En agosto vimos desarrollarse la movilización de docentes más amplia de los últimos tiempos para reclamar el pago completo del bono vacacional. Cuando faltan pocas semanas para iniciar el nuevo periodo escolar 2022-2023 siguen sin resolverse los numerosos problemas de fondo que afectan tanto al profesional de la educación como a los obreros, empleados administrativos y la comunidad estudiantil.

Un retroceso de más de cuatro décadas

Con la llegada de Hugo Chávez se desarrollaron políticas progresistas en la educación como las misiones, la recuperación y apertura de centros de educativos, buenas becas tanto para la formación como económicas y mejoras laborales que motivaron a muchos docentes y al pueblo en general.  Esto permitió avanzar de forma importante y convirtió, en poco tiempo, a Venezuela en un territorio con cero analfabetismos. Ahora, en casi una década, el retroceso está siendo brutal. El bloqueo económico imperialista y la pandemia han tenido un impacto importante, pero el factor clave son las políticas pro-capitalistas que está aplicando la burocracia del gobierno y el estado.

Las medidas del gobierno están liquidando todos los avances conquistados durante la gestión de Chávez y causando un impresionante deterioro de las infraestructuras educativas de todos los niveles, incluyendo abandonos de importantes núcleos de formación técnico profesional, aulas que presentan situaciones peligrosas desde el cableado eléctrico sin protección a deficientes servicios de salubridad, techos rotos hasta el desmantelamiento para la venta del hierro como chatarra, etc. Este es el desastre que está significando la corrupción burocrática y la apuesta del gobierno por gestionar un sistema parásito y corrupto como el capitalismo

A pesar de estas pésimas condiciones de trabajo, con un miserable salario y la inseguridad presente, muchos docentes, así como representantes y estudiantes siguen asistiendo a los centros educativos conscientes del valor y la importancia que tiene la formación para su desarrollo y el de la sociedad.

Las políticas pro-capitalistas y demagógicas del gobierno empeoran la situación

En junio el presidente Nicolás Maduro anunciaba la creación de las Brigadas Comunitarias Militares para la Educación (Bricomiles), con el supuesto objetivo de levantar las capacidades operativas de los centros educativos, prometiendo combinarlo con el 1 por 10 del buen gobierno e intentado involucrar a todos los sectores populares, educadores, representantes, comunidades, estudiantes y movimientos sociales mediante el trabajo voluntario, sin remuneración. En un contexto de crisis económica, salarios de hambre y retrocesos para los educadores y recortes en el gasto de la educación pública como el que anteriormente denunciábamos esto solo podía acabar en una medida demagógica y electoralista que no ha resuelto nada.

El supuesto intento de recuperar las infraestructuras educativas ha exigido la colaboración económica de padres y representantes que sufren la falta de empleo y un salario digno, mientras apenas han llegado pinturas a lades instituciones para maquillar las fachadas. Mediáticamente se muestra algunos centros seleccionados como si hubiesen experimentado una completa recuperación, pero la realidad es que la situación sigue siendo desastrosa. Tanto los docentes como la comunidad estudiantil deben organizarse y levantar su propia denuncia del estado en el que se encuentran los centros educativos, haciéndolo público, organizándose y movilizándose para exigir la recuperación total de la educación.

Luchar por una educación de calidad y bien remunerada

Como dijo Simón Bolívar: “Un ser Ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, nos debe servir para reflexionar sobre lo que está sucediendo en nuestro país. La migración de profesores docentes, la desmoralización y el mal ambiente de trabajo que causan los miserables salarios y presupuestos insuficientes se juntan con la deserción escolar de muchos estudiantes provocada por las difíciles condiciones económicas que se viven.

Muchos niños van a la escuela esporádicamente, en especial cuando se distribuyen alimentos. Miles de jóvenes han tenido que dejar los estudios de bachillerato y universitario incorporándose al trabajo para poder sobrevivir y ayudar a sus familias a pesar de tener una educación “gratuita”. Las becas son tan extremadamente ínfimas que no alcanzan ni para pagar un día de pasaje del transporte. El abandono a la superación profesional lo podemos observar, por ejemplo, en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador: de un periodo de ingresos superiores a 16 mil bachilleres ha tenido una caída del 493%, graduando el año pasado apenas 1.477 docentes.

Algunas informaciones no oficiales declaran que el déficit de educadores en Venezuela está en un 22%.  Solo se puede cambiar esta situación y evitar más retrocesos ofreciendo a los educadores unas condiciones dignas que les permitan dedicarse con tranquilidad a poder desarrollar los proyectos educativos para los hijos de los trabajadores, sin tener que estar sometidas al estrés de varios trabajos. Esto es aún más cierto en la educación privada, donde pueden ser explotados sin ningún control y que solo está al alcance de quien la puede pagar. 

Una política revolucionaria debe aumentar los presupuestos educativos para garantizar una educación 100% pública y de calidad, incorporando a todos los centros y profesores que hoy forman parte de la red privada a la pública y garantizando salarios y condiciones laborales dignas para todas y todos los educadores y el suficiente presupuesto.

Organicémonos con un programa anticapitalista y antiburocrático

Solo el pueblo salva al pueblo. Educadores, representantes y jóvenes estudiantes deben organizarse, crear sus propios organismos independientes y autónomos para recoger todas las reivindicaciones inmediatas que permitan garantizar una calidad educativa junto a un plan de lucha para lograr todos los objetivos mencionados en bienestar del pueblo y por un buen futuro para los hijos de los trabajadores. 

Desde la izquierda anticapitalista y antiburocrática debemos apoyar la lucha de las y los docentes por sus salarios, beneficios contractuales, bonos y otras mejoras laborales al mismo tiempo que intervenimos en el movimiento defendiendo la necesidad de iniciar el nuevo periodo educativo organizando asambleas de educadores y educadoras para discutir un plan de lucha y reivindicaciones que permitan ganar el apoyo del resto de la sociedad incorporándola en la lucha por una educación 100% pública y de calidad.

Un gran paso sería convocar asambleas generales de padres y representantes para expresarles la problemática que se vive el sector educativo, igualmente recoger sus exigencias e impulsar juntos comités de acción y lucha en cada centro educativo para llevar adelante las reivindicaciones aprobadas en asamblea y unificándolas en un programa de lucha que garantice una educación pública de calidad con el apoyo social necesario para vencer, proponemos las siguientes reivindicaciones:

1) Por un salario igual a la canasta básica con ajuste automático

2) Por las discusiones de nuevos contratos colectivos y su cumplimiento

3) Por becas acordes a las necesidades básicas de los estudiantes y docentes

4)  Por transportes público gratuito y de calidad para la comunidad estudiantil

5) Por la instalación y suministro de internet gratuito en todos los centros de educativos 

6) Por la repotenciación y distribución de los equipos de computación y tecnología para avanzar en la educación a distancia.

7) Por los recursos necesarios para la recuperación de las infraestructuras educativas y empleos digno para las comunidades

8) Por la defensa de un sistema educativo 100% público con presupuestos suficientes y bajo control de la clase trabajadora y las comunidades


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