Ha pasado un año desde que el pueblo boliviano protagonizase una de las más grandes luchas del último período en el continente latinoamericano en contra de la pobreza, la explotación y por conseguir mejorar sus condiciones de vida.Ha pasado un año desde que el pueblo boliviano protagonizase una de las más grandes luchas del último período en el continente latinoamericano en contra de la pobreza, la explotación y por conseguir mejorar sus condiciones de vida. Esas luchas, que culminaron en una huelga general insurreccional, provocaron la caída del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni) pero dejaron al mando del gobierno al que era el vicepresidente de Goni, Carlos Mesa. Por tanto el cambio no fue sustancial. Mesa continuó, después de un período de promesas luego incumplidas, la misma política de su antecesor. Una política a favor de los intereses del FMI y del imperialismo norteamericano, que se basaba en mantener la expoliación de las riquezas del país a costa de las ya míseras condiciones de vida de los bolivianos.

Desde enero hasta ahora se han sucedido las movilizaciones contra las medidas del gobierno. En abril, los estudiantes, los transportistas y comerciantes minoristas, protagonizaron varias jornadas de huelgas y manifestaciones y el mes de mayo estuvo inundado por movilizaciones masivas que reivindicaban entre otras cosas la no privatización del gas (tema detonador de las luchas de octubre) y la convocatoria del referéndum que Mesa prometió para decidir sobre esa cuestión (privatización o nacionalización de los hidrocarburos).

El referéndum

Gracias precisamente a las presiones desde abajo, dicho referéndum se llevó a cabo el 18 de julio con el llamamiento al boicot de la COB y la CSUTCB (sindicato campesino liderado por Felipe Quispe) pues ninguna de las cinco preguntas que formaban parte del mismo preguntaba si se quería la nacionalización completa de los hidrocarburos. La campaña de boicot tuvo su efecto a pesar de las amenazas del gobierno, que declaró ilegal no ir a votar, y de la militarización del país durante la votación. El 12% de la población votante no se inscribió al censo electoral y el 66% de los que votaron se abstuvo, votó nulo, en contra o en blanco. Los medios aquí en España propagaron a todas voces la noticia de que el referéndum significó una gran victoria del gobierno Mesa. Nada más lejos de la realidad.

La actuación de la dirección del MAS (Movimiento Al Socialismo, liderado por Evo Morales y representante de la mayoría de los campesinos bolivianos) ha sido vergonzosa. Evo apoyó ya desde octubre incondicionalmente al gobierno Mesa. ¡Incluso llegó a viajar a Venezuela para pedir apoyo económico a Chávez para Mesa!. Apoyó tres de las cinco preguntas del referéndum y eso le costó la expulsión de la COB por traidor. Pero la enorme presión que el MAS tiene de su base, que a pesar de todo es amplia, le obligó a radicalizarse. Por ello el 30 de agosto tuvo que convocar una manifestación por la nacionalización del gas que fue muy masiva.

Durante el mes de agosto, las movilizaciones se han sucedido en defensa de la nacionalización de los hidrocarburos.

Mesa también está llevando a cabo, bajo presión del gobierno Bush, el proyecto de erradicación de las plantaciones de coca con la excusa de querer combatir el narcotráfico. Lejos de ser así miles de familias quedarían sin ninguna fuente de ingreso, por ello, a finales de septiembre, la gran mayoría de los campesinos cocaleros del Chapare (región de plantaciones de coca) se movilizaron organizando “vigilias cocaleras” delante de los cuarteles militares encargados de la erradicación para evitar que las llevasen a cabo. Después de varios enfrentamientos que se saldaron con un muerto y una veintena de heridos el gobierno y Evo Morales (que no hizo mucho por esta lucha) llegaron al acuerdo de que se mantendrían 3200 hectáreas de cultivo, o sea, menos de la mitad del total.

Un nuevo Octubre

Así los días de octubre empezaron ya calientes. Los campesinos y el resto de los trabajadores bolivianos continuaron la lucha por el juicio del ex presidente Goni y sus colaboradores por sus responsabilidades en los acontecimientos de octubre de 2003, cuando la represión ejercida por el gobierno provocó varias decenas de muertos y centenares de heridos (reivindicación que consiguieron gracias a la lucha) y por supuesto por la nacionalización de los hidrocarburos. Con la COB y demás organizaciones populares a la cabeza se iniciaron marchas de miles de trabajadores y estudiantes.

