Durante años la existencia de la Unión Soviética, incluso siendo un estado obrero degenerado, actuó como contrapeso a los belicistas imperialistas y evitó el estallido de una tercera guerra mundial. Hoy, sólo hay una superpotencia y es responsable deDurante años la existencia de la Unión Soviética, incluso siendo un estado obrero degenerado, actuó como contrapeso a los belicistas imperialistas y evitó el estallido de una tercera guerra mundial. Hoy, sólo hay una superpotencia y es responsable de guerra en muchas zonas del mundo. A largo plazo, esto podría llevar a una nueva guerra mundial imperialista si la clase obrera no toma el poder y evita ese desastre. Esta por supuesto no es una amenaza inmediata, pero es el peligro al que se puede enfrentar la humanidad en algún momento futuro.

En la actualidad, los intereses del imperialismo norteamericano no van por ese camino. Actualmente existen divisiones dentro de la administración y el ejército estadounidenses incluso sobre como manejar el nivel actual de conflictos a escala mundial. Aunque siguen hablando de la “guerra contra el terrorismo”, tras bambalinas EEUU está manteniendo negociaciones secretas con China, Rusia e Irán. EEUU está demasiado ocupado en Afganistán e Iraq como para abrir nuevos frentes. Incluso en estos dos países más que considerar la posibilidad de aumentar su presencia militar lo que están buscando es una “estrategia de salida”.

Más importante aún, las masas están regresando a la escena de la historia y los movimientos revolucionarios están estallando en un país tras otro, sobre todo en América Latina. En última instancia, la clase obrera es la única fuerza que puede detener esta marcha hacia guerras regionales y finalmente hacia una nueva guerra mundial, mediante el derrocamiento del sistema capitalista.

La crisis en Oriente Medio ya no es una crisis local o regional. Es parte de la crisis global de todo el orden imperialista, algo no visto desde los años treinta. Después del fiasco en Líbano, algunos en EEUU presionan para una nueva intervención militar, en esta ocasión contra Siria e Irán. Pero esto fácilmente podría desencadenar una guerra regional. Por lo tanto, EEUU no quiere comprometerse sólo en esta intervención. Más probable sería que lo hiciera Israel con el apoyo de la OTAN, que está desplegando soldados y barcos de guerra en el Golfo Pérsico y en el Mediterráneo oriental. Esta acumulación militar se está realizando tras la fachada de la FINUL, la misión de paz de la ONU en Líbano.

Michael Chossoudovsky en su último artículo aparecido en la web Global Research, donde trata los preparativos de una nueva guerra en Oriente Medio, es bastante interesante en este aspecto.

La acumulación naval en Oriente Medio no tiene nada que ver con una “fuerza de paz” y está coordinada incluyendo la posibilidad de ataques aéreos en la región, el objetivo principal es Irán. Los plantes de contingencia estadounidense para un posible ataque sobre Irán se formalizaron en el PLAN CONCEPTO (CONPLAN) 8.022. Este surge como resultado del ejercicio “Iluminación Global”, un importante ejercicio dirigido por el Comando Estratégico USA para preparar un “plan de ataque global”. Esto implicaba un ataque simulado utilizando tanto armas convencionales como nucleares contra un “enemigo ficticio”, en este caso Irán. El CONPLAN es un plan operativo nacido de Iluminación Global.

Como citaba Chossuudovsky en el artículo, el CONPLAN es “un plan real que la Armada y la Fuerza Aérea traducen en paquete de ataque para sus submarinos y bombarderos…” y es “el paraguas global para escenarios estratégico pre-planificados que implican armas nucleares… Está centrado específicamente en estos nuevos tipos de amenazas: Irán, Corea del Norte, proliferadotes y potencialmente también terroristas… No se dice nada que impida utilizar el CONPLAN 8.022 en escenarios limitados contra objetivos rusos y chinos”.

En respuesta a las concentración militar de EEUU y la OTAN, Irán ha comenzado a hacer sus propios preparativos, incluidos juegos bélicos extensivos en todo su territorio durante este verano. Siria ha desplegado su ejército en las fronteras con Líbano e Israel.

