¡Contra el capitalismo, la desidia del estado y la corrupción, levantemos la organización revolucionaria del pueblo!
Los horribles episodios de inundaciones y deslaves en numerosas regiones de Venezuela han impactado a millones de personas y dejado graves pérdidas a muchas familias pobres, intensificando la miseria creada por el colapso económico, las sanciones del gobierno estadounidense y el covid 19.
Las lluvias han afectado 85 municipios de regiones como Aragua, Bolívar, la Guaira, Caracas, Miranda, Portuguesa y Mérida, siendo ésta ultima una de las zonas más golpeadas, con varias poblaciones que quedaron aisladas y vías de acceso destruidas. Las imágenes de inmensos caudales de agua bajando y arrollando vehículos han impresionado a millones de personas.
En el estado Anzoátegui se conoció el desbordamiento del río Neverí, el Unare y la amenaza de quiebre de la represa Turimiquire. Según diferentes reportes, más de 40.000 personas han sufrido con estas precipitaciones de ríos y deslaves la perdida de sus enseres y podría haber más de 20 víctimas mortales, entre ellas varios menores de edad.
Estas inundaciones han puesto en evidencia el deterioro en la financiación y funcionamiento de muchos organismos del Estado como protección civil, bomberos o empresas públicas. Estos organismos públicos se están viendo perjudicados para modernizar sus equipos, así como para comprar los insumos y materiales necesarios para responder en condiciones óptimas y seguras a cualquier circunstancia presentada por la naturaleza.
Las criminales sanciones imperialistas y la corrupción del estado agravan los efectos de las inundaciones provocadas por el cambio climático
Una parte de estos inconvenientes son causadas por las criminales medidas de bloqueo que mantiene el imperialismo estadounidense contra Venezuela, que obstaculizan adquirir materiales como equipos necesarios para enfrentar estas calamidades.
Al gobierno imperialista de Biden (como antes al de Trump) no le importa la pérdida de vidas y los daños materiales que están causando a los trabajadores y al pueblo más pobre. Tras fracasar sus planes golpistas, apuestan a que el bloqueo ayude a sus marionetas de derecha y ultraderecha a recuperar apoyo social suficiente para pasar otra vez a la ofensiva e intentar recuperar el control de Venezuela, en su lucha con el imperialismo chino por los recursos del continente y la hegemonía mundial.
Pero no se le puede echar solo la culpa al bloqueo, como hace el gobierno nacional. Sus políticas capitalistas, recortando gastos en necesidades sociales mientras accede a todas las exigencias de los empresarios, y estimulando los privilegios y corrupción de capitalistas y burócratas, están siendo determinantes para el deterioro de las infraestructuras y el medio ambiente y la falta de los recursos necesarios para enfrentar situaciones de emergencia.
La burocracia del gobierno ha sido incapaz de mostrar un plan concreto que afronte de manera seria y responsable la situación. En muchas de las ciudades los pobladores denunciaron la falta de mantenimiento de caudales de ríos que tenían más de 50 años sin presentar desbordamiento. En los casos que se intentó hacer trabajos de desmalezamiento con contratistas privadas mediante cooperaciones, como en Anzoátegui, la ineptitud fue tan impresionante que dejaron máquinas de arrastres y de grandes tamaños abandonadas dentro de los arroyos generando mayor obstrucción.
Los trabajadores y el pueblo tenemos muchos años sin conocer el presupuesto de la nación y de las regiones. Justifican esta irregularidad por la problemática monetaria y la inflación, pero lo que no explican estos altos funcionarios es cómo pueden mantener sus privilegios, vehículos de lujo y aviones para los traslados y el despilfarro de dinero público en prebendas en sus campañas electorales, mientras los ingresos y condiciones de vida de la población y las inversiones del estado retroceden año tras año.
El gobierno nacional ha solicitado a la Fiscalía pública abrir un procedimiento contra el gobernador del Estado Anzoátegui por presuntos desvíos de los recursos y no haber limpiado el canal de alivio. Este gobernador opositor tiene dos años sin presentar presupuesto de gestión ante el Consejo Legislativo. Pero los diputados regionales del PSUV son mayoría y tienen competencia. La verdad es que ambos bandos demuestran no importarles las condiciones de vida de la comunidad y mucho menos la crisis climática.
