EM. ¿Qué balance haces de los acontecimientos políticos que han sacudido el continente latinoamericano en los últimos años?
CH. Vivimos una situación revolucionaria a escala internacional, debido a la globalización capitalista y a la actitud del imperialismo. En el continente latinoamericano esta situación revolucionaria recorre todo el territorio, en la Venezuela bolivariana, en Bolivia, Perú...incluso en países como México donde hasta hace poco tiempo parecía que el imperialismo tenía bajo control el país se observa el ascenso revolucionario. Estamos en un momento óptimo para intervenir, organizar y conducir al continente a donde queramos.
EM. Tu implicación con la revolución en Venezuela es muy grande. Has escrito artículos, estas organizando actividades de solidaridad en Cuba, ¿Qué mensaje llevarías como revolucionaria que vive en una Isla donde la revolución triunfó, a los trabajadores a los campesinos, a los oprimidos de Venezuela y a todos aquellos que en el mundo se movilizan en defensa de esta revolución?
CH. Lo primero es volcarse completamente en defensa y por el triunfo del proceso revolucionario en Venezuela. Eso no quiere decir, alguna gente me ha podido malinterpretar, que hay que hacer todo lo que diga el comandante Chavez. Creo que todos los trabajadores de Venezuela tienen un deber que les trasciende como nación y es que por primera vez en mucho tiempo, quizás el antecedente pudiera ser la II República española y la frustrada revolución española, Chavez haya o no leído de marxismo ha identificado con claridad al imperialismo y a la oligarquía como el enemigo de clase. Esto significa que la única manera de conseguir la liberación de Venezuela como nación de la opresión del imperialismo es de la mano de la revolución social. Aunque Chavez diga que esto no es una revolución socialista, los hechos hay que interpretarlos no por lo que dice la gente sino por lo que son. Hay esta el enemigo de clase, y es inevitable que la revolución social se de vinculada a todas las reivindicaciones del pueblo oprimido. Internacionalmente todos los que nos luchamos por la causa de los trabajadores y creemos que la solución de los problemas de este planeta está en la revolución socialista tenemos que comprometernos con esta revolución hasta los tuetanos.
EM. En uno de tus articulos La revolución cubana y el socialismo en un solo país que ha generado una polémica pública muy positiva, se defiende la revolución cubana desde una perspectiva internacionalista y su continuidad en la revolución latinoamericana y mundial. Además haces un balance muy crítico sobre “el socialismo en un solo país”, cuestionando de manera demoledora esa idea antimarxista de que es posible edificar el socialismo dentro de las fronteras nacionales en un país aislado, algo que ha quedado de manifiesto después del colapso de la URSS. ¿Qué balance haces de este debate y su relación con Cuba?
CH. Para mi siempre ha sido muy importante el pensamiento de Trotsky, igual que Marxs, Engels o Lenin. Después de escribir La Bandera de Coayacan defendiendo la necesidad de Trotsky, tenía que dar un paso más en mi propia reflexión. Yo soy marxista y creo en la lucha de clases, soy una amante de mi revolución, creo que Fidel Castro y Che Guevara son unos internacionalistas tremendos muy martianos y este último, José Martí, es un personaje que hay que estudiar mucho más, pues él odiaba las fronteras y el único sentido que le daba a la independencia nacional en el siglo XIX era con el objetivo de que el imperialismo yanki no tomara el control de América Latina y del mundo; él tenía un fuerte instinto internacionalista. Por tanto para mi era esencial tomar las ideas de Trtosky y su internacionalismo frente a mi revolución y la defensa de ella. Seguro que hay un enlace, soy física y estoy convencida de que esto es así. Quería además que quedara claro para mis camaradas en Cuba por que estaba tomando a Trotsky en estos momentos: precisamente por la revolución cubana y por que su sentido es la revolución en America Latina y la revolución mundial. Si lees textos de Fidel o del Che te das cuenta de que el único sentido que puede tener la revolución cubana es la revolución en el mundo. La solución a la revolución cubana, a su defensa y su continuidad depende del mundo, de la revolución internacional. Ahí están las lecciones de la historia, por eso creo que Trotsky, que ha sido tan relegado y calumniado algo que nadie me ha explicado, en este momento es aún más necesario. Yo he preguntado en numerosas ocasiones ¿por qué leemos a Gramsci, por que hay que leer a Mariategui, a Rosa Luxemburgo y por que no a Trotsky?. El enlace entre mi revolución y Trotsky es evidente.
EM. Acabas de decir que tenemos que basarnos en los hechos y no sólo en las definiciones. El Che es un símbolo de la revolución cubana pero también de la revolución internacional. Fue además Carlos Marx quien explicó la necesidad de la revolución mundial, del internacionalismo, y quien acuño además el termino de Revolución Permanente en sus escritos sobre la revolución alemana de 1848. Lenin, que no hizo más que aplicar en la práctica el programa marxista, siempre tuvo como su primera prioridad la organización internacional de los trabajadores, la III Internacional y la revolución mundial, a la que consideraba más importante que la propia revolución rusa. En este sentido ¿Enlaza la figura del Che con esto que estamos diciendo?