Lo que tampoco se menciona en la presa son los preparativos militares de Rusia y China, que están realizando ejercicios militares y juegos de guerra en Asia Central, también el verano pasado. La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), una alianza de seguridad postsoviética que incluye a Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán y Tayikistán, llevó a cabo operaciones este mes de agosto justo antes que el ejército iraní, como hicieron China y Kazajstán (como parte de la Organización Cooperación Shangai de la que Irán es miembro observador).

Como señala Chossudovsky: “La agenda militar norteamericana no se limita a conseguir el control de las reservas de gas y petróleo iraníes (utilizando la “campaña contra el terrorismo internacional” como pretexto). Reminiscencia de la Guerra Fría, el objetivo de la intervención militar estadounidense también consiste en el debilitamiento y, en última instancia, evitar que China y Rusia jueguen un papel significativo en Asia Central”.

Esto es evidente en el crecimiento de la OTAN y su expansión zonas que están bajo la esfera de influencia tradicional de Moscú. Las tensiones se acumulan en Armenia, Azerbaiyán y Georgia. Estos últimos se han convertido de facto en protectorados de EEUU. Georgia espera garantizar una retirada rápida de las tropas rusas de su territorio con sus intentos de unirse a la OTAN. Esta usurpación de la OTAN de la esfera de influencia rusa está provocando tensiones entre EEUU y Rusia. Moscú recientemente avisó a la OTAN de que tomaría las “medidas apropiadas” si desplegaban en Polonia “elementos de sistema de defensa de misiles de EEUU o la OTAN”. (Interfax News Agency. 4/10/06).

Líbano

Desde el alto el fuego en Líbano muchas personas se preguntan: ¿Quién ganó la guerra en Líbano, el poderoso Israel o la pequeña fuerza guerrillera de Hezbolá?

Un estudio realizado por el Centro de Estudios Estratégicos (CEE) de la Universidad de Jordania demuestra que el 84 por ciento de los libaneses cree que la guerra fue un intento de EEUU e Israel de imponer un nuevo orden en Oriente Medio. El mismo estudio demuestra que el 70 por ciento de los chiítas, el grupo más pobre y más afectado por la violencia, cree que la milicia de Hezbolá ha salido victoriosa, frente a sólo el 36 por ciento de los sunnitas y el 19 por ciento de los cristianos. Entre los drusos el 82 por ciento cree que Líbano ha sido el gran perdedor. Entre los cristianos casi un 73 por ciento. Tomado en su conjunto, la mitad creía que Líbano ha sido el principal perdedor y el 37 por ciento cree que ha sido Israel. El mismo tiempo, el 78 por ciento cree que la guerra habría sucedido de igual manera aunque Hezbolá no hubiera secuestrado a los soldados israelíes. (La encuesta apreció en Haaretz el 12 de octubre de 2006). Si este estudio se hubiera hecho inmediatamente después del alto el fuego los resultados habrían sido totalmente diferentes. La mayoría de los libaneses creían en aquel momento que Hezbolá había ganado la guerra. Pero dos meses son demasiado tiempo para Oriente Medio.

En ese espacio de tiempo, las calles de Dahiya, bombardeadas duramente por Israel, todavía no están limpias de escombros. Los escombros todavía llenan las calles. Al Jazeera informa de que 86.000 hogares están todavía total o parcialmente destrozados. Además, el trabajo de reconstrucción que se está realizando no lo está haciendo ni el gobierno libanés ni los donantes internacionales, sino Hezbolá.

Hay unas 6.000 personas implicadas en los trabajadores de reconstrucción de Hezbolá en todo Líbano, muchos son trabajadores voluntarios sin remuneración. Además su propio gobierno, el de Sinora, está haciendo todo lo que puede para que Hezbolá no ayude a las víctimas de la barbarie israelí y estadounidense. EEUU también está haciendo todo lo que puede para evitar que Hezbolá reciba dinero. El Departamento del Tesoro de EEUU ha dado una orden para bloquear todas las transacciones de EEUU al Bando Saderat, uno de los bancos iraníes más importantes. El gobierno norteamericano acusa a este banco de transferir dinero a organizaciones terroristas, incluidas Hezbolá, Hamás, el PFLP-GC y la Yihad Islámica palestina. EEUU también ha emprendido acciones contra dos empresas financieras con base en Irán, acusadas de funcionar como el “tesoro no oficial de Hezbolá”.

