió a causa de impacto de granada de gas lacrimógeno en el pecho 3. Un niño de 12 años, por impacto de arma de fuego. 4. Una maestra, de quien fue encontrado el cuerpo en San Pedro Juxtlahuaca (población ubicada a 8 kilómetros del puente Tecnológico). Hay 60 compañeros detenidos y 30 desaparecidos. Fueron trasladados a la 28ª. Zona Militar a bordo de helicópteros de matrícula PF-303, PF-305, PF-306, en estos momentos están siendo trasladados algunos de ellos a las cárceles estatales de Miahuatlan de Porfirio Díaz, Tlacolula, y otras. La Policía Federal Preventiva (PFP), policías ministeriales y preventivos realizaron cateos anticonstitucionales a numerosas casas en diversos puntos de la ciudad, buscaban detener a la Dirección Provisional de la APPO. (…) Pueden tomar el Zócalo, pueden tomar Radio Universidad, sin embargo el pueblo de Oaxaca en estos más de cinco meses de lucha ha demostrado ser un pueblo valiente, digno e ingenioso. ¿Podrá la PFP mantener sitiada la ciudad por cinco meses más, quizás por un año, dos, tres, cuatro? Hoy más que nunca, el mal gobierno violenta las mismas leyes que juró hacer cumplir y sume al estado de Oaxaca en un estado de sitio y suspende de facto (tal como lo hizo el tirano Ulises Ruiz Ortiz) las garantías individuales y nuestros derechos humanos, hacemos el llamado al pueblo de México, a los pueblos del mundo a realizar manifestaciones contundentes”.

Esto es parte del informe que la dirección provisional de la APPO realizaba en el fragor del combate, después de que el gobierno del asesino Fox enviara más 4.000 efectivos de la PFP a Oaxaca con el objetivo de acabar con la insurrección popular. El heroico movimiento de los trabajadores y campesinos oaxaqueños y sus órganos de poder han resistido la embestida represiva del Estado. Oaxaca se ha convertido en la bandera de la revolución socialista internacional para los oprimidos de todo el mundo.

Una revolución en marcha

Cuando el pasado 14 de junio más de 3.000 policías enviados por el gobernador priísta del Estado, Ulises Ruiz, intentaron acabar con la huelga de maestros que había vaciado las aulas desde hacía dos meses, una respuesta furiosa de miles de docentes, trabajadores y campesinos hicieron huir a las fuerzas represivas.

A partir de ese momento, el pueblo de Oaxaca dio un salto formidable en su acción. Impulsando la formación de brigadas de autodefensa garantizaron la seguridad de sus manifestaciones. Al mismo tiempo crearon la APPO, integrada por más de 350 organizaciones de trabajadores, campesinos y pobladores pobres. Se ha convertido desde entonces en un poder alternativo al de las instituciones capitalistas del Estado. Un embrión de poder obrero que ha asumido la organización de la vida política, económica y social de Oaxaca. A través de la acción directa de las masas oprimidas se han creado las condiciones para iniciar la transformación socialista de Oaxaca, insuflando confianza al movimiento revolucionario que en el conjunto del país se ha desatado al calor de la lucha contra el fraude electoral del 2 de julio.

En las últimas semanas el gobierno mexicano ha intentado todo tipo de maniobras para intentar dividir el movimiento y aplastar la insurrección. Han utilizado a las instituciones del Estado para respaldar al gobernador priista, Ulises Ruiz. Han maniobrado con un sector de la dirección de la sección 22 del Sindicato de Maestros a los que ofrecieron 4.000 millones de dólares durante el próximo sexenio para equiparar sus salarios con los de los docentes que más cobran en México, y así desactivar la lucha. Pero todas estas maniobras no han engañado a las masas de Oaxaca que se han mantenido firmes en sus posiciones. Finalmente, la decisión de enviar tropas policiales tampoco ha servido para quebrar su voluntad revolucionaria. Por el contrario, la resistencia feroz a la represión ha obligado al Senado, con los votos a favor del PRI y del PAN, a pedir al gobernador Ulises Ruiz que abandone.

