En la ciudad natal de Allende, Valparaíso, sus colegas y compañeros le recordaban como un chaval que ya desde temprana edad adquirió una importante conciencia social y al que irritaban las injusticias.
Varios son los puntos de vista dados por los entrevistados en este documental, pero todos coinciden y reconocen que Salvador Allende luchaba por conseguir una patria mas justa para los mas desposeídos y la clase obrera en general.
Hizo una formidable campaña maratoniana para conseguir la victoria en su primer mandato. Un expedicionario contingente al borde de un tren que recorrió gran parte de la larga geografía chilena al frente del lema “con Allende a todo vapor”. No cabe duda que fue la voz puesta en tribuna por la gente llana y las clases urbanas que también apostaban por su proyecto emancipador.
Allende siempre incidía en que Chile debía caminar hacia el socialismo por una vía pacifica, gradual, y parlamentaria. He aquí, precisamente, la raíz que más tarde conduciría a la derrota del magnifico movimiento protagonizado por la clase obrera chilena. A pesar de que Allende se consideraba marxista, y admiraba los movimientos revolucionarios, especialmente a luchadores como el Che, no comprendió que la burguesía no respeta ni cauces democráticos, ni mayorías parlamentarias, ni mayorías sociales, cuando sus privilegios están en peligro. No entendía que el estado burgués es una herramienta al servicio de los empresarios, de la oligarquía, del imperialismo y que estos no dudan en utilizarlo, de la forma más brutal y sangrienta, para garantizar el mantenimiento de sus intereses. Desgraciadamente, la historia volvió a demostrar la corrección de la teoría marxista del estado y cómo no es posible construir el socialismo sin el derrocamiento del estado burgués y la construcción de un estado obrero, bajo el control de los trabajadores. Solía decir Allende que “...la legitimidad de su gobierno estaba bien asentada sobre los pilares del poder legislativo y judicial...”. El horror de la dictadura, las torturas, los asesinatos, las desapariciones, fueron el alto precio que tuvo que pagar el mismo y la clase obrera chilena por creer y defender la gran mentira llamada democracia burguesa.
Como demuestra el documental, el gobierno estaba apoyado por el poder de los trabajadores en los consejos de fabricas, barrios e institutos. Sin embargo, en el otro lado de la barricada, el imperialismo norteamericano, con Nixon y Kissinger a la cabeza, maniobraba y conspiraba para acabar con el proceso. En lugar de escuchar y hacer caso a los trabajadores, que pedían armas para luchar contra los golpistas y la reacción, Allende prefirió confiar en la legitimidad que las urnas le habían dado, creyendo que los militares, la burguesía y el imperialismo aceptarían la situación.
Son claras las lecciones que debemos sacar los trabajadores de todo el mundo de este proceso.
Sin lugar a dudas Salvador Allende defendió su dignidad y la del pueblo entero, resistiendo en el bombardeo al Palacio de la Moneda. Hoy es todo un símbolo de honestidad personal y decencia. Pero su incomprensión del proceso revolucionario que protagonizaba, su fe en la democracia burguesa, su creencia de que era posible llegar al socialismo poco a poco, y su confianza en que la burguesía aceptaría su desaparición como clase sin presentar batalla, llevaron a la clase obrera chilena a la derrota. Las lecciones de todo lo que ocurrió en Chile son un valioso legado para los jóvenes y trabajadores de todo el mundo.