Qassim Aliq, responsable de Hezbolá de la reconstrucción dijo a Al Jazeera que: “EEUU podría estar presionando al gobierno para que no se diera prisa en la reconstrucción… Esperamos que el gobierno no lo haga pero no podemos esperar por ellos… Nuestro gobierno tiene estrechas relaciones con EEUU y esa podría ser la razón por la que todavía no han comenzado el trabajo”.

El New York Times informaba recientemente de que más de 900 millones de dólares de la ayuda internacional no ha sido tocada por el gobierno libanés. Aparentemente, el gobierno libanés ha pedido al gobierno de Qatar que socave la influencia de Hezbolá ofreciendo ayudas a los residentes de la ciudad de Bint Jbeil al sur de Líbano.

Se han tomado más medidas contra Hezbolá. El 11 de octubre, por primera vez, el ejército libanés confiscó armas que aparentemente pertenecían a Hezbolá.

Ahora que la guerra ha terminado Hezbolá está perdiendo popularidad. La guerra no ha resuelto ni uno de los problemas a los que se enfrentan las masas y en realidad sólo ha empeorado su situación. Estos problemas no se pueden resolver sobre la base del capitalismo. Debido a su visión limitada como movimiento populista y fundamentalista, cuyas ideas y programa no van más allá de los límites del capitalismo, Hezbolá vacila a la hora de tomar el control del estado burgués libanés. Hezbolá probablemente sea consciente de que si toma el poder, estaría en una situación similar a la de Hamás, aislados y asediados. Si existiera en Líbano una organización marxista revolucionaria con el apoyo del que disfruta Hezbolá, habría sido posible con el fin de las hostilidades movilizar a las masas para tomar el poder. En lugar de un estado capitalista débil, se podría haber establecido un estado obrero y hacer un llamamiento a todos los trabajadores y pobres de Oriente Medio, incluido Irán, Turquía e Israel. En lugar de esto, Hezbolá pierde fuerza según pasan lo días. El tiempo pasa y el gobierno libanés se prepara para una nueva guerra civil.

A menos que los trabajadores y los pobres de Líbano tomen el poder, Líbano podría terminar pareciéndose mucho más a Iraq, como recientemente informó The Lancet, en la guerra de Iraq han muerto ya 6550.000 personas.

Siria

El 2 de octubre el presidente sirio Bashar al-Assad dijo en una entrevista en la BBC que estaba dispuesto a negociar un acuerdo de paz con Israel. Negó que Hezbolá fuera una organización terrorista. También dijo que su gobierno ayudaría a garantizar que el movimiento de resistencia libanés no adquiriera nuevas armas.

También explicó que Siria e Israel podían vivir al lado uno del otro y en paz, añadiendo que Damasco estaba dispuesto a negociar. El significado real de un acuerdo de “paz” en el contexto de Oriente Medio es que Siria recuperaría los Altos del Golán y se mantendría aparte (como hizo durante la invasión israelí de Líbano en 1982) mientras Israel ataca Irán y a Hezbolá.

La miope administración de Bush no está en absoluto interesada en evitar un enfrentamiento militar entre Israel y Siria. Sólo está interesada en derribar el régimen sirio e instalar un gobierno títere. Los gobernantes de EEUU e Israel acusan a Siria de apoyar a la resistencia iraquí y de suministrar armas a Hamás en Palestina y a Hezbolá en Líbano. Estas son organizaciones catalogadas oficialmente como terroristas por Washington.

Como resultado, Miri Eisin, portavoz de la oficina del primer ministro israelí Olmert, dijo que: “Bashar al-Assad no tiene interés en la paz… Está preocupado por la reacción mundial ante su implicación en la financiación, apoyo y de ser un paraíso seguro para el terrorismo”.