CH. Absolutamente. Además a medida que transcurre el tiempo las cosas se van haciendo más claras, los hechos se van clarificando. Yo digo que el Che inició la era de la revolución permanente en América Latina pero no solamente eso. Creo que fue el continuador de esas ideas hasta convertirse en el símbolo de la juventud mundial. A mi no me importa, sinceramente, que el Che leyera o no a Trotsky, pero el fue un internacionalista que participó incondicionalmente en la revolución cubana. Era un revolucionario del mundo, librando la batalla allí donde hubiera oprtunidades revolucionarias. Para mi la afirmación del Che de hacer de América muchos Vietnams lo convierten en el mejor discípulo de Trotsky. Él renunció a responsabilidades muy importantes en Cuba con la convicción de que era necesario para el triunfo de la revolución internacional. Le fallaron cosas seguramente, los comunistas de Bolivia le traicionaron, pero el dio el paso, se comprometió, por eso el Che tiene que ser nuestro símbolo.
EM. En estos momentos, todos los trabajadores conscientes, todos los comunistas tenemos la obligación de comprometernos firmemente con la defensa de las conquistas de la revolución cubana y contra el bloqueo criminal de EEUU, que pretende acabar con la economía planificada y la revolución y reestablecer el capitalismo en Cuba. Pero los marxistas entendemos que el futuro de la revolución cubana se resolverá no sólo por las propias fuerzas revolucionarias que hay en Cuba, sino en la arena de la lucha de clases internacional. Sin la extensión y el triunfo de la revolución socialista en América Latina la amenaza de restauración capitalista en Cuba se hará cada día más real. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
CH. La revolución cubana se ha convertido sin duda en un símbolo y si yo la defiendo no es por ser cubana o haber nacido en la Isla, sino por las mismas razones por las que también defiendo la revolución de octubre en Rusia. Para mi tienen el mismo valor. Algunos compatriotas pueden pensar ¿Cómo que una martiana puede defender estos planteamientos? Yo les respondo con lo que siempre defendió Martí, la independencia de Cuba era un medio para lograr resolver los problemas del mundo y acabar con la dominación imperialista. Algunos colocan a José Martí en un plano patriotero vulgar.
Mi revolución surgió en la década de los sesenta con un claro compromiso de clase y la única manera de triunfar era como revolución socialista. El propio Castro en una carta que envió a la revolucionaria Celia Sánchez, me llamo así por ella, afirmaba: “cuando esta guerra termine empezara para mi una guerra que no acabará jamás”. Se puede leer entre líneas lo que Fidel quería decir. También es cierto que las revoluciones cuando triunfan tienden a estabilizarse, necesitan asegurar la vida cotidiana de la gente y se consolida un aparato administrativo. Me recuerdo que mi abuela paterna les decía a mis padres al cabo de los tres o cuatro años de la revolución “pero oye Armando ya ganamos, ahora vamos a vivir ¿no?” y mi mama decía ¿cuándo ganamos? Demostrando el instinto revolucionario de no pararse, de no acomodarse.
Lo cierto es que el problema que ha supuesto el desarrollo del estalinismo impregno los procesos revolucionarios en todo el mundo. La victoria de Stalin sobre la internacional sobre las ideas comunistas, fue la traición más grande de la historia contra las ideas revolucionarias. Se trato de arrebatar el internacionalismo a las ideas y el programa del comunismo y ahora estamos vivos para recuperar el auténtico contenido del internacionalismo para los comunistas. Incluso en Cuba teníamos antes de la revolución al viejo Partido Comunista (El Partido Socialista Popular) integrado por buenos militantes pero con un corte político estalinista tremendo. Es una autocrítica que tenemos que hacer los comunistas, pues hemos llevado durante mucho tiempo el peso muerto del estalinismo a nuestras espaldas, o no lo combatimos lo suficiente o no hicimos lo que teníamos que hacer y por tanto ganó.
En esa situación la revolución cubana hizo frente al imperialismo norteamericano y triunfó. Muchos dicen que sin la URSS eso no hubiera sido posible; yo cuando menos no veo nada claro ese razonamiento, no es nada evidente que fuera así. Creo que a Fidel no lo paraba nadie y a lo mejor es posible que todavía estuviéramos luchando. Lo cierto es que en un momento determinado la URSS nos suministró petróleo, armas, un flujo muy importante de recursos materiales que nos permitió hacer obras maravillosas en muchos terrenos, pero ese no fue el único papel que jugo en mi país. Pienso que analizándolo críticamente pudimos haber prescindido de eso. La URSS nos traicionó durante la crisis de los misiles. El pueblo cubano estaba dispuesto a todo en aquel momento, y cuando finalmente se llego al acuerdo entre la URSS y EEUU ningún cubano participó de la celebración. El Estalinismo y la burocracia es un mal que persiste en toda revolución triunfante y la única manera de combatirla es la revolución mundial.
La historia en Cuba no siempre se ha explicado bien. Yo tuve que leer a Trotsky de casualidad y cuando las conocí eran mis ideas. La burocracia en mi país también caló en núcleos del Partido Comunista con sus tendencias conservadoras, buscando la tranquilidad, el “status quo”. Ahora, dado el momento en el que se encuentra la revolución cubana, es más necesario continuar la lucha, y para mi la defensa de Cuba y sus conquistas revolucionarias pasa por la revolución mundial y en primer lugar por el triunfo de la revolución socialista en Latinoamérica.