El 10 de diciembre el neofascista Javier Milei asumía la presidencia de Argentina en un acto que solo puede ser definido como una sesión de odio contra la clase obrera y todo lo que huela a izquierda y reivindicación social.

Rodeado por la plana mayor de la ultraderecha internacional que aplaudía a rabiar, del golpista brasileño Jair Bolsonaro al primer ministro húngaro Víctor Orbán o Santiago Abascal (solo faltaron a la cita Netanyahu y Trump, que enviaron su apoyo entusiasta), Milei prometió un recorte del gasto público de 20.000 millones de dólares (eso para empezar),  más sufrimiento, pobreza e  inflación “a corto plazo” para “salir del caos” y represión sin contemplaciones contra quienes intenten “ocupar las calles” para oponerse a sus planes.

Esta declaración de guerra no tardaba ni 48 horas en plasmarse. El ministro de Economía, Luis Caputo, presentaba un plan de 10 puntos que representa el mayor ataque al empleo y los gastos sociales de las tres últimas décadas. Desafiante y provocador, Caputo avisaba que es solo el principio y vendrán más medidas. Acto seguido, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunciaba su entusiasta disposición a laminar los derechos democráticos de huelga y manifestación.

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Javier Milei asumía la presidencia de Argentina anunciando un recorte del gasto público de 20.000 millones de dólares, más sufrimiento, pobreza, inflación y represión contra quienes intenten “ocupar las calles” para oponerse a sus planes.

Entre los recortes anunciados por Caputo destacan los siguientes[i]:

-Suspensión de todos los contratos con funcionarios y empleados públicos realizados durante el último año.

-Recorte drástico de las ayudas al transporte, agua, luz y gas aprobadas bajo los Gobiernos peronistas de Néstor y Cristina Kirchner en respuesta a la movilización social.

-Recorte “al mínimo” de transferencias a las regiones, lo que supondrá más recortes y despidos.

-Congelación total de la inversión estatal en obras públicas: infraestructuras, hospitales, centros educativos, vivienda social... Cualquier obra “será realizada única y exclusivamente por el sector privado”, que se frota las manos pensando en unos beneficios estratosféricos. Esta medida pone un gran interrogante sobre los 400.000 empleos de la construcción.

-Devaluación del 50% del peso frente al dólar. Algo que disparará aún más los precios: algunos analistas calculan que la inflación podría triplicarse, acabando 2024 en 400%, golpeando brutalmente a las familias humildes pero haciendo de oro a los especuladores que tienen millones de dólares acumulados y a la oligarquía financiera.

-A estas medidas se unen otras que la oligarquía terrateniente e industrial venía exigiendo, como la liberalización total de importaciones y exenciones fiscales a las exportaciones.

Por si alguien tenía alguna duda, queda claro que no estamos ante ningún “populista”, “outsider” ni “verso suelto” sino ante un elemento neofascista que encabeza un Gobierno integrado por representantes directos, directísimos, de la oligarquía capitalista. Un Gobierno cuyo objetivo central es llevar adelante una agenda ultraneoliberal de recortes, privatizaciones y ataques contra el movimiento obrero, piquetero, feminista y demás movimientos sociales largamente ansiada por la clase dominante y que Gobiernos de derecha anteriores no se atrevieron a llevar hasta el final.

Los derechos democráticos en la picota

Para enfrentar la respuesta social, el Ejecutivo de Milei ha aprobado un protocolo sobre huelgas y “protestas callejeras”[ii] que anula todas las limitaciones que existían sobre uso de armas de fuego y utilización de balas y pelotas de goma contra manifestaciones por parte de los cuerpos represivos del Estado, así como otros controles sobre su actuación.

Ahora, que algunos listillos nos digan que Milei no es un fascista porque no comanda falanges con correajes. ¡No le hace falta, dispone de miles de fanáticos ultraderechistas integrados en la policía!