Para garantizar que Assad entiende que Israel no está interesado en llegar a ningún tipo de acuerdo con Siria, el vice primer ministro israelí, Shimon Peres, invitó al presidente Assad a visitar Jerusalén. En Oriente Medio, un presidente árabe que visita Jerusalén inmediatamente trae a la mente la visita del mariscal Muhammad Anwar al Sadat. Él visitó Jerusalén en noviembre de 1977 y habló ante el Knesset donde habló de una paz global que incluyera la plena implantación de las resoluciones 242 y 338 de la ONU. La mayoría de los árabes se enfurecieron con la visita y muchos la entendieron como una capitulación ante Israel y EEUU. La Hermandad Musulmana le asesinó en octubre de 1981. La invitación no sólo fue a Jerusalén, sino que también fue una invitación a morir.

No es sorprendente que el gobierno sirio rechazara este amable gesto, explicando que la oferta israelí reflejaba la posición débil en la que se encuentra Israel después de la guerra con Líbano. El rechazo apareció en la editorial del periódico del partido gobernante, Al-Baath, donde decía: “Israel sabe que ningún ciudadano sirio aceptará jamás esta invitación”.

Gaza

El gobierno israelí está decidido a derribar al gobierno de Hamás. Esta determinación toma forma en dos sentidos. Por un lado Israel ataca directamente a Gaza, presionando de manera brutal al gobierno. Por otro lado, Israel utiliza las fuerzas de Fatah leales a Abu Mazen, llevando la situación al borde de la guerra civil, una situación que está empeorando las ya terribles condiciones de vida de la población de Gaza que vive en un estado de sitio.

El 1de octubre estallaron enfrentamientos sangrientos entre Fatah y Hamás que duraron dos días, en ellos murieron 14 palestinos y docenas resultaron heridos. Recientemente, al menos dos palestinos fueron asesinados y siete heridos en un ataque de misiles de la aviación israelí sobre la casa de un dirigente de Hamás en Gaza, Sharaf Farwana. Farwana sobrevivió al ataque, pero en él murió su hermano de 25 años y una chica de 10. El último ataque dejó seis palestinos muertos en un enfrentamiento entre el ejército israelí y guerrilleros en el sur de Gaza. Cinco de los muertos pertenecían a la misma familia.

Como era de esperar Hamás juró venganza. Es verdad que su naturaleza política nacionalista hace que Hamás no distinga entre los gobernantes criminales de Israel y los trabajadores y pobres. Esto se puede ver claramente en su respuesta a los ataques: “A la luz de los horribles crímenes en Khan Yunis y el norte de Gaza, bombardearemos y atacaremos cada lugar al norte y al sur. La respuesta será poderosa y haremos que la tierra tiemble. El enemigo ahora debe esperar pacientemente nuestras acciones”.

Aunque Hamás políticamente es similar a Hezbolá y sufre de las mismas limitaciones, también hay que decir que no es Hezbolá, la mayoría de sus armas son ineficaces. Después del asesinato en Khan Yunis dispararon dos misiles Qassam. Terminaron en campo abierto al oeste de Negev. No hubo heridos y sólo destruyeron algunos pedazos de tierra.

Desde julio de este año el ejército israelí ha asesinado a 400 palestinos, incluidos 95 niños. 1.500 han resultado heridos, incluidos 500 niños, la mayoría civiles, además de 31 parlamentarios palestinos y 8 ministros que han sido secuestrados.

Para empeorar las cosas, el venenoso ataque del Papa Benedicto XVI al Islam, que aumentó la violencia sectaria entre musulmanes y cristianos. Los cristianos suponen un 2 por ciento de la población palestina. Los vándalos han utilizado como excusa los comentarios del Papa para atacar iglesias cristianas en Cisjordania y Gaza.

Israel

Israel nunca es un lugar aburrido. Todos los días hay nuevas revelaciones que demuestran la podredumbre del sistema. La última no es el escándalo sexual que implica al presidente, sino el escándalo de los médicos detenidos por llevar a cabo experimentos médicos ilegales sobre pacientes ancianos.

Cuatro médicos veteranos del hospital Kaplan en Rehoboth y en el hospital geriátrico de Hartzfeld en Gedera arrestados la semana pasada por hacer cientos de experimentos ilegales sobre miles de pacientes ancianos y con problemas mentales sin su consentimiento. Se sospecha que al menos uno murió como resultado directo de uno de los experimentos y otros 12 murieron durante o poco después de los mismos. Algunos de los pacientes de los experimentos eran supervivientes de los campos de concentración nazis.

