Por un plan de lucha que unifique a la izquierda crítica del chavismo para derrotar a los capitalistas y burócratas
El pasado 15 de octubre se efectuaron en Venezuela las elecciones regionales para elegir gobernadores en 23 Estados. El PSUV con el apoyo del Gran Polo Patriótico obtuvo la victoria en 18 gobernaciones, mientras que la oposición solo gano 5, arrastrando una evidente fractura de los partidos de ultraderecha que llamaron a la abstención. El PSUV y sus aliados lograron sumar a nivel nacional 5.845.592 votos y la oposición obtuvo 4.984.830, con una diferencia de votos de 832.514, y una participación del 61,14% del electorado, siendo esta una de las elecciones de menor abstención.
La derrota de la MUD es consecuencia del fracaso de su ofensiva para tomar el poder, que generó tres meses de protestas violentas, la amenaza de un golpe de estado y acciones terroristas brutales por parte de las bandas fascistas como el linchamiento y quema de personas que se declaraban chavistas o se negaban a participar en las acciones de la extrema-derecha contrarrevolucionaria. Tras obtener la victoria en las elecciones a la Asamblea Nacional de diciembre 2015, y pese a la galopante crisis económica y la hiperinflación generada por el sabotaje económico de la burguesía, la corrupción y políticas capitalistas de la burocracia estatal, estos métodos provocaron el rechazo de un sector significativo de las masas. Millones de personas, aunque muy críticas y descontentas con las políticas del gobierno (de buscar una alianza con sectores de la burguesía y hacer concesiones a los empresarios), participaron masivamente en las elecciones a la ANC desafiando el boicot, amenazas y ataques de la derecha y el imperialismo. Muchos de ellos lo hicieron mostrando además su descontento, votando por candidaturas chavistas críticas con la burocracia y las políticas de la dirección del PSUV y el gobierno, para defendían un giro a la izquierda. La tendencia a cerrar filas contra la derecha se ha mantenido en estas elecciones, al no existir ninguna alternativa de la izquierda crítica del chavismo, A ello se han unido los enfrentamientos internos dentro de la MUD, que afectaron la movilización electoral de sus propias bases, lo que terminó de aupar la victoria del PSUV.
La derrota de la ofensiva fascista pasa factura a la MUD.
La oposición en las elecciones pasadas de gobernadores, en el año 2012 sólo había obtenido 3 gobernaciones (Amazonas, Lara y Miranda), las cuales no pudieron ganar en esta oportunidad. La crisis interna que se generó en la MUD después de la derrota de sus protestas en las calles los llevo a un caos interno entre sus dirigentes. Estas debilidades han beneficiado al PSUV, que les obligó a reconocer incluso que tienen un dialogo a espalda de sus bases y han aceptado algunos acuerdos para poder mantenerse políticamente. Pero esto no les ha ayudado en nada, sino a profundizar aún más su crisis, reflejándose en una considerable abstención en zonas donde el voto opositor siempre ha sido masivo. Por ejemplo; en los municipios Chacao la abstención fue del 52% y en El Hatillo y otras zonas de clase media alta fue de 49,7%. En Mérida fue del 35,17%, etc. Indudablemente que ha sido un duro golpe para la oposición después de haber obtenido un gran triunfo en las elecciones a la AN que al compararlo con estas elecciones regionales significa que han perdido 14 puntos, resultados nunca esperados.
Consecuencia de esta victoria del PSUV a medio plazo puede ser una mayor fractura entre los partidos de la derecha y el reforzamiento del ala reaccionaria, lo que puede provocar el recalentamiento de la calle y acciones violentas en los próximos meses. Por otro lado, también se profundiza la agudización de confrontaciones internas dentro del oficialismo. La derecha sigue insistiendo con las sanciones internacionales, ahora de manera más acelerada, llamando a toda su dirigencia ganadora y no ganadora a desconocer los resultados. También existe la incertidumbre de las acciones que tomaran en las gobernaciones donde ganaron, ya que les permite utilizarlas para generar más caos económico, pues son zonas de una fuerza productiva muy importante como la agricultura, comercio, petróleo, minería y tienen ubicación en algunos casos en zonas costeras y en la frontera.