Correctamente, la APPO decidió replegar sus posiciones en el centro de la capital hacia la Universidad, y reorganizar sus fuerzas impulsando nuevas movilizaciones de masas. Como la prensa burguesa ha reconocido, incluido el diario El País que no ha dejado de publicar artículos y editoriales a favor de un baño de sangre, las fuerzas represivas no han controlado ni de lejos la situación a pesar de los 19 muertos que cuentan en su haber. La APPO ha mantenido las barricadas, ha continuado emitiendo sus instrucciones desde radio universidad y ha realizado una impresionante demostración de su fuerza.

Un movimiento heroico

La reacción de las masas ha sido ejemplar. El 30 de octubre, tan sólo 48 horas después del despliegue policial en la capital, más de 100.000 personas se movilizaron en defensa de la APPO y contra la presencia de las fuerzas represivas. Pero esto era tan sólo el anticipo de unas jornadas que quedarán grabadas en la historia del movimiento revolucionario.

El 2 de noviembre, las fuerzas de ocupación intentaron dar un paso en su escalada y asaltar el bastión desde donde la APPO organizaba la resistencia: La Universidad de Oaxaca. Al cabo de seis largas horas de lucha, 1.500 soldados armados hasta los dientes y apoyados por helicópteros sufrieron una derrota humillante. Miles de trabajadores y jóvenes armados con lo que podían y con una disciplina ejemplar coparon a los atacantes que se esforzaron por huir lo más rapidamente del cerco. El objetivo del gobierno de acabar con el estado mayor de la APPO y destruir las instalaciones de Radio Universidad fue fallido. Las masas dieron una lección de fuerza, coraje y decisión revolucionaria. El balance, no obstante, refleja la envergadura del combate: más de 200 heridos y treinta detenidos, que son sistemáticamente internados en campos de detención clandestinos. “El 2 de noviembre quedará registrado en la historia de Oaxaca, el 2 de noviembre es la derrota de Vicente Fox”, afirmó Flavio Sosa, uno de los dirigentes de la APPO. Tiene toda la razón.

Inmediatamente, las masas oaxaqueñas unidas a decenas de miles de trabajadores y campesinos del resto del país, se manifestaron el domingo 3 de noviembre en una demostración de masas imponente. Se calcula que más de un millón de personas desfilaron por la capital, como tenía que reconocer el enviado de El País en su crónica del lunes 6 de noviembre. “Durante todo el trayecto hasta el centro de la ciudad, los manifestantes avanzaban ordenadamente y perfectamente divididos en grupos. Enfrente caminaban familiares de detenidos y desaparecidos en los enfrentamientos con la policía federal. (...) Detrás avanzaba la dirección colectiva provisional de la APPO y diversas autoridades municipales, algunas con el bastón de mando. Grupos de maestros encuadrados por regiones y diversas organizaciones y sindicatos participaron en la manifestación, que aumentaba a medida que se acercaba al centro de la ciudad. Campesinos y maestros del Istmo de Tehuantepec habían llegado a bordo de una decena de autobuses ‘De norte a sur, de este a oeste, ganaremos esta lucha cueste lo que cueste’, era su consigna preferida”.

La revolución oaxaqueña, atizada por el látigo de la contrarrevolución, está conectando con el sentimiento de furia que sienten el resto de sus hermanos de clase de todos los estados de la República. El incendio puede extenderse de forma explosiva.

Por la huelga general

La revolución mexicana atraviesa por un momento decisivo. Es necesario unificar la insurrección oaxaqueña y el movimiento de masas agrupado en la Convención Nacional Democrática para golpear decisivamente al Estado mexicano y derrocar al gobierno del PAN. Para ello es absolutamente necesario que López Obrador y el PRD, que de una forma absolutamente incorrecta no han hecho nada hasta el momento por vincular el movimiento contra el fraude y la revolución oaxaqueña, cambien su posición y llamen a la unificación de la lucha. Es el momento de convocar a una gran huelga general de todo el país para el próximo 1 de diciembre, fecha en la que Calderón tiene previsto proclamarse presidente, y dar un golpe contundente contra el gobierno del PAN hasta tumbarlo.

