La historia del siglo XX está jalonada de actos de barbarie sangrientos, que afirmaron la hecatombe moral y material de un sistema que se arrastra sin terminar de desaparecer. Las dos guerras mundiales, esa carnicería imperialista en la que fueron masacrados millones de hijos de la clase obrera, han coronado la historia infame del capitalismo y la han condenado para siempre. Entre las bambalinas ocultas de aquellos dramas generales, se produjeron otros menos conocidos, pero no por eso menos terribles y que son necesarios rescatar para conocimiento de las nuevas generaciones.

Tierras de sangre, la extraordinaria novela de la escritora griega Didó Sotiríu es un poderoso antídoto contra la perdida de memoria histórica. Esta gran escritora comunista, vinculada siempre a la causa de la emancipación de los oprimidos, desgrana la barbarie de 1922 que supuso la expulsión de la población griega de Asia Menor a manos de las tropas turcas y su reverso, el éxodo de la población turca de sus ancestrales moradas en suelo griego. Más de un millón y medio de personas, hombres, mujeres, niños y ancianos inocentes, fueron sometidos a martirios y matanzas generalizadas sólo en este conflicto, al que habría que sumar el exterminio, en la misma época, de más de un millón de armenios.

Alejada de cualquier concesión y con un poderío narrativo que no puede dejar a nadie indiferente, la novela cuenta la experiencia vital de Manolix Axiotis, hijo de una familia griega de pequeños agricultores de la costa turca de Asia Menor en las cercanías de Esmirna, y su visión particular de las guerras “nacionales” que vivieron Grecia y Turquía en el marco histórico de la I Guerra Mundial.

En sus páginas podremos encontrar un relato vibrante y descarnado de lo que supuso realmente la barbarie nacionalista y la agitación patriótica para estos pueblos. Lo que vale realmente el “derecho de autodeterminación” cuando es utilizado por las grandes potencias imperialistas en sus maniobras por hacerse con el control de nuevos mercados, materias primas y áreas de influencia. Cómo el veneno nacional, cuando se desparrama y penetra en las filas de los oprimidos, se transforma en el vehículo más fanático de los intereses de los explotadores. Si Didó Sotiríu describe las penalidades infames que tuvieron que padecer el pueblo turco y el griego que habían convivido durante siglos en un territorio compartido, los ecos de esta tragedia se confunden con los vividos en la reciente guerra de los Balcanes que acabó con el cuerpo vivo de la Federación Yugoslava y arrastró a todos sus componentes al fango del chovinismo reaccionario y la guerra.

Pero la novela no sólo denuncia, también afirma la necesidad de anteponer a las intrigas imperialistas y nacionalistas contra los oprimidos, un programa internacionalista y de clase para resolver el “problema nacional”. Es posible que esta vía sea menos “práctica”, menos “realista” como afirman los que animan el espantajo del chovinismo nacional, pero es el único camino para acabar realmente con la opresión nacional y su causa, la explotación de clase que genera el capitalismo. Una novela fabulosa, extremadamente dura, de obligada lectura para los que luchamos por un mundo sin barbarie.

Ediciones del Acantilado,

Barcelona. PVP 18 euros.


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