¡La izquierda anticapitalista debe impulsar comités de acción en PDVSA y las empresas públicas para luchar contra los capitalistas y la burocracia corrupta!

Durante las últimas semanas han sido desvelados nuevos hechos de corrupción en la industria petrolera venezolana.  El descubrimiento de la pérdida de 3.000 millones de dólares solo es la punta del iceberg de un desfalco que puede superar los 21.000 millones de dólares solamente en PDVSA. A medida que aparecen nuevos implicados, los escándalos de corrupción desvelados hasta ahora salpican ya a otras grandes corporaciones estatales como la CVG implicando directamente a la clase dominante y la burocracia del estado.

Una constelación de funcionarios de distintos niveles: jueces, militares, diputados, jefes de PDVSA, ex ministros, altos cargos como el jefe de la superintendencia de Criptomonedas y diferentes dirigentes del PSUV, no dudaron en unirse a empresarios, especuladores e incluso delincuentes para saquear los recursos del pueblo venezolano, agravando la crisis económica del país.

Como consecuencia de estos escándalos, Tareck El Aissami, vinculado estrechamente a muchos de los denunciados, dejó su cargo de Ministro del Petróleo y su responsabilidad en la comisión de reestructuración de PDVSA “Ali Araque”. Pero sacrificar a un peso pesado como El Assami y unos cuantos burócratas corruptos no puede tapar que la corrupción es un problema generalizado, hunde sus raíces en el carácter capitalista del estado y la economía venezolana y las políticas pro-empresariales del gobierno, liquidando todos los avances conquistados por el pueblo durante los gobiernos de Chávez y sellando una alianza con la burguesía tradicional y la llamada “boliburguesía” (a la que pertenecen muchos de los procesados) no han hecho más que fomentar toda esta perversión.

La utilización de las llamadas leyes “antibloqueo”, bajo la justificación de una supuesta confidencialidad administrativa para eludir las medidas coercitivas del imperialismo, ha generado más nepotismo. La dolarización ha facilitado la entrada de todo tipo de capitales especulativos e ilícitos, disparando las desigualdades sociales y reforzando aún más la corrupción. Todo ello, unido a la falta de rendición de cuentas y las concesiones constantes a empresarios nacionales y capitales multinacionales de un gobierno que ha girado a la derecha y promueve una política de estabilizar el capitalismo de estado en el país, han provocado una escandalosa malversación de los recursos económicos que pertenecen al pueblo venezolano. Y todo ello mientras sufrimos desde 2015 un colapso económico brutal que este saqueo de recursos públicos no hace más que agravar.

Cínicamente, representantes del gobierno de Biden y de la derecha venezolana pro-norteamericana han aparecido respaldando las investigaciones y exigiendo transparencia del proceso ¡Que cinismo! ¡Cuando ellos son parte responsable de la situación, del bloqueo comercial y las sanciones que han contribuido a perjudicar y agravar la miseria del pueblo venezolano y los hechos de corrupción!

Según parece, la multinacional petrolera estadounidense Chevron habría desempeñado un papel importante en la revelación del caso. El imperialismo estadounidense, en su pugna con Rusia y sobre todo China (que han sido claves para sostener al gobierno de Maduro contra la ofensiva golpista de Washington y al mismo tiempo le están arrebatando más posiciones en el continente), intenta utilizar el malestar que provocan el desastre económico y la extensión de la corrupción para intentar recuperar posiciones y avanzar en sus propios intereses y objetivos  imperialistas. En este momento, combinan las amenazas, sanciones y medidas de bloqueo- las cuales mantienen-  con la llamada “mesa de diálogo” en México con un objetivo central: obtener concesiones y reforzar a sus aliados de la derecha.

Mientras critican desde EEUU la corrupción en Venezuela apoyan el manejo fraudulento de recursos económicos en el exterior por parte de sectores de la oposición de derecha, como los casos de las empresas Monómeros en Colombia o Citgo en EEUU, donde también se han destapado escandalosos casos de corrupción protagonizados por estos títeres de Washington. Los descarados dirigentes opositores, que desde la IV República han sido los mayores corruptos del país -y siguen implicados en todo tipo de negocios turbios- declaran con su doble moral habitual contra la corrupción, utilizándola como bandera política en el proceso electoral interno.

La burocracia corrupta forma parte natural de un estado que no tiene nada de obrero

En estos últimos 24 años no ha cambiado en nada el flagelo de la corrupción porque es parte inherente de la sociedad capitalista y del aparato del estado de la V república que lo sustenta.  El robo descarado que estamos presenciando, y que se suma a otros, no se diferencia en nada del “Viernes negro” y los más de 500 mil millones de dólares saqueados durante la IV república a la nación, los cuales enriquecieron a la oligarquía y burócratas políticos de derecha que, con el aparato del estado y sus leyes, permitieron la impunidad mientras trabajadores pobres y hambrientos llenaban las cárceles por tomar de algún negocio un pedazo de pan.

El gobierno de Nicolás Maduro, con la ley “antibloqueo “ y demás medidas pro-capitalistas que está aplicando, ha reforzado aún más esta tendencia depravada, dejando en evidencia su falso discurso y el hecho real de que no existe ningún gobierno de los trabajadores. La burocracia corrupta, aprovechándose tanto de la crisis interna del país como de la crisis financiera mundial, ha utilizado artilugios del mercado capitalista frente a las sanciones del gobierno norteamericano para vender petróleo mediante intermediarios. Esto ha destapado casos como el de Álex Saab y otros que, mediante un entramado de empresas fantasma, han permitido el desarrollo de mafias que funcionan en red para legitimar sus capitales y poder hacer efectivo el dinero digital. 

