El fracaso del gobierno de los EEUU en la pasada Cumbre de Mar del Plata, en el que no pudo imponer un acuerdo en relación al ALCA, y el anuncio del ingreso de Venezuela en el MERCOSUR parecen haber resucitado la idea de una integración latinoamericana al margen de los grandes bloques comerciales imperialistas de EEUU y Europa.

El MERCOSUR hoy

Antes de avanzar una conclusión al respecto, conviene detenerse sobre la realidad del MERCOSUR hoy día.
El MERCOSUR (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) es un bloque económico constituido en torno a una unión aduanera, lo que supone un arancel externo común frente a las mercancías que ingresan desde el exterior. Pero a raíz de la crisis económica que se hizo presente en la región a fines de los 90, cada burguesía nacional quiso salvarse a costa de las demás introduciendo restricciones al comercio, cupos de importación y devaluaciones monetarias para vender más barato que sus competidoras y arrebatarse unas a otras sus mercados. La burguesía más fuerte de la región, la brasileña, fue quien salió mejor parada.

Incluso ahora, en pleno auge económico, los empresarios argentinos han puesto el grito en el cielo quejándose de la avalancha de mercancías brasileñas en territorio argentino. En el último año, el gobierno argentino tuvo que violar el tratado de MERCOSUR reiteradas veces al imponer cupos restrictivos y aranceles para la importación de calzado, textiles y electrodomésticos procedentes de Brasil. La liberación total del comercio (sin aranceles) de autopartes y automóviles, prevista para el 1º de enero del 2006, ha sido aplazada sin fecha a pedido de Argentina. Semanas atrás, el gobierno argentino, apuntando a Brasil, propuso nuevas cláusulas proteccionistas que autoricen a frenar automáticamente las exportaciones de un producto de un país miembro si ese ingreso perjudicara a la industria del socio importador. La burguesía brasileña puso el grito en el cielo y se negó en redondo a aceptar este reclamo.

Contrariando los Estatutos del MERCOSUR, la patronal argentina (UIA) está reclamando una reformulación del mismo para permitir que cada país pueda establecer por su cuenta tratados de libre comercio bilaterales con otros países latinoamericanos, de Asia, de Europa, y con EEUU para no quedar atada restrictivamente al comercio bilateral con Brasil. Paraguay y Uruguay, presionadas por EEUU, avanzan en la misma línea.

¿Qué cambia con el ingreso de Venezuela?

Este es el panorama que encuentra Venezuela en vísperas de su ingreso al MERCOSUR ¿Provocará cambios su ingreso? En absoluto. En primer lugar, el ingreso de Venezuela al MERCOSUR no será inmediato ya que llevará un tiempo la adaptación y adecuación de la normativa legal venezolana al MERCOSUR, debiendo abandonar la Comunidad Andina de Naciones (CAN) que integra con Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador, lo que aumentará las contradicciones del gobierno de Chávez con la burguesía venezolana que tiene intereses económicos en Colombia. Y por último, mañana los mismos problemas que vemos entre Brasil y Argentina se reproducirán con Venezuela, particularmente con la invasión de productos industriales de Brasil y Argentina, dada la mayor debilidad industrial de Venezuela. La débil burguesía venezolana ya puso el grito en el cielo, pero a esta competencia no escaparán tampoco las industrias estatales venezolanas. Puede que Venezuela se beneficie de la compra de productos agrícolas y alimenticios baratos de Argentina y Brasil, dado su déficit en este terreno, pero a medio plazo esto chocará con los intereses de sus pequeños campesinos.

Frente a la depredación rapaz de los tratados comerciales imperialistas, como el ALCA o los TLC, el gobierno de Chávez propone como alternativa mecanismos de integración, ayuda y solidaridad entre los pueblos latinoamericanos (ALBA), intercambiando petróleo por alimentos, o por servicios educativos y de salud. Pero esto es impracticable bajo el capitalismo. El MERCOSUR no es un tratado de asistencia mutua sino la arena de un circo donde cada burguesía nacional trata de arrebatar a las demás sus mercados y fuentes de materias primas.

Lejos de servir de polo de integración de las economías latinoamericanas, el MERCOSUR es un mero tratado comercial que a nadie contenta y que ha terminado en un fracaso. La realidad es que más del 50% de la población activa de los países integrantes está desocupada, subocupada o trabajando "en negro", y el nivel de pobreza alcanza al 40% de la población. Las débiles y reaccionarias burguesías latinoamericanas sólo pueden sobrevivir frente a la competencia exterior ofreciendo a los trabajadores salarios bajos y empleo precario.

Sólo el Socialismo puede unir América Latina

Durante 200 años las diferentes burguesías latinoamericanas oprimieron y reprimieron a los obreros y campesinos de sus respectivos países y entregaron las riquezas naturales y los principales recursos productivos a la depredación rapaz del imperialismo, con quien comparten lazos económicos, políticos y militares de todo tipo.

El viejo sueño de una América Latina unida sólo puede ser realizado por la acción revolucionaria independiente de la clase obrera en alianza con los campesinos pobres y el resto de las capas oprimidas de la sociedad, expropiando a las multinacionales y a la oligarquía en cada país e integrando los recursos humanos, económicos y naturales del conjunto de América Latina en una Federación Socialista.

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