Una policía y un ejército que tendrán carta blanca para reprimir, detener e incluso disparar sobre manifestantes, pudiendo cargar cuando lo decidan sus mandos, sin orden judicial. El protocolo establece además duras multas a quienes convoquen protestas y abre la puerta a prohibir la participación de menores en manifestaciones o deportar inmigrantes por movilizarse.

Por si el objetivo de estas medidas no estuviese claro, la ministra de Capital Humano (ministerio que sustituye a lo que antes eran los ministerios sociales: trabajo, mujer, vivienda, etc.) ha amenazado con retirar ayudas sociales  a quienes se movilicen[iii]. “El que proteste no cobra”, declaraba sin cortarse un pelo. Una medida dirigida directamente contra el movimiento piquetero que, con sus cortes de carretera y manifestaciones, arrancó muchas de las ayudas sociales que Milei quiere suprimir de cuajo.

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El protocolo sobre huelgas y “protestas callejeras” aprobado por el Gobierno de Milei da carta blanca al ejército y la policía para reprimir detener e incluso disparar sobre manifestantes, pudiendo cargar cuando lo decidan sus mandos, sin orden judicial. 

Esta brutal ofensiva represiva se combina con la designación para la Secretaría de Derechos Humanos y el Ministerio de Justicia de dos jueces conocidos por sus ideas ultrarreaccionarias, estrechamente vinculados a la cúpula policial (uno de ellos incluso inició su carrera bajo la dictadura) y que han sido acusados por colectivos sociales de garantizar en diferentes casos de narcotráfico, desapariciones y asesinatos, la impunidad de destacados representantes de la oligarquía y el aparato estatal[iv].

La izquierda militante y los sindicatos combativos deben organizar una respuesta social y política contundente

El discurso de Milei anunciando a sus partidarios que a corto plazo no habrá grandes mejoras sino “sufrimiento”, más penalidades y pobreza para “salir del caos” no obedece a ninguna excentricidad.

Este fascista sabe bien qué quiere y a quien se enfrenta. Entiende perfectamente que sus medidas provocarán un choque y se prepara para la batalla, intentando movilizar desde ya a sus partidarios de clase media y al lumpen que le apoya.

Como parte de esta estrategia hay que situar las amenazas directas a los diputados del Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FIT-U) Myriam Bregman y Nicolás del Caño. Ambos han sido diana de los ataques del diputado Juan Manuel Espert, de Avanza Libertad. Espert se dirigió a los diputados de izquierda amenazándoles con “cárcel o bala” por oponerse  a la agenda reaccionaria del Gobierno[v].

Los paralelismos entre estos discursos y acciones de Milei y sus aliados y los utilizados por diferentes líderes fascistas en el pasado son claros y lo peor que se puede hacer es ignorarlos o minimizar el peligro que representan.  Recurrir al peso de la memoria histórica o la fuerza numérica de la clase obrera como antídotos infalibles para frenar a estos neofascistas es mandar un mensaje equívoco y paralizante. Sí, la clase obrera es muy poderosa, pero hay que movilizarla seriamente con un programa de clase.

Basta ya de hablar de Milei como un personaje accidental. Lo que se necesita no es papilla doctrinaria sino un llamamiento urgente, claro y decidido a la acción y un plan de lucha que una a las distintas organizaciones y colectivos de izquierda para derrotar la agenda política de Milei.

Miles de activistas obreros y juveniles, del movimiento feminista y LGTBI, de los colectivos piqueteros, los movimientos sociales y la base de los sindicatos entienden perfectamente lo que está en juego y están haciendo todo lo posible por dar una respuesta. Pero lamentablemente los dirigentes de la maquinaria sindical y política del peronismo solo hablan y tratan de abrir mesas de negociación y proponer acuerdos con estos reaccionarios.

Que líderes de la derecha peronista como el presidente saliente Alberto Fernández o el exministro de Economía y candidato derrotado por Milei, Sergio Massa, miren a otro lado, se vayan del país o llamen a Milei a negociar una agenda de recortes algo menos dura es impresentable y escandaloso pero ya no sorprende a casi nadie. Estos dirigentes están unidos por miles de vínculos a la clase dominante y ya fueron los principales responsables de asfaltar el camino a Milei con sus políticas procapitalistas y compromisos con el FMI. 