Mientras tanto, la crisis política israelí continúa creciendo como resultado de la guerra. Muchas personas se preguntas el porqué de la guerra contra Líbano y la población del norte de Israel se pregunta porque fue abandonada, porqué se utilizó a soldados como carne de cañón para unos objetivos que no comprenden.

Olmert, que se negó a dimitir o crear una comisión de investigación, una reivindicación popular que refleja las ilusiones en este tipo de comisiones, le gustaría ampliar su gobierno brindando la entrada en él del partido de extrema derecha Yisrael Beiteinu, dirigido por Aviador Lieberman. Es una elección natural para un gobierno metido en dos guerras, una contra sus estados vecinos y la contra los trabajadores y pobres del propio Israel.

El programa de Lieberman defiende la transferencia de las ciudades árabes israelíes a la Autoridad Palestina, además de cercar a todos los individuos árabes que, según él, actúan como una “quinta columna”. También habló de imponer la pena de muerte a los árabes del Knesset que, según él, han cometido traición. También quiere cambiar el sistema de gobierno de parlamentario a presidencialista.

Este movimiento de Olmert está causando problemas en el Partido Laborista. El presidente del Partido Laborista, Amir Peretz, ha anunciado que se opone a la entrada de Lieberman en la coalición. Peretz le dijo a Olert que podía no “ver una coalición que incluya al Yisrael Beitenu. No es una cuestión de rechazo de un individuo, sino de una visión totalmente diferente de todos los temas”. Olmert, sin embargo, ha dejado claro que pretende meter a Lieberman en la coalición y culpó a los “rebeldes”del Partido Laborista por su falta de disciplina en la coalición. Esto podría provocar una crisis política seria, Peretz le dijo a Olmert que la mayoría de los parlamentarios laboristas se oponen a la inclusión de Lieberman en el gobierno.

Los laboristas a la derecha de Peretz, que actúan como caballo de Troya dentro del partido, le han dicho a Olmert que él no podrá basarse en el Partido Laborista, porque el partido ha escapado al control de Peretz. Debido a esto la derecha del partido no puede garantizar que los 19 parlamentarios laboristas apoyen el presupuesto de 2007.

Olmert ha atacado públicamente a Peretz y al Partido Laborista, diciendo que “[Él] es incapaz de conseguir los 19 votos. [El laborismo] no es un partido, es una milicia. ¿Qué se supone que debo hacer como primer ministro? ¿Acabar con ellos?”

Si Peretz se niega a aceptar los dictados de Olmert, podría ser acusado de apoyar a Hezbolá, Irán y Siria. La derecha le acusará no sólo de ser un “Stalin” sino un seguidor del fascismo islámico.

El único lugar del Partido Laborista está fuera de la coalición con los partidos burgueses. En lugar de actuar como cobertura para los ataques contra los trabajadores y los pobres y para una nueva guerra, deben actuar como una oposición de izquierdas. Hay mucho malestar entre los trabajadores en Israel, como se pudo ver en la declaración del Histradut después de las vacaciones: 200.000 trabajadores del sector público en huelga contra el presupuesto de 2007. Sin embargo, que la dirección derechista del Partido Laborista, incluido Peretz, abandone la coalición, o que el Histradut finalmente convoque la huelga es algo que todavía está por ver.

La población está dividida en Israel. Por un lado los trabajadores explotaos, los trabajadores extranjeros, los palestinos y los 1,6 millones de personas que viven en la pobreza. También están los ancianos y los que necesitan cuidado médico que no pueden pagar médicos privados. Después están al otro lado los millonarios, la clase media alta y sus políticos. La única forma de que los trabajadores y los pobres salgan de este caos y se libren de la guerra, la miseria y la explotación es por el camino de la revolución socialista. Como podemos ver, toda la región ha entrado en crisis. País tras país está sacudido por crisis militares, económicas y políticas. Los trabajadores y los pobres de Israel deben apelar a sus hermanos y hermanas de clase, a los trabajadores y los pobres de toda la región, para que se unan a ellos como parte de la revolución socialista mundial.


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