Entrevista con Pablo Cormenzana, dirigente de la CMR y autor del libro ‘La batalla de Inveval'

"Muy pronto habrá una verdadera revolución en el movimiento sindical, poniendo sobre la mesa la cuestión del control obrero y la lucha de la clase obrera por el poder"  

Entrevista con Pablo Cormenzana, dirigente de la CMR y autor del libro ‘La batalla de Inveval'

El Militante.- ¿Cómo está repercutiendo la crisis en la economía venezolana, qué efectos está teniendo para las masas y qué implicaciones puede tener para la revolución?
Pablo Cormenzana.-
Venezuela no es una isla y, por lo tanto, su economía está fuertemente interrelacionada con el resto de la economía mundial, más tratándose de un país monoproductor cuyos ingresos dependen casi exclusivamente de la venta de petróleo. La caída en los precios está comenzando a tener efectos negativos sobre el modelo económico impulsado por el gobierno basado en lo que los teóricos reformistas llamaron "el socialismo petrolero", es decir, impulsar la construcción del socialismo a partir de la renta petrolera, evitándose con ello algo que es tan desagradable para el reformismo: tener que expropiar a los capitalistas.
Sin embargo, la crisis está demostrando lo empírico de esta tesis y destruyendo las ilusiones conciliadoras de estos sectores que hasta no hace mucho proclamaban a los cuatro vientos que Venezuela estaba blindada contra la crisis. La crisis del capitalismo es también la crisis del reformismo.
Ya el gobierno ha tenido que salir a reformular el presupuesto de este año (calculado con un precio de 60 dólares por barril de petróleo) ajustándolo a 40 dólares por barril, además de subir la cuota del IVA del 9% al 12% con el consiguiente efecto inflacionario. A esto habría que añadirle las consecuencias de los cierres de empresas a nivel mundial que se reflejan en sus subsidiarias locales, sobre todo en la rama automotriz donde ya comienzan a verse conflictos como los de Mitsubishi, Toyota, Vivex, etc. Todo esto va a generar una aceleración de la lucha de clases: los capitalistas están cerrando empresas diariamente que la burocracia reformista ya ha anunciado que no está dispuesta a expropiar porque no tiene dinero (ni interés), caso Vivex, por ejemplo. Ello obligará a la clase obrera a una movilización más combativa y a plantearse definitivamente la cuestión de la toma del poder.       
EM.- ¿Cuál es el sentido y los efectos reales de las nacionalizaciones impulsadas por Chávez recientemente?
PC.-
Han estado dirigidas a la industria agroalimentaria, particularmente en el área del procesamiento de arroz, y han tenido un carácter básicamente defensivo ante el sabotaje capitalista a través del desabastecimiento, no se enmarcan dentro de una política consciente y planificada de desmantelamiento del sistema de producción capitalista para la construcción de un sistema socialista. Además, en las empresas que se han nacionalizado no se ha desarrollado el control y la administración obrera sino que se establece una administración burocrática que en la mayoría de los casos es más incapaz que la antigua administración capitalista y donde la participación de los trabajadores no rebasa los esquemas de explotación capitalista.  
EM.- ¿Qué otras medidas está tomando el gobierno frente a la crisis y qué efectos sociales están teniendo?
PC.-
Se ha presentado un plan de austeridad que incluye el poner algunos controles a los gastos desmedidos de la burocracia, básicamente, en lo que se refiere a los groseros salarios de los funcionarios del alto gobierno, compra irracional de vehículos, fiestas, viajes, etc.
El presidente Chávez ha manifestado que a pesar de la crisis, no se van a tocar las misiones y los programas sociales, esto es importante pero no es suficiente porque no va a depender de la buena voluntad del presidente sino de la política económica. El presidente debe comprender que si no se expropia a los principales medios de producción bajo control obrero, si no se nacionaliza la banca y la tierra, y se construye una economía socialista planificada para dar verdadera solución a los problemas generados por el capitalismo, todas estas medidas no pasarán de ser paños calientes que nada solucionen y sólo produzcan cansancio y escepticismo en las masas.   
EM.- ¿Cuál es el papel que está jugando la clase obrera en la revolución y la situación del movimiento sindical en estos momentos?
PC.
- Hasta la fecha la clase obrera no ha jugado el papel protagónico que le corresponde en la revolución. La causa de esto hay que buscarla en la actual dirección de la UNT, dividida entre reformistas, oportunistas y sectarios de ultraizquierda. La miopía política de unos y el oportunismo de otros se ha combinado para mantener paralizada y dividida a la principal central obrera del país en plena revolución. Es criminal el papel que han venido jugando dirigentes como Orlando Chirino, Marcela Máspero, Oswaldo Vera y otros muchos más.