Para lograrlo hay que llevar a cabo un programa y un plan de lucha como han planteado los marxistas mexicanos de Militante en su Manifiesto a los obreros, campesinos y soldados revolucionarios de todo México:

“· Extender y unificar la lucha a nivel nacional. En el terreno de la táctica es determinante agitar en torno a la huelga general, no como un recurso en caso de que haya represión sino precisamente para evitarla. Una demostración de fuerzas del proletariado de todo el país frenaría las intenciones represivas del Estado. Los trabajadores de todo el país tienen puesta su mirada en Oaxaca, la APPO tiene que aprovechar este factor para hacer llamados a la lucha unificada y pasar a la huelga uniendo sus demandas a las del resto de sectores en lucha (…) También tiene que hacer una agitación intensa para unir la lucha de Oaxaca con el movimiento encabezado por López Obrador en contra de la imposición de Calderón en la Presidencia de la República.

“· Llamar en todo el país a organizar comités de apoyo a la APPO en todos los sindicatos, barrios obreros, comunidades campesinas e indígenas, en las universidades, etcétera, que lancen brigadas informativas y que convoquen a asambleas, movilizaciones y concentraciones políticas para fortalecer la lucha del pueblo de Oaxaca.

“· Lanzar una campaña de agitación política dirigida a los soldados del ejército mexicano, explicándoles el contendido legítimo de la lucha del pueblo trabajador de Oaxaca e insistiendo en la hermandad de clase que existe entre ellos y el resto de trabajadores del país. Los trabajadores debemos pedirles a los solados que desobedezcan a sus mandos y se pasen de lado de la trinchera de los desposeídos de Oaxaca para luchar con ellos hombro con hombro.

“· Fortalecer los grupos de autodefensa, creando milicias armadas por medio de la expropiación del armamento de los cuarteles de la policía. Las milicias deben adop-tar una disciplina militar y estar subordinadas al movimiento en su conjunto y controladas por la dirección del movimiento.

“· Oaxaca es uno de los eslabones mas débiles del capitalismo de nuestro país, la salida a sus problemas no puede darse al margen de la solución a la crisis del capitalismo mexicano. En esa medida, ante la crisis oaxaqueña, urge un programa que ponga fin a la barbarie de miseria y explotación a la que han sido condenados nuestros hermanos en Oaxaca y el resto de las capas oprimidas del país. El capitalismo sólo nos puede ofrecer sangre y miseria, cualquier intento de solucionar estos problemas sin romper con la propiedad privada burguesa lo único que hará es prologar la opresión y darle tiempo a nuestros enemigos de clase para que se organicen y lancen una ofensiva feroz para aplastar la resistencia y la lucha de los trabajadores. Por eso, y ante el enorme peligro de represión, es necesario pasar a la ofensiva adoptando un programa que llame a todos los trabajadores, campesinos y soldados revolucionarios de Oaxaca y del país a luchar por el socialismo expropiando a los banqueros y empresarios, así como derrocando al régimen para instaurar un gobierno obrero que organice al pueblo en armas y para que ponga bajo el control democrático de los trabajadores del campo y de la ciudad las palancas fundamentales de la economía.

“· Lanzar llamados de apoyo al proletariado de todo el mundo y en particular al latinoamericano, planteando la necesidad de la acción unificada por medio de la lucha por una Federación Socialista de América Latina”.

El proletariado y la juventud de todo el mundo tienen la obligación de defender la revolución oaxaqueña de la represión del estado mexicano. Es necesario exigir a los sindicatos de clase, a los partidos y organizaciones de la izquierda, la más amplia movilización para contribuir a la victoria de nuestros hermanos de clase en México. Ellos son la vanguardia de la revolución socialista mundial.

7 de noviembre de 2006


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