El Militante.— Explícanos la situación en Colombia en estos momentos.
Javier Correa.— Lo que hay allí es un genocidio no sólo contra los sindicalistas sino contra todas las personas organizadas: campesinos, comunidades negras, pueblos indígenas y demás sectores populares, defensores de derechos humanos, organizaciones cooperativas, etc. Llevamos 23.400 personas asesinadas, 3.600 dirigentes sindicales han sido asesinados en la historia de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), el año pasado fueron asesinados 188 sindicalistas y este año van 110. Hay 2.500 desaparecidos y una población desplazada forzosamente que supera los 2.700.000 personas, el teatro de operaciones de guerra abarca todas las regiones.
El actual gobierno, que tiene un perfil fascista de ultraderecha, está sacando decretos de reforma de las pensiones, de la seguridad social, la reforma tributaria y buscando una reforma política para reforzar el bipartidismo (la sucesión en el poder de liberales y conservadores, dos partidos que representan los intereses de la oligarquía) y garantizar la continuidad en el poder. (...)
EM.— Tú, como sindicalista y trabajador de Coca Cola, estás sufriendo muy directamente esta situación y la estás denunciando internacionalmente.
JC.— Coca Cola es una de las empresas más reaccionarias y represivas de Colombia. Nos han asesinado ocho compañeros trabajadores, cuatro de ellos mientras negociábamos el convenio colectivo. Hemos sufrido amenazas de muerte 68 compañeros y la empresa está utilizando el secuestro y la extorsión para hacer renunciar a los trabajadores a sus contratos de trabajo y debilitar al sindicato. Nos han quemado sedes, los paramilitares han entrado en las embotelladoras con la complacencia de la empresa y han obligado a los trabajadores a renunciar a la filiación sindical. Las familias también sufren este acoso: han intentado secuestrar a hijos de dirigentes, el asedio y la persecución están incrementándose como estrategia para que abandonemos la lucha, el trabajo e incluso la región y desistamos de seguir organizando a los trabajadores.
Uribe está impulsando a los grupos paramilitares a desarrollarse como brazo encubierto del Estado en toda esta arremetida del terrorismo de Estado. (...) Coca Cola es una de las beneficiarias de todo este proyecto de muerte y sangre. La represión ha mermado nuestro sindicato en un 50% en los últimos siete años. Al estar debilitado el sindicato, Coca Cola ha subcontratado el 83% de la mano de obra. Son trabajadores a los que no se les aplica el convenio colectivo ni la mayoría de normativas laborales. Es un negocio redondo.
(...) Hemos lanzado una campaña permanente de lucha nacional e internacional que ha sido apoyada ya por 165 organizaciones colombianas y de otros países. Exigimos que se siente a negociar un documento integral que contemple la parte económica pero también la reparación de todo el tejido social y todo el daño que ha hecho. Las organizaciones que participamos en esta campaña hemos aprobado un plan de acción donde se determina realizar un boicot a la multinacional a partir del 22 de julio del año entrante.
(...) Aspiramos a que las personas y organizaciones que participen apoyen este plan de acción y podamos romper el bloqueo informativo, conseguir apoyo a nuestra lucha, comunicación y coordinación con otras organizaciones y un acompañamiento político internacional permanente al movimiento sindical y los trabajadores de Coca Cola que permita contener esta agresión. Esto debe ser un primer paso en la lucha contra la violencia de las multinacionales en todo el mundo. (...)
EM.— Explícanos el proceso que lleva a la huelga general del 16 de septiembre y cuál es la situación del movimiento obrero tras ella.
JC.— A raíz de la proclamación del Estado de conmoción interior, que es un instrumento legal que permite al gobierno suspender algunas normas y derechos constitucionales y cerrar posibilidades de resistir contra los decretos que estaban sacando las organizaciones populares y sindicatos colombianos, decretaron un paro nacional el 16 de septiembre. El gobierno declaró esa movilización ilegal a pesar de que las Naciones Unidas le dijeron que no tenía por qué ser ilegalizada. Han respondido a la movilización deportando a varios cooperadores internacionales: dos compañeros de aquí de Asturias, de Bélgica, Italia... No quieren que haya testigos del genocidio que está habiendo.
Tras la huelga, veinte estudiantes han desaparecido, hubo cinco campesinos asesinados en Barranquilla e incluso pueblos campesinos fueron intoxicados envenenándoles el agua. Ahora amenazan con suspender el pago de los salarios y tomar represalias contra los trabajadores y sindicalistas que participamos. Ante ello el Comando Unitario de Paro ha dicho que si el gobierno toma una sola medida represiva iremos a una huelga indefinida. Se va a convocar un Encuentro Nacional Sindical y Campesino porque tal como van las cosas, y como el gobierno no se sienta a negociar con el Comando Unitario de Paro sino que la tendencia es a agudizar las medidas contra la población, pensamos convocar esa huelga general con carácter indefinido. Lo más importante es que el gobierno intentó atemorizar al movimiento declarando que cualquier expresión de protesta sería un acto ilegal; pero las organizaciones sociales y el pueblo hemos conseguido vencer ese miedo y más de un millón de personas salieron a la calle. Ahora más que nunca tenemos que unirnos para desbancar a este gobierno fascista (...).
Para contactar con estos compañeros y apoyar su campaña o tener más información podéis dirigiros a:
Grupo de Apoyo Suiza, Colombia Nunca Más:
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O directamente a SINALTRAINAL:
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Para enviar protestas al gobierno colombiano:
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