Se ha creado en el occidente del país una especie de media luna, en la zona fronteriza con Colombia, donde se presentan problemas de contrabando, narcotráfico, paramilitarismo, tráfico de alimentos, gasolina, billetes, etc., y el propio gobierno nacional no ha podido tener control de esto. Fue significativa como expresión de crítica de este hecho la declaración de una de las dirigentes principales del PSUV, Iris Valera, que expresó lo siguiente: “No podemos tapar el sol con un dedo (…) No es posible que estando en Táchira no se haya podido contraatacar el contrabando (…) Eso es un mal de toda la vida, no es un mal del gobierno de Vielma Mora, pero el problema es por qué no se han aplicado los correctivos” En ambas regiones hay un alto índice de corrupción burocrática. Por ejemplo, en la zona oriental del país; en pleno proceso electoral, el Actual Fiscal Nacional (Ex gobernador Tarek William Saab periodo 2004 - 2012) develó el desfalco petrolero en PDVSA - la Faja del Orinoco ($2500 millones)- donde están envueltos el ex director ejecutivo de la Faja Petrolífera del Orinoco, Pedro José León Rodríguez quien gestiono altos cargos de PDVSA desde el año 2003 , y en las que están envueltos Alcaldes y dirigentes del PSUV de Anzoátegui
Este panorama nacional para la derecha puede ser un caramelo envenenado que de manejarlo torpemente puede aumentar su desgaste progresivo. Después de fracasado el intento de golpe de estado de Julio, Gerardo Blyde, alcalde de Baruta y dirigente de Primero Justicia señalaba: “que ahora es tiempo de mayor crisis y hambre”. Con esto se refería a intentar estrangular económicamente al país con el apoyo del imperialismo e intentar rentabilizar el posible descontento social que esto ocasionase. Por el momento sus deseos no se ha dado y este tipo de declaraciones sólo ha servido para poner en evidencia su carácter reaccionario y su desprecio por el sufrimiento y problemas que padecen las masas. Sin embargo, si el gobierno continúa aplicando las políticas de buscar un acuerdo con los empresarios y ceder a muchas de sus demandas, en lugar de llevar a cabo medidas que respondan a las exigencias de las masas (algo que desde la muerte de Chávez ha sido paulatinamente abandonado) el resultado, antes o después, puede ser un colapso económico como el vaticinado por Blyde.
En ese caso, la derecha y la extrema-derecha, cuya capacidad de movilización y apoyo hoy están debilitados, podría recuperarse. Esto ya ocurrió en marzo de este año. Tras pasar varios meses muy golpeados (luego de no conseguir el revocatorio) el deterioro de la situación política, unido a las divisiones provocadas dentro del aparato estatal por la decisión de poner varias funciones de la Asamblea nacional en manos del TSJ les permitieron levantar cabeza durante varios meses, lanzar la ofensiva violenta que anteriormente comentamos y poner en una situación muy difícil al gobierno.
Por el momento la burocracia reformista con una política populista y manipuladora (entregas de bolsas de comida, artículos electrodomésticos, etc., todo acondicionando el voto y apoyo) han querido someter la voluntad revolucionaria, volviendo a la vieja política clientelista Adeca y Copeyana. Los beneficios sociales planteados cuando Chávez progresivamente están siendo desmantelados, los dirigentes del PSUV, cada día reafirman una política capitalista, de conciliación de clase, negociando el futuro del proceso bolivariano a cambio de su aceptación por la burguesía, que los coloca en contradicción con las perspectivas del pueblo. Internamente entre ellos existe un vil enfrentamiento por sus diferentes intereses económicos y se sostienen en el poder por no existir una verdadera alternativa revolucionaria capaz de ganar el apoyo de la mayoría del pueblo, que agrupe y organice la clase trabajadora, y avance para acabar el capitalismo y sus lacras.
La burguesía nacional e imperialista arrecia su agresión contra el pueblo
La presión externa del imperialismo se junta con el hecho de una crisis económica generada por la burguesía y la burocracia, las medidas de restricciones comerciales, etc. Hoy es más evidente el papel de los empresarios tanto “patriotas” como opositores al gobierno, los cuales han desatado con mayor fuerza toda su furia, bajando la producción, acaparando, encareciendo los precios de los productos de alimentación, medicina e higiene, despidiendo trabajadores, robándose los dólares de la nación, utilizándolos para pagar liquidaciones de prestaciones de antigüedad, hasta para pagar mafias de delincuentes que someten a los obreros y seguir especulando en el mercado paralelo, sin tener un freno contundente desde el gobierno, cuya política ha generado un ambiente de escepticismo acerca de la revolución y el socialismo.