El 18 se encontraron las diferentes marchas en La Paz y con la amenaza del cierre del Parlamento lograron que el Congreso apruebase el proyecto de Ley propuesto por Evo Morales, que se diferencia respecto al de Mesa en que la cantidad de impuestos que impone a las transnacionales es mayor (un 50% respecto a un 32%) pero no cambia los privilegios que las mismas tienen dentro del país. La COB insatisfecha anunció que reanudará las luchas hasta que no se consiga la nacionalización de los hidrocarburos.

Las grandes petroleras, el Banco Mundial, el FMI, la Embajada de EEUU en Bolivia, todos los sectores burgueses e incluso representantes del gobierno brasileño (que también tiene grandes intereses en Bolivia) se reunieron con Mesa para advertirle que esa ley ahuyentaría las inversiones extranjeras y le amenazaron incluso de cortar las ayudas y créditos a Bolivia.

Presión de la burguesía

La burguesía de las zonas más ricas del país (Santa Cruz y Tarija) convocaron un paro cívico el 11 de noviembre que paró los sectores controlados por ellos. Ahora piden al gobierno que se convoque un referéndum nacional sobre la autonomía de las diferentes regiones y en Santa Cruz amenazan que, de no llevarse a cabo, proclamarían la autonomía regional y convocarían elecciones para elegir los cargos correspondiente. Con estas acciones la burguesía y el imperialismo tratan de contrarrestar las presiones que sobre el Parlamento han tenido las acciones protagonizadas por los trabajadores y campesinos, puesto que aunque Mesa es su hombre y la mayoría del Parlamento sus representantes, el hecho de que ante la ocupación del Congreso, éste votase a favor de la propuesta de Evo Morales (a pesar de ser una ley que no refleja las auténticas aspiraciones de las masas ya mantiene sus la propiedad privada de los hidrocarburos) son conscientes del peligro que supone la acción revolucionaria de los trabajadores y campesinos.

La COB en Santa Cruz y Tarija y otras organizaciones populares se opusieron al paro y en algunas ciudades éste tuvo muy poco efecto. Pero lo que demuestra esto que está ocurriendo en Santa Cruz y Tarija es que sectores de la clase media y los representantes de los intereses de las multinacionales seguirán planteando todo tipo de acciones y amenazas con tal de defender sus privilegios.

Los trabajadores y oprimidos en Bolivia han demostrado su disposición a la lucha. La COB ahora tiene que reanudar las luchas para hacer sentir cuál es la verdadera voluntad del pueblo boliviano y sobre todo el reto de la COB será el de proponer una alternativa socialista al gobierno Mesa y alcanzarla a través de la movilización de los trabajadores, campesinos y oprimidos bolivianos.Viveca Santa Catalina

Desde enero hasta ahora se han sucedido las movilizaciones contra las medidas del gobierno. En abril, los estudiantes, los transportistas y comerciantes minoristas, protagonizaron varias jornadas de huelgas y manifestaciones y el mes de mayo estuvo inundado por movilizaciones masivas que reivindicaban entre otras cosas la no privatización del gas (tema detonador de las luchas de octubre) y la convocatoria del referéndum que Mesa prometió para decidir sobre esa cuestión (privatización o nacionalización de los hidrocarburos).

El referéndum

Gracias precisamente a las presiones desde abajo, dicho referéndum se llevó a cabo el 18 de julio con el llamamiento al boicot de la COB y la CSUTCB (sindicato campesino liderado por Felipe Quispe) pues ninguna de las cinco preguntas que formaban parte del mismo preguntaba si se quería la nacionalización completa de los hidrocarburos. La campaña de boicot tuvo su efecto a pesar de las amenazas del gobierno, que declaró ilegal no ir a votar, y de la militarización del país durante la votación. El 12% de la población votante no se inscribió al censo electoral y el 66% de los que votaron se abstuvo, votó nulo, en contra o en blanco. Los medios aquí en España propagaron a todas voces la noticia de que el referéndum significó una gran victoria del gobierno Mesa. Nada más lejos de la realidad.

La actuación de la dirección del MAS (Movimiento Al Socialismo, liderado por Evo Morales y representante de la mayoría de los campesinos bolivianos) ha sido vergonzosa. Evo apoyó ya desde octubre incondicionalmente al gobierno Mesa. ¡Incluso llegó a viajar a Venezuela para pedir apoyo económico a Chávez para Mesa!. Apoyó tres de las cinco preguntas del referéndum y eso le costó la expulsión de la COB por traidor. Pero la enorme presión que el MAS tiene de su base, que a pesar de todo es amplia, le obligó a radicalizarse. Por ello el 30 de agosto tuvo que convocar una manifestación por la nacionalización del gas que fue muy masiva.

