El derribo de la Estatua de Colón y las tareas de los Revolucionarios
El derribo de la estatua ha generado una polémica en el seno del movimiento revolucionario bolivariano acerca de lo apropiado o no del derribo de ésta, así como del resto de símbolos de la dominación imperialista en Venezuela. La polémica generada por el derribo de la estatua, acrecentada además por las detenciones posteriores, está relacionada con la nueva etapa que se ha abierto para la revolución bolivariana tras la victoria en el referéndum revocatorio.
El 15 de agosto la reacción recibió un nuevo golpe y ha sido obligada a replegarse temporalmente al ser consciente de que no pueden enfrentarse directamente con el movimiento revolucionario. La deserción en masa de los candidatos escuálidos a las elecciones del 31 de octubre es la expresión más clara de que su base social se ha desmoronado temporalmente y de que sus filas están desmoralizadas. Esta situación supone una nueva etapa en el proceso revolucionario que genera enormes oportunidades que debemos aprovechar y que va a exigir nuevos desafíos y tareas a los revolucionarios.
La necesidad de, como dijo el presidente Chávez, “profundizar la revolución dentro de la revolución” es la principal tarea del movimiento revolucionario bolivariano y en especial de los compatriotas más conscientes y comprometidos. El desarrollo de las misiones y de los núcleos de desarrollo endógeno, para acabar con la miseria, el hambre, la desocupación son las tareas principales para la revolución bolivariana. Esta es la “revolución económica” de la que habla el presidente.
A los ojos de la base del movimiento revolucionario, es evidente que si bien se han dado importantes avances, están surgiendo importantes dificultades para llevar a cabo esta tarea.
Por un lado, la burocracia estatal de la IV República que sigue agazapada en el aparato del estado a la que se ha sumado la nueva burocracia de la V republica que se oculta tras la franela bolivariana y utiliza sus puestos para enriquecerse. La burocracia sabotea el desarrollo de las misiones, dilapida los recursos públicos que deben ser destinados a los pobres y más débiles para sacar a Venezuela de la situación de miseria a la que la sometió históricamente la burguesía y el imperialismo.
Esa burocracia está directamente relacionada con el otro gran obstáculo al proceso revolucionario, el capitalismo. El aparato estatal de la IV República fue levantado para la defensa de los intereses de la oligarquía y del imperialismo. El desarrollo pleno de las misiones y de los núcleos de desarrollo endógeno está entrando ya y entrará cada vez más en contradicción con los intereses de los oligarcas e imperialistas, que si bien han perdido buena parte del poder político, siguen manteniendo intacto su poder económico a través de los bancos, las fábricas y la tierra y utilizan a la burocracia estatal para intentar impedir que el poder político pase definitivamente a manos del pueblo.
El capitalismo y el burocratismo son el principal freno al desarrollo de la revolución y ésta no estará plenamente consolidada mientras que las trasnacionales y un puñado de millonarios (los Mendoza, Cisneros...) sigan enriqueciéndose a costa de la miseria y el sudor de millones de venezolanos y venezolanas.
Si la burocracia actúa como freno en contra de los intereses de la mayoría, es debido a que fue creada para ser la garante de que el reparto de la riqueza nacional vaya a manos de los capitalistas venezolanos y de las trasnacionales. Pero esto choca cada vez más con los objetivos revolucionarios defendidos por el Presidente Chávez y el proceso de organización y participación creciente de las masas que estamos viviendo. De ahí este conflicto de intereses contrapuestos, de intereses de clase que se viene agudizando y que percibe el conjunto de las bases revolucionarias.
El debate dentro del movimiento bolivariano se plantea cada vez más claramente entre un sector de dirigentes reformistas que, conscientemente o no, reflejan la presión del imperialismo y la burguesía e intentan frenar la revolución y mantenerla dentro del capitalismo y la gran mayoría de las bases revolucionarias, que quiere hacer la revolución dentro de la revolución junto con el Presidente y avanzar hacia otro modelo de sociedad distinto del capitalismo.
La revolución debe derribar el capitalismo
A muchos revolucionarios los símbolos, nombres en calles y estatuas que rememoran la dominación imperialista y el saqueo de Venezuela y América Latina nos causan repudio. Pero también es evidente que en el seno del movimiento revolucionario hay diferencias y dudas respecto a si hay que retirar o no esos símbolos. Por ejemplo, el presidente Chávez se mostró en contra de retirar estatuas y condenó en concreto el derribo de la estatua de plaza Venezuela en un reciente Aló Presidente. La única manera de resolver esta diferencia es que los compatriotas que están a favor de que desaparezcan esos símbolos de opresión reúnan el máximo de apoyos y convenzan a la base del movimiento revolucionario de lo justo de sus opiniones. Una buena iniciativa sería, por ejemplo, hacer una campaña de firmas en todo el país recogiendo miles de apoyos para la propuesta de retirada de plazas y calles de esos símbolos, exigiendo la libertad sin cargos de los detenidos el 12 de octubre y explicando además que no basta con retirar estatuas para hacer avanzar y profundizar la revolución. Que no basta con derribar los símbolos de la opresión capitalista e imperialista, sino que hay que derribar la opresión capitalista real, presente y cotidiana que condena a la miseria al pueblo venezolano.
Los sectores que aceptan el capitalismo como el único sistema posible, y que tienen posiciones de influencia dentro del Estado e incluso presencia en el gobierno, son conscientes de que los discursos contra la burocracia y el capitalismo del Presidente de los últimos días reflejan la voluntad de las masas y abren una posibilidad de que si éstas generan una dirección revolucionaria, este proceso pueda continuar y avanzar aún más a la izquierda. En estos momentos existe un riesgo claro de que los sectores pro-capitalistas y reformistas que se oponen a que la revolución tenga por objetivo acabar con el capitalismo utilicen acciones o propuestas que no ganen el apoyo masivo de las bases para introducir una cuña entre sectores revolucionarios radicalizados y esas mismas bases. La tarea principal de los revolucionarios es difundir, y explicar lo que ya está planteando el presidente Chávez: que el pueblo venezolano no será verdaderamente libre mientras siga existiendo el capitalismo en Venezuela y basarse en esta idea para construir una alternativa que permita llevar a cabo “la revolución dentro de la revolución”.
Los Marxistas de la CMR estamos plenamente comprometidos con esa tarea de difusión, organización y formación tanto de los trabajadores, la juventud y los pobres venezolanos, para elevar su comprensión de las tareas que tienen delante: luchar por llevar hasta el final la revolución bolivariana, para acabar con el capitalismo y la lacra del burocratismo que conlleva y sustituirlo por una sociedad más justa, racional y humana para toda América Latina: la sociedad socialista.