La política de los grandes grupos oligárquicos, empresariado, pequeña burguesía, que mantienen el poder de la economía, en colaboración con los poderes públicos y de las fuerzas armadas, les procura enormes beneficios a costa de la miseria del pueblo. En su conjunto han mantenido la presión sobre el alza de precios en bienes y servicios generando una hiperinflación, el dominio del sector financiero, el ataque a la clase trabajadora incumpliendo obligaciones contractuales, la caída intencional de la producción con su consecuente justificación de despidos u ofertas por ejemplo como la de la llamada “cajita feliz”. Un ejemplo es la Empresa Polar de Anzoátegui, donde ha renunciado el 80% de la Nómina Obrera. Lorenzo Mendoza ha ofertado liquidaciones a cambio de renuncias voluntarias, argumentando la negación del gobierno a la entrega de dólares para la importación
¡Por un frente unitario de la izquierda del chavismo y las organizaciones de lucha de la clase obrera y el pueblo! Todo el poder político y económico debe estar en manos de los trabajadores y las comunidades.
El trabajo de los revolucionarios conscientes debe ser impulsar la construcción de un verdadero frente de lucha revolucionario que se convierta en una referencia para los obreros, campesinos y pueblo pobre y oprimido, que intervenga solidariamente en las batallas de los sindicatos, consejos de trabajadores y comunas impulsando la unidad del poder popular para acabar la agresión capitalista y corrupción burocrática. Sabemos que el pueblo es sabio y paciente, pero incluso toda paciencia tiene un límite y si la clase obrera, agrupando al conjunto de los explotados, no se pone al frente arrancando el poder de manos de los capitalistas y burócratas el resultado antes o después será la derrota, o bajo la forma de un régimen bonapartista burgués, represivo contra los trabajadores y controlado por la burocracia para intentar desarrollar un modelo de capitalismo de estado siguiendo el modelo chino o una situación de un gobierno de extrema derecha que, en el contexto actual de crisis mundial del capitalismo, significaría la aplicación de ataques sin precedentes contra los derechos de los trabajadores y el pueblo y medidas represivas salvajes contra la izquierda.
A pesar de la victoria electoral, dentro de las bases del chavismo se siente la efervescencia de rebeldía que busca una alternativa por la izquierda para luchar contra la burocracia. Así, este proceso electoral agudizó las contradicciones políticas en muchas regiones. Se escuchan dirigentes comunales plantearse candidaturas propias para las próximas elecciones si el partido no convoca las internas. La debilidad que existe es no tener una organización independiente, con un programa claro de lucha contra la burguesía y la burocracia que agrupe ese descontento. Esto sitúa a las bases, ante este vacío, en condiciones desfavorables que puede ser fácilmente aprovechado por dirigentes regionales oportunistas, demagogos con la bandera de haber enfrentado las imposiciones en las regionales, de desarrollar una política más asistencialista, o plantear ser simplemente de la región - como si esto fuera un escudo que evitara caer en corrupción - y ofrecer algunas condiciones favorables para ganar nuevamente la simpatía y otra oportunidad al pueblo.
Pero también se abre una gran oportunidad para que los sectores más combativos y conscientes de la izquierda puedan pasar a la ofensiva revolucionaria, profundizando la creación de un frente amplio de lucha, y hacer un llamado a la actuación unitaria de todas las organizaciones políticas revolucionarias, para definir un programa de lucha que sirva para agrupar a la clase obrera con un plan de acción, que permita de inmediato intervenir políticamente en la solución de los principales problemas que le aqueja a la población, como frenar la Especulación e hiperinflación de los alimentos, medicinas, etc., tomar y reactivar bajo control obrero y popular todas las empresas saboteadoras que mantiene baja la producción o paralizada, aplicar nuevos métodos que acaben con la corrupción como por ejemplo: la elegibilidad y revocabilidad inmediata de todo cargo público por medio de asambleas de trabajadores de cada sector o empresa, rendición de cuenta y gestión cada seis meses, estos funcionarios deberán tener un salario igual al de un trabajador calificado y dispuesto a ser rotado progresivamente.