¡Luchemos por un feminismo anticapitalista y revolucionario para transformar la sociedad!

Las criminales sanciones del imperialismo estadounidense, el colapso económico y las políticas capitalistas que está aplicando el gobierno de Nicolás Maduro, agravadas por la pandemia del COVID 19, están suponiendo un retroceso tremendo en las condiciones de vida de la mujer trabajadora en Venezuela. Esta situación está afectando con mayor fuerza si cabe a las mujeres más jóvenes de nuestra clase.

Aumento dramático de la prostitución y el embarazo precoz

La extensión de la pobreza, el desempleo y los cierres de empresas; las consecuencias del confinamiento sin que se planteen medidas sociales (subsidios y ayudas suficientes a las y los trabajadores por parte del gobierno como sí se hace con los empresarios), la parálisis de la educación y la diáspora de millones de personas salidas del país durante los últimos años está sometiendo a las niñas, adolescentes y mujeres trabajadoras a una presión económica y social insoportable. Estas condiciones de precariedad y pobreza están provocando un incremento dramático de la prostitución. Otro grave problema, resultado de los recortes, la descomposición social y la ausencia de servicios de planificación familiar y de apoyo a las mujeres jóvenes, y que acaba agravando la opresión y situaciones de explotación sexual  de la mujer, es el embarazo precoz. La tasa de fecundidad en adolescentes es de 85,3%, una de las más altas de la región.

Según la Organización Panamericana de la salud (OPS) hay un promedio de 700.000 mujeres adultas que se ven obligadas a prostituirse por las situaciones antes comentadas.  Aunque el Ministerio de Salud tiene muchos años sin suministrar datos y no existen datos concretos de la situación de niñas y jóvenes, solo hay que observar la realidad que nos rodea para ver que uno de los sectores más vulnerables y donde más está creciendo la lacra de la prostitución es entre las jóvenes, adolescentes e incluso niñas. Los agresores se aprovechan de los cuerpos de las mujeres violándolas, sometiéndolas a una brutal explotación sexual hasta incluso asesinarlas. Durante el último año hemos visto como en las redes sociales periódicamente aumentan las denuncias por este tipo agresiones y crímenes.

Las calles, plazas, bulevares, barrios y fronteras son sitios públicos donde se observa como la precaria situación que se vive ha lanzado a niñas y jóvenes a la prostitución para intentar ganar dinero o alimentos que les permita dar de comer a sus hijos y sostener sus condiciones de vida. La dramática situación las coloca en riesgo de ser secuestradas para la venta sexual por los grupos de delincuentes o caer en la trampa de ofertas engañosas (falsas oportunidades de estudio, mejor vida hasta la oportunidad de vivir con hombres mayores de mucho dinero – Sugar Daddy-). También se presenta el problema de la falta de orientación de padres y madres. Algunos menores de edad  se ven obligados a tener que salir al trabajo y dejar a los y las niñas solas en casa.

Según ONG que investigan sobre los casos de prostitución, la trata de mujeres ha aumentado en Venezuela en un 300%. Los medios de comunicación colombianos reseñan que en el 2020 vieron aumentar en un 20% (50.0000) las víctimas de explotación en su mayoría venezolanas donde se encuentran muchas mujeres jóvenes y niñas entre 12 y 35 años. Varios de estos organismos señalan que el gobierno colombiano ha recibido subvención de hasta US$31,5 millones para asistir a migrantes venezolanos y aquí vemos lo cínicos que son: hablando de estar preocupados por la crisis humanitaria en Venezuela mientras permiten estas atrocidades de proxenetas y secuestros que se elevan año tras año en las fronteras.

Solo la organización y la lucha revolucionaria pueden cambiar esta situación

Mientras la justicia patriarcal eleva sus niveles de corrupción y, como es su naturaleza, da la espalda a las mujeres pobres, las instituciones públicas (Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, el Instituto Nacional de la Mujer, entre otras) creadas durante el gobierno de Chávez y que jugaron un importante papel en su momento, en la actualidad son utilizadas únicamente para hacer propaganda clientelar y electoral. Demostrando un ejemplo más en la historia de que las revoluciones inconclusas, derrotadas y/o liquidadas retroceden a niveles extremadamente fatales, perjudicando drásticamente la vida de las niñas, jóvenes y mujeres trabajadoras.

Las jóvenes y mujeres trabajadoras tenemos una sola forma de darle un freno a esta realidad y salir de este tormento de vida. Es necesario y urgente organizarnos para retomar con fuerza nuestras verdaderas luchas por una vida digna. No podemos permitir que nuestras próximas generaciones tengan que sufrir estas atrocidades. Debemos llenarnos de confianza y construir una organización que nos permita defender nuestros derechos como mujeres de la clase obrera bajo principios clasistas, democráticos, asamblearios y combativos, creando comités o núcleos de acción y lucha en cada sector, barrio, campo, universidad y empresa.

Por eso desde Izquierda Revolucionaria estamos impulsando la organización de la plataforma feminista Libres y Combativas que en otros países como México o el Estado español ha encabezado ya importantes luchas contra el machismo, la violencia y opresión de género y participa dentro del movimiento de masas defendiendo un feminismo revolucionario y anticapitalista. Es importante crear la base de esta organización con la idea de construir un mundo verdaderamente socialista y luchar codo con codo junto a nuestros compañeros de clase contra todas las formas de opresión y discriminación.

Necesitamos un programa marxista con el que podemos dar la batalla para exigir empleos dignos con un salario superior a la canasta básica, sin ninguna desigualdad de género, para defender nuestros derechos laborales, eliminar los feminicidios  y  combatir todas las expresiones de violencia y opresión  de  género.  Un programa que plantee claramente acabar con la justicia machista, la corrupción y la ineptitud dentro de las instituciones y proteger nuestros cuerpos de las lacras del sistema capitalista como la prostitución, la trata y tráfico de mujeres,  los vientres de alquiler, la cosificación de la mujer, luchando por nuestro  derecho  al aborto  libre,  seguro  y  gratuito,  a una  educación  reproductiva  y sexual integral y el acceso a métodos anticonceptivos  y  de  protección sexual gratuitos, así como servicios de planificación accesibles entre otras medidas y necesidades urgentes.

¡Únete a Izquierda Revolucionaria y a Libres y Combativas para luchar por estas ideas!


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