Durante el mes de agosto, las movilizaciones se han sucedido en defensa de la nacionalización de los hidrocarburos.

Mesa también está llevando a cabo, bajo presión del gobierno Bush, el proyecto de erradicación de las plantaciones de coca con la excusa de querer combatir el narcotráfico. Lejos de ser así miles de familias quedarían sin ninguna fuente de ingreso, por ello, a finales de septiembre, la gran mayoría de los campesinos cocaleros del Chapare (región de plantaciones de coca) se movilizaron organizando “vigilias cocaleras” delante de los cuarteles militares encargados de la erradicación para evitar que las llevasen a cabo. Después de varios enfrentamientos que se saldaron con un muerto y una veintena de heridos el gobierno y Evo Morales (que no hizo mucho por esta lucha) llegaron al acuerdo de que se mantendrían 3200 hectáreas de cultivo, o sea, menos de la mitad del total.

Un nuevo Octubre

Así los días de octubre empezaron ya calientes. Los campesinos y el resto de los trabajadores bolivianos continuaron la lucha por el juicio del ex presidente Goni y sus colaboradores por sus responsabilidades en los acontecimientos de octubre de 2003, cuando la represión ejercida por el gobierno provocó varias decenas de muertos y centenares de heridos (reivindicación que consiguieron gracias a la lucha) y por supuesto por la nacionalización de los hidrocarburos. Con la COB y demás organizaciones populares a la cabeza se iniciaron marchas de miles de trabajadores y estudiantes.

El 18 se encontraron las diferentes marchas en La Paz y con la amenaza del cierre del Parlamento lograron que el Congreso apruebase el proyecto de Ley propuesto por Evo Morales, que se diferencia respecto al de Mesa en que la cantidad de impuestos que impone a las transnacionales es mayor (un 50% respecto a un 32%) pero no cambia los privilegios que las mismas tienen dentro del país. La COB insatisfecha anunció que reanudará las luchas hasta que no se consiga la nacionalización de los hidrocarburos.

Las grandes petroleras, el Banco Mundial, el FMI, la Embajada de EEUU en Bolivia, todos los sectores burgueses e incluso representantes del gobierno brasileño (que también tiene grandes intereses en Bolivia) se reunieron con Mesa para advertirle que esa ley ahuyentaría las inversiones extranjeras y le amenazaron incluso de cortar las ayudas y créditos a Bolivia.

Presión de la burguesía

La burguesía de las zonas más ricas del país (Santa Cruz y Tarija) convocaron un paro cívico el 11 de noviembre que paró los sectores controlados por ellos. Ahora piden al gobierno que se convoque un referéndum nacional sobre la autonomía de las diferentes regiones y en Santa Cruz amenazan que, de no llevarse a cabo, proclamarían la autonomía regional y convocarían elecciones para elegir los cargos correspondiente. Con estas acciones la burguesía y el imperialismo tratan de contrarrestar las presiones que sobre el Parlamento han tenido las acciones protagonizadas por los trabajadores y campesinos, puesto que aunque Mesa es su hombre y la mayoría del Parlamento sus representantes, el hecho de que ante la ocupación del Congreso, éste votase a favor de la propuesta de Evo Morales (a pesar de ser una ley que no refleja las auténticas aspiraciones de las masas ya mantiene sus la propiedad privada de los hidrocarburos) son conscientes del peligro que supone la acción revolucionaria de los trabajadores y campesinos.

La COB en Santa Cruz y Tarija y otras organizaciones populares se opusieron al paro y en algunas ciudades éste tuvo muy poco efecto. Pero lo que demuestra esto que está ocurriendo en Santa Cruz y Tarija es que sectores de la clase media y los representantes de los intereses de las multinacionales seguirán planteando todo tipo de acciones y amenazas con tal de defender sus privilegios.

Los trabajadores y oprimidos en Bolivia han demostrado su disposición a la lucha. La COB ahora tiene que reanudar las luchas para hacer sentir cuál es la verdadera voluntad del pueblo boliviano y sobre todo el reto de la COB será el de proponer una alternativa socialista al gobierno Mesa y alcanzarla a través de la movilización de los trabajadores, campesinos y oprimidos bolivianos.


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