Afortunadamente, están surgiendo nuevos liderazgos impulsados desde las bases del movimiento obrero que están planteando el rescate de la democracia obrera al interior de los sindicatos, así como objetivos más ambiciosos para el movimiento obrero. Los casos de Félix Martínez, en el sindicato de Mitsubishi, o de Yeant Sabino, en el sindicato de Vivex, son sólo un ejemplo de esos nuevos líderes que están superando el esquema meramente reivindicativista del sindicalismo tradicional y están poniendo sobre la mesa la cuestión del control obrero y la lucha de la clase obrera por el poder. La crisis capitalista también ayuda en ese sentido, en la medida que más empresas se cierran cada día ya no es suficiente luchar por mejores condiciones laborales, sino que lo que está en juego son los puestos de trabajo, y será muy difícil conservarlos bajo el fracasado esquema capitalista de producción.
Muy pronto habrá una verdadera revolución en el movimiento sindical que barra de una vez por todas con los viejos liderazgos que han venido actuado como freno al propio movimiento y permita a los sindicatos asumir el papel revolucionario que les corresponde en este momento histórico.
EM.- ¿Qué táctica está siguiendo la oposición, la reacción, frente a la revolución?
PC.-
La reacción parece haber entendido aquello de "no por mucho madrugar amanece más temprano". Después de numerosos fracasos por acabar con el gobierno bolivariano, utilizando golpes de Estado, paros patronales, etc., pareciera haber llegado a la conclusión que las políticas reformistas del gobierno son el principal enemigo de éste. Estas políticas, que están basadas en un fetichismo por la legalidad burguesa, en no tocar el poder económico de la burguesía mientras se trata de conciliar con ella, y en apoyarse en interminables procesos electorales para avanzar Viene de la contraportada
la oligarquía y a sus representantes los medios y el tiempo necesario para ir desarrollando una especie de guerra prolongada de desgaste, donde se combina una campaña permanente de desinformación a través del casi monopólico control que tienen sobre los medios de información, el sabotaje económico, sobre todo, en el área de los alimentos, y el resaltar la ineficiencia de la burocracia gobernante.
EM.- ¿Qué está ocurriendo con el PSUV?¿Qué reflejo está teniendo en el partido la pugna entre reformismo y revolución?
PC.-
La creación del PSUV en el año 2007 significó un salto adelante, la gran mayoría de las masas revolucionarias lo asumió como su partido. No obstante, una gran cantidad de oportunistas también se inscribieran en él, y la feroz lucha de clases que se daba al interior de la revolución se trasladó al interior del PSUV. En este momento, un ala de izquierda cuantitativamente mayoritaria pero desorganizada se enfrenta a un ala de derechas, representada básicamente por la burocracia gubernamental que, aunque numéricamente es minoritaria, controla el aparato de dirección del partido. Es el enfrentamiento entre revolución y reforma.
El PSUV no tiene una clara orientación política más allá de definirse como socialista. Ese socialismo puede tener un tinte socialdemócrata si quien lo asume es el sector burocrático o cercano a las tesis marxistas si se trata de los sectores jóvenes y de trabajadores, pero aún no hay nada definitivo. En agosto de este año está previsto un congreso para discutir el programa y los estatutos del partido, será el escenario de un nuevo y más virulento enfrentamiento entre revolución y reforma para hacerse con el control del partido. Del programa y del grado de organización y unidad que llevemos al mismo los sectores revolucionarios va a depender, en gran medida, el papel que juegue en el futuro el PSUV en la revolución.      
EM.- ¿Qué podrían hacer los trabajadores y jóvenes en el Estado español para contribuir al triunfo de la revolución en Venezuela?
PC.-
La mejor forma que tienen los trabajadores y los jóvenes del Estado español de contribuir es luchando por la revolución socialista en el propio Estado español. Ya una vez, hace más de setenta años, el proletariado español estuvo muy cerca de lograrlo y tomar el poder. En aquella ocasión faltó el factor subjetivo del que hablaba Lenin: el partido y la dirección revolucionarios. Hoy, ustedes en El Militante están construyendo esa dirección. También las condiciones objetivas para una revolución, en medio de la crisis del sistema capitalista, parecieran estarse volviendo a presentar, esperamos que más temprano que tarde esos elementos terminen de confluir y podamos ver una revolución triunfante en vuestra tierra.


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