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Hay que ser decididos. El FIT-U debe impulsar la movilización unitaria y masiva en las calles contra el fascismo con una política marxista de frente único. Hay que llamar a las bases y dirigentes de la izquierda peronista a combatir conjuntamente a Milei. 

La desmoralización provocada por el Gobierno de la derecha peronista y las políticas de paz social y desmovilización de la burocracia sindical de la CGT y la CTA fueron factores decisivos para que la ultraderecha pudiera avanzar entre sectores atrasados de trabajadores muy golpeados por el desempleo, la crisis y la precariedad laboral.

En una situación como esta, la izquierda anticapitalista agrupada en el FIT-U enfrenta ataques y peligros pero también una enorme responsabilidad. Y un reto, como han señalado decenas de activistas, militantes y exmilitantes del FIT-U en varias cartas críticas llamando a los dirigentes a  reconocer y rectificar el grave error que representó la posición abstencionista de considerar lo mismo al peronismo y la derecha macrista y la ultraderecha de Milei[vi]. Una política ultraizquierdista que cierra el oído de sectores importantes del movimiento obrero peronista a los que la izquierda militante debe llegar con una política audaz de frente único.

El primer deber de los comunistas revolucionarios es llamar a las cosas por su nombre y decir honestamente lo que pensamos. La militancia del FIT-U ha estado, y sigue estando, en primera línea en la lucha obrera, piquetera, feminista y antifascista. Pero las últimas convocatorias electorales han significado un retroceso de 500.000 votos sobre las legislativas de 2021, casi un 40% del apoyo. Esto no puede ser ignorado, y en nuestra opinión es resultado directo de esa posición abstencionista.

Si el FIT-U sigue centrando su crítica a Milei en que está “estafando” a sus votantes, si continúa buscando subterfugios doctrinarios para no reconocer el avance de la extrema derecha y el respaldo que esta ha logrado de la clase dominante, si siguen insistiendo en que los representantes más fiables de la burguesía son los líderes peronistas y se niegan a plantear una política correcta hacia la izquierda peronista para enfrentar la ofensiva de Milei, el margen de maniobra para los enemigos de la clase obrera se ampliará y se perderán grandes oportunidades.

Hay que ser decididos. No se pueden dar más vueltas a lo que está muy claro: impulsar la movilización unitaria y masiva en las calles contra el fascismo con una política marxista de frente único. Hay que llamar a las bases y dirigentes de la izquierda peronista a combatir conjuntamente contra los recortes y ataques a los derechos democráticos y sociales del Gobierno y al mismo tiempo impulsar asambleas y comités de acción y autodefensa contra el fascismo con un programa socialista.

Notas:   

[i]Luis Caputo: Las 10 medidas económicas del Gobierno de Javier Milei para Argentina | EL PAÍS Argentina (elpais.com)  

[ii]Patricia Bullrich: Milei lanza un plan para reprimir las protestas: “Si se toman las calles, habrá consecuencias” | EL PAÍS Argentina (elpais.com)  

[iii]Argentina: gobierno de Milei advierte con retirar ayudas sociales a los que salgan a manifestarse (msn.com)  

[iv]Quién es Mariano Cúneo Libarona, el ministro de Justicia de Javier Milei | Un abogado mediático en el gabinete | Página|12 (pagina12.com.ar)  ¿Quién es el nuevo secretario de Derechos Humanos de Javier Milei? | Página|12 (pagina12.com.ar)  

[v]"Cárcel o bala": el contundente mensaje de José Luis Espert contra los líderes de la izquierda - El Cronista

[vi]Ana Longoni - CARTA A LXS AMIGXS DE IZQUIERDAS QUE PIENSAN VOTAR... (facebook.com)  (4) Ma Ypo - Si bien ya no me considero parte de la orientación gral... | Facebook


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