Los alimentos frescos han subido un 35% en Málaga, en el año último, mientras la media salarial ha subido en torno al 3%. Frutas, pescados y verduras avanzan a la cabeza del galopante incremento de los precios. Pepe Martín

Portavoz en Málaga de IS-PSOE

Los alimentos frescos han subido un 35% en Málaga, en el año último, mientras la media salarial ha subido en torno al 3%. Frutas, pescados y verduras avanzan a la cabeza del galopante incremento de los precios. El IPC provincial se dispara a un 0,50% frente a un 0,3% en el resto del Estado. La vivienda por las nubes y la cesta de la compra, dos fundamentales gastos de las familias, están desenfrenados. Es un reto difícil llegar a final de mes para el 66% de las familias andaluzas. De nuevo vemos cómo al inflación se come los salarios y empobrece a los pensionistas.

El intento desesperado de mantener a raya la inflación por parte del PP está originando nuevas contradicciones. Ni con el keynesianismo ni con el monetarismo pueden resolver los problemas económicos del capitalismo. La constante de altos niveles de paro en las principales economías, incluso en situaciones de boom como el que hemos tenido, es un síntoma de las enfermedades subyacentes del sistema. La tasa de inflación que aparentemente estaba controlada, sobre todo por la congelación salarial brutal que hemos padecido los trabajadores, gracias a la política de pactos y consensos aplicada por los acuerdos sindicales, no ha resuelto el problema. Los profundos recortes de los presupuestos públicos y los ataques constantes a los niveles de vida y recortes de gastos sociales lo único que han conseguido es provocar una contracción mayor del mercado, agravando aún más los problemas que decían iban a resolver.

Y no sólo es aquí, en Andalucía o en el Estado español. El capitalismo mundial está en una recesión sincronizada con el atasco de las tres grandes locomotoras (Japón, EEUU, Alemania) aunque, eso sí, los estrategas burgueses afirman cada semana que estamos iniciando la recuperación, cuestión en absoluto confirmada.

Los precios continúan subiendo; esa subida de precios de algunos activos, como la burbuja inmobiliaria, en donde los precios de la vivienda en Málaga en 20 años (1980-2002) han subido un 621% mientras que los salarios lo hacían en el mismo periodo sólo un 362%, demuestran la peligrosidad de este tipo de inflación especulativa. El propio Banco de España advierte del riesgo enorme que representa un estallido brusco de esa burbuja inmobiliaria, que podría arrastrar primero a las acciones de los gigantes inmobiliarios, al sector de construcción y sus afines y al resto de la economía a una caída libre en el precio de sus acciones, con una profundización de la crisis muy aguda que puede trasladarse a toda la economía. Esto puede producirse por un aumento de los tipos de interés que afectaría de inmediato a las familias que tienen un exceso de endeudamiento de las hipotecas contraídas y de los créditos por bienes de consumo por pagar, pues ese endeudamiento sólo por hipotecas con la Banca ha subido de 85.592 millones de euros en 1996 a 234.668 millones de euros en 2002, lo que podría ser el desencadenante del pinchazo del globo y conduciría, de una forma fulminante, a la economía española a una profunda recesión.

La argumentación burguesa de que la ausencia de una inflación o su ralentización casi a cero significaría la abolición de las crisis cíclicas, se ha demostrado totalmente falsa. La degeneración del sistema capitalista se expresa en aspectos múltiples, tanto en el aspecto de la corrupción de enormes tramas urbanísticas y especulativas de los potentes sectores financieros en connivencia con la mayoría de la clase política, como en la incapacidad del liberalismo de dar soluciones a los problemas de la clase trabajadora que, al revés, sufre en sus carnes un deterioro de la situación social, mientras que las empresas acumulan enormes beneficios.

No hay salida digna bajo el capitalismo para la clase trabajadora. La lucha por un futuro mejor, un futuro digno, es la lucha por la transformación de las estructuras del sistema capitalista y para ello, la clase trabajadora necesita organizarse cada vez mejor y con más fuerza en sus partidos y sindicatos tradicionales, pero defendiendo y exigiendo el desarrollo de un programa auténticamente socialista1, que ponga la economía, de una forma planificada y democrática, al servicio de la mayoría de la sociedad, que es la clase trabajadora y sus familias.

1. Si quieres conocer el programa socialista que estamos debatiendo y elaborando esta corriente en Málaga y colaborar en algo, pide información en:

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