El capitalismo mata el planeta
Problemas como las inundaciones en Venezuela y sus efectos dramáticos sobre millones de personas demuestran que ningún rincón del planeta escapa de la destrucción medioambiental a la que nos condena el sistema capitalista. Los terribles incendios en Grecia, Turquía, Siberia o California, las olas de calor que han barrido Canadá y la costa Oeste de Estados Unidos dejando a cientos de muertos y millones de peces asfixiados por el calentamiento oceánico, el deshielo del territorio ártico, terremotos en Haití, inundación en Alemania, Bélgica y China son la crónica de una catástrofe que avanza a un ritmo imparable.
Los datos sobre la responsabilidad que tienen las grandes empresas y oligopolios en la destrucción del planeta ya no se puede ocultar más, los culpables de esta situación no es la “humanidad” en general, son los capitalistas: 20 empresas de combustibles fósiles generan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial y 100 multinacionales emiten el 80% de CO2.
Todos los gobiernos ya sean abiertamente de derecha o autodenominados social demócratas insisten una y otra vez en que se están tomando medidas para frenar el cambio climático. ¡Qué mentira más despreciable! Desde el acuerdo de París a la COP25 en Madrid, han fracasado porque están organizadas y controladas por los mismos que arrasan el planeta para llenarse los bolsillos. Así es la lógica del capitalismo: el máximo lucro de unos pocos por encima de las necesidades humanas, sociales y medioambientales de la mayoría. Aunque el gobierno de Nicolás Maduro habla de “socialismo”, la realidad es que aplica las mismas medidas capitalistas que todos los demás gobiernos que buscan gestionar y estabilizar el sistema.
Es necesario levantar la organización del pueblo para luchar por una alternativa revolucionaria
El gobierno ha prometido a la población afectada reponer los enseres dañados, pero sin presentar ningún plan concreto que lo garantice y sin decir nada sobre los problemas estructurales de fondo: como la construcción de canales de alivio, adquisición de maquinarias de última tecnología para la prevención, suministro de equipos renovados para los organismos de salvaguardia ciudadana ante siniestros y reubicación inmediata de los afectados en hogares fuera de peligro, con condiciones que cubran todas las necesidades: empleo, salud, educación, etcétera.
Para hacer frente a las consecuencias que han tenido las inundaciones sobre las condiciones de vida de miles de personas, así como para luchar por políticas que preserven el medio ambiente e impidan nuevos desastres, el único camino es la movilización y organización comunal, obrera y popular.
Con los niveles de corrupción que se vive, ¿quién garantiza que a toda la población afectada se le resuelva la precaria situación que sufre de forma inmediata? Ya hemos visto en otros casos cómo se desvían los recursos y siempre queda una mayoría desprotegida. O como, cuando se acuerdan proyectos con empresas, éstas terminan robándose el dinero y dejando inconclusas las obras.
Los trabajadores y comunidades afectadas debemos organizarnos, para luchar y exigir que el Estado garantice todos los recursos necesarios para asistir a las familias perjudicadas y reconstruir las zonas afectadas. Los recursos que el gobierno está dedicando a financiar y ayudar a los burgueses y boliburgueses deben ir al pueblo trabajador.
Hay que constituir Comités de Lucha en las comunidades para garantizar que ninguna empresa ni burócrata hagan negocios y se beneficien a costa de estas tragedias. Al mismo tiempo hay que exigir un plan de choque por parte del estado para recuperar las infraestructuras, construir viviendas para todos los damnificados, limpieza de ríos y recuperación del medio ambiente en zonas afectadas por su deterioro así como de reubicación de comunidades en zonas con riesgo de deslaves.
Los recursos para todo ello existen pero están en manos de los burócratas, capitalistas y banqueros. Hay que levantar una alternativa revolucionaria que al mismo tiempo que lucha contra el criminal bloqueo imperialista y sus consecuencias, que combate a la derecha y ultraderecha cómplices del imperialismo, organice la lucha en los barrios, los centros de trabajo y estudio contra las políticas capitalistas y burocráticas del gobierno, exigiendo la confiscación de los bancos, las grandes empresas y la tierra para poner todos estos recursos bajo gestión directa de los trabajadores y el pueblo y planificar democráticamente la economía en función de las necesidades sociales y no de los intereses de cuatro parásitos. Solo el pueblo salva al pueblo.
¡Frente a esta catástrofe climática creada por el capitalismo en Venezuela y en el mundo, construyamos el verdadero socialismo para salvar la humanidad!
¡Afíliate a Izquierda Revolucionaria para luchar por estas ideas en tu sindicato, comunidad, centro de trabajo o estudio, impulsando la APR y los diferentes frentes de lucha obrera y popular con un programa marxista!