Esto no beneficia en nada al pueblo, que además de ver como estos “intermediarios” y “empresarios amigos” se roban el dinero público, ha sufrido escándalos como la venta de productos en mal estado y adulterados de las bolsas CLAP por parte de estos empresarios desalmados.  La inyección de dólares que el Banco Central de Venezuela (BCV) quema a diario, y que el gobierno presenta como necesaria para reactivar la economía, va a los bolsillos de estos especuladores sin que la clase obrera y el pueblo vean ningún beneficio. Esta situación se ha permitido conscientemente creyendo poder controlar la economía burguesa a través de la política bonapartista.

Los trabajadores y el pueblo organizado son quienes pueden acabar la corrupción

El Fiscal general de la república señala que hay 31 casos de corrupción de la trama petrolera durante el periodo que tiene en el organismo. Nicolás Maduro lleva designando desde el 2017 juntas restructuradoras de la industria petrolera y otras grandes empresas vendiendo la idea de que con la asignación de militares ahora si se acabaría con la corrupción. La realidad es que crece el desmantelamiento de las industrias, las pérdidas de recursos económicos son mil millonarias en dólares, quedando el pueblo sin ver ningún castigo ejemplar, ni la recuperación sobre los daños causados.

En cambio, si se observa como desde la dirección política del PSUV se premia a muchos de estos funcionarios irresponsables y corruptos, imponiéndolos a las bases para cargos de elección popular. Manuel Quevedo, Hugbel Roa y otros de detenidos ests últimos días son solo algunos de esos cargos impuestos a dedo por el gobierno y la dirección del PSUV, a pesar de que la izquierda revolucionaria y las propias bases del PSUV llevan años denunciándoles.  Pero, cuando se queman en un cargo o se destapan “ollas podridas” en una institución, la alta burocracia los coloca para asumir otros cargos públicos o son enviados como embajadores al extranjero, a pesar de las denuncias y el rechazo público que tienen. En cambio, quienes los denuncian son víctimas de falsas acusaciones, encarcelados o amenazados, redoblando el ensañamiento contra los trabajadores y dirigentes sindicales, como los ejemplos de Eudis Girot, Aryenis Torrealba, Alfredo Chirino y otros más, represaliados por denunciar a los corruptos.   

Todos los venezolanos sabemos lo importante que es para la nación la empresa petrolera PDVSA. Tenemos la mayor reserva de petróleo del mundo. Esta riqueza, bajo gestión directa de los trabajadores y unida a un plan para recuperar las industrias básicas de Guayana y otras empresas y sectores paralizados por el parasitismo y sabotaje de los capitalistas y la corrupción de los burócratas, podría cubrir las necesidades elementales del pueblo: la salud, educación, alimentación y vivienda, contribuyendo con el desarrollo económico.

Pero esto no ocurrirá mientras el control de las empresas públicas e instituciones siga en manos de esta burocracia pro-capitalista y el resto de bancos y empresas pertenezcan a los empresarios (ya sea la burguesía tradicional o la nueva burguesía surgida de las filas de la propia burocracia). La única alternativa es levantar una izquierda combativa, revolucionaria, anticapitalista y antiburocrática, que impulse la unidad y organización de las y los trabajadores de la industria petrolera y del resto de la clase obrera para luchar por políticas que den respuesta a las necesidades del conjunto de las y los oprimidos

Organicemos los Comité de acción y lucha en PDVSA y el resto de empresas públicas para derrotar a la burocracia corrupta y a los capitalistas.

En este sistema capitalista, el petróleo por ahora seguirá siendo un mineral disputado por las grandes trasnacionales, por ello no podemos permitir que siga sirviendo para profundizar la corrupción, utilizado para alentar las guerras, contaminar y destruir el planeta. Los trabajadores debemos intervenir y decidir en beneficio de nuestra clase y del resto del pueblo oprimido. Hay que quitar este poder a las mafias burocráticas y capitalistas, para reconducir los recursos en bienestar de la población. Solo una gestión real de los trabajadores lo garantiza.

Los trabajadores de PDVSA, debemos crear comités de acción y lucha en cada área operativa de la industria, funcionar articuladamente, desarrollando el poder de elegir y revocar a nuestros voceros mediante asambleas y debates democráticos. Estos comités deben desarrollarse también en el resto de empresas, empezando por la CVG y otras empresas públicas, y estar dispuestos a combatir y derrotar tanto las maniobras de la derecha pro-estadounidense como las decisiones burocráticas antisindicales y políticas capitalistas del gobierno y de sus aliados -también imperialistas- chinos y rusos.

La “lucha contra la corrupción” y purgas de burócratas acometidas durante las últimas semanas desde el gobierno no acabarán con esta descomposición. Como hemos explicado, esta nace del propio capitalismo. Estas medidas solo buscan castigar a algunos burócratas que fueron demasiado lejos para recuperar credibilidad y apoyo entre sectores de las masas y calmar el malestar, mientras siguen aplicando las mismas políticas pro-capitalistas que han alimentado la corrupción y el colapso de la economía.

Los trabajadores debemos elaborar un programa y plan de lucha revolucionario de forma independiente y autónomo. Ya basta de imposiciones e incumplimiento de los contratos colectivos, por una distribución justa de nuestras riquezas para satisfacer las necesidades del pueblo, no más regalía de nuestros recursos minerales, confiscación publica de sus bienes, cárcel y cadena perpetua a los corruptos que se enriquecen con el hambre del pueblo

Para garantizar el bienestar del pueblo, las y los trabajadores petroleros y del resto de sectores debemos marcar la pauta defendiendo a PDVSA, a la CVG y demás empresas públicas, al igual que la confiscación de los bancos y latifundios, impulsando la inversión para la reactivación de empresas paralizadas y todas bajo el funcionamiento de la gestión directa de la clase trabajadora.


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