El enemigo de la guerra económica no es la clase obrera, la cual debe luchar por el poder político y económico para enderezar el rumbo de la revolución
En estos 17 años del proceso bolivariano el pueblo revolucionario y los trabajadores han sufrido una agresión abierta y permanente de los capitalistas y sus lacras, como la burocracia, las mafias y los corruptos. A pesar de todo, la clase obrera sigue luchando por el legado del presidente Hugo Chávez y resistiendo impresionantemente la violencia capitalista, al mismo tiempo que demanda a los dirigentes políticos del proceso que asuman el golpe de timón a la izquierda que, poco antes de su fallecimiento, planteó el comandante. Para que ese golpe de timón a la izquierda sea real la dirección de la economía y el estado debe estar verdaderamente en manos de los trabajadores.
En ese sentido se desarrollaron muchas propuestas como formar e impulsar los Consejos de Trabajadores (as) o el Control OBRERO en las fábricas públicas y privadas, siendo saboteadas y boicoteadas por la burocracia, que desvío en orientaciones reformistas y que desgraciadamente sometieron a los trabajadores a designaciones colocadas a dedo para obtener intereses particulares o personales. De esta misma manera los burócratas mataron experiencias surgidas de la propia lucha como fueron Sanitarios Maracay, INVEPAL, INVEVAL, SIDOR, Fama de América o la propia Red de Abastos Bicentenario. El propio Chávez, respondiendo a las propuestas de los trabajadores, aplaudió la capacidad de los obreros de comprender el momento que vivimos y respondió a sus reivindicaciones expropiando numerosas empresas y abriendo el debate sobre la necesidad de que los trabajadores dirijamos las empresas.
El legado de Chávez atacado por los capitalistas…y por la burocracia
Lamentablemente, en los últimos años en muchas de estas empresas los trabajadores revolucionarios de vanguardia que lucharon por el control obrero han sido desoídos e incluso atacados y despedidos, mientras directivos puestos a dedo y al margen de cualquier control obrero, e incluso gerentes procedentes de las viejas empresas capitalistas expropiadas, han tendido a hacerse con el control llevando a muchas de esas empresas a situaciones de crisis. Esto es utilizado por los enemigos del proceso revolucionario para decir que ha fracasado el legado de Chávez (el socialismo, el control obrero…) cuando la causa de los problemas que sufren estas empresas y el conjunto de la economía venezolana no es otro que el mantenimiento del capitalismo (el 98% de las empresas siguen en manos capitalistas, tal como reconocía hace poco Elías Jaua) y la gestión burocrática y corrupta de las empresas del estado.
En lugar de sacar la conclusión de que es necesario seguir el camino de Chávez, completando éste con más medidas socialistas que extiendan las expropiaciones a las palancas fundamentales de la economía (los bancos y la gran industria) y pongan el conjunto de la economía y el estado bajo administración directa de los trabajadores y el pueblo para acabar con la corrupción y el sabotaje capitalista y burocrático, la política de muchos representantes del gobierno durante los últimos tiempos ha sido la de realizar llamados desaforados al dialogo y la paz y reuniones en Miraflores con los empresarios otorgándoles inmensas cantidades de dólares, donde han asistido descaradamente hasta los más reaccionarios y oportunistas como Lorenzo Mendoza. Por otro lado la burocracia también ha recibido sus tajadas de dólares para importar. Mientras tanto el pueblo sigue en la calle, luchando para defender las conquistas y beneficios sociales que han llegado a lo más profundo de la población y se ha “restiado” en llevar la revolución adelante, colocando su cuerpo y alma, teniendo incluso muchas bajas de camaradas asesinados como líderes comunales, campesinos, indígenas y obreros.
Los empresarios poco a poco han aprovechado los diferentes escenarios para profundizar su agresión y violencia, acaparando, paralizando, manipulando la producción, sometiendo al pueblo a largas colas bajo intenso sol y lluvia, las amenazas de despidos, cierre de empresas, hasta falsos positivos para culpar a los trabajadores de las acciones terroristas que han ejecutado. Todo ello afecta vilmente el salario y la alimentación de los trabajadores, sus familiares y a todo el pueblo oprimido, que incluso está sufriendo un psicoterror y acoso laboral que ninguna institución de este estado se atreve frenar, a pesar de haber capturado a muchos de estos empresarios en su boicot económico, como fue el caso de Farmatodo (que acaparó importantes medicamentos contribuyendo y generando grave situación en contra de vidas humanas). Se han detectados otros casos en el sector alimentos como el de Alimentos Polar, o en el sector de artículos para el aseo personal -Kimberly Clark-. O Café Anzoátegui. Este último empresario fue capturado con 76mil toneladas de café acaparadas y vendiéndolas especulativamente con un evidente boicot, y ello a pesar de ser una empresa subsidiada por el estado, EN NINGUNO DE LOS CASOS SE HA VISTO A UN EMPRESARIO CONDENADO CON AÑOS DE PRISIÓN, en cambio los obreros por faltar al trabajo o protestar las malas condiciones y riesgos laborales, son despedidos y arrojados a pasar hambre y necesidades.
Ahora vemos con mucha preocupación como sectores de la burocracia del estado y sindical, junto a los capitalistas, se ponen de acuerdo y pretenden imponer con el aparato represor del estado burgués herramientas de dominación y control sobre la clase obrera que tienen como objetivo llevar a la confusión y confrontación de trabajadores contra trabajadores y pueblo contra pueblo. En muchos casos, para disimular sus objetivos, estos sectores burocráticos y pro-capitalistas intentan utilizar ideas como el poder popular o el control obrero, que son banderas de la revolución, para presentar como pasos en el camino hacia estos objetivos medidas que de ser llevadas adelante significan todo lo contrario: fortalecer el poder de los capitalistas y burócratas, debilitando el de los trabajadores y el pueblo.
Los Consejos Productivos de Trabajadores
Un ejemplo de esto que decimos, es la normativa de los consejos productivos de trabajadores (CPT). La idea de crear consejos productivos en los que los trabajadores participen en la gestión de las empresas fue inicialmente esperada por muchos activistas del movimiento bolivariano que deseaban que significase un paso adelante. Pero, una vez se ha conocido el contenido concreto de lo que se propone, ha provocado preocupación, inquietud y rechazo entre muchos trabajadores revolucionarios.
Los CPT no pueden constituirse en un instrumento donde un grupo de burócratas ajenos a la empresa junto a trabajadores que en su mayoría son colocados por el patrono puedan por ejemplo: “Exigir la suspensión de los trabajadores (as) que paralicen o retarden el proceso productivo de la empresa”. Esto puede servir para que descaradamente los capitalistas justifiquen su saboteo económico, culpando a los trabajadores, y así aumentar la plusvalía, explotando a sangre y fuego, sin medida, a los obreros. También puede servir para atacar a todos aquellos colectivos de trabajadores que, para defender sus derechos laborales, puestos de trabajo o a la propia revolución contra el sabotaje de los empresarios, organicen movilizaciones de protesta, huelgas o asambleas. Más todavía cuando hasta las instituciones que deben velar por los derechos laborales hoy vemos como están siendo controladas por la corrupción. Esto realmente acabaría de una vez por toda con la revolución.
Es alarmante ver una estructura donde no se observa que la clase trabajadora pueda ejercer la democracia obrera e incluso ni las comunas participan como la organización con la cual conjuntamente se desarrollaría el verdadero poder popular. Lo que se observa es una mayoría de funcionarios que parece serán colocados a dedo, que no estarán controlados por los principales protagonistas de la revolución, lo que estaría dejando a un lado los legados del comandante Chávez cuando decía: ”Aquí los que van a mandar y mandan son los trabajadores” o “Comuna o Nada”.
Esta situación es preocupante ya que estos funcionarios estarían sometidos a las presiones y prebendas del capitalismo con un alto grado de probabilidad de caer en corrupción para enfrentar a los líderes más combativos y revolucionarios que trabajan en la empresa. Este es el flagelo que estamos arrastrando y viviendo. Un ejemplo de esto ha sido el caso de la Red de Abastos Bicentenario que ha estado dirigida por militares o ex militares y donde muchos funcionarios fueron capturados en actos ilícitos de corrupción y nunca se escucharon las denuncias de los trabajadores. Y donde ahora vemos como, sin medición alguna, se agrede a los obreros generando un brutal despido masivo de más de 4000 padres de familia, los cuales muchos se identifican o se sentían formar parte de la revolución.
Los CPT no pueden ser sólo para informar si las cosas van bien o mal. Mucho menos para denunciar a trabajadores, dejando libremente en sus fechorías a los patronos e imponiendo la conciliación de clases. La revolución se encuentra en un momento crítico, de alto riesgo, donde necesita instrumentos verdaderamente revolucionarios que avancen no en la explotación y generación de plusvalía para el capitalista sino que permitan desmantelar el actual estado, que sigue siendo burgués, y sustituirlo por un estado donde todo el poder económico y político esté en manos de los trabajadores y el pueblo.
La clase obrera debe exigir la retirada de los CPT y movilizarse por una propuesta revolucionaria que haga realidad el legado de Chávez
Se necesita de una herramienta donde la clase obrera democráticamente en asambleas pueda elegir y revocar a sus delegados, los cuales deben rendir cuentas periódicamente en asambleas y ninguno tendrá privilegios por encima de sus compañeros de trabajo, teniendo un salario igual al de un trabajador calificado y estando sometidos a rotaciones. Todo esto debe desarrollar la organización de los trabajadores para discutir y planificar la economía: empezando por cada centro de trabajo, construyendo los consejos de trabajadores (as) locales, extendiéndolos a todas las fábricas, para organizar una estructura regional con voceros elegibles y revocables de cada empresa y elevarlo a un consejo nacional de trabajadores y trabajadoras con las misma normas para elegir los delegados, los cuales desarrollen las líneas ordenadas desde abajo por el poder popular y la clase obrera y que permita que la clase obrera ejerce realmente el poder. Con una estructura revolucionaria como esta que estamos proponiendo realmente podemos construir una economía socialista sin explotación del hombre por el hombre y responder realmente a las necesidades del pueblo y no al mercado capitalista.
Las distintas organizaciones como Control Obrero – Guayana SOCIALISTA, Plataforma de Los Consejos de Trabajadores, la CBST, Frente Nacional de Lucha de la Clase Trabajadora, el PCV y otras Organizaciones Revolucionarias deben convocar un encuentro para organizar una gran marcha demandando al gobierno que se retire el modelo de CPT presentado y se sustituya por consejos de trabajadores creados por los propios trabajadores y el poder popular siguiendo el camino avanzado en su día por Chávez cuando dijo que “aquí quienes deben mandar son los trabajadores”, complementando esto con medidas socialistas que expropien a la burguesía especuladora y saboteadora y permitan planificar la economía para resolver los problemas que hoy sufrimos los trabajadores y el pueblo y fortalecer el apoyo entre las masas al